Entre el beneplácito y el escepticismo, las reacciones a la reforma hacendaria


Entre la sorpresa, el beneplácito y el escepticismo giraron las primeras reacciones de especialistas en economía y finanzas así como representantes de organizaciones sociales, al conocer la iniciativa de reforma hacendaria del presidente Enrique Peña Nieto, particularmente por las propuestas de gravar las operaciones en el mercado bursátil y eliminar el régimen de consolidación fiscal que ha beneficiado a los grandes corporativos. Apuntaron que falta ver si la iniciativa es aprobada en el Congreso o si los legisladores ceden a las presiones del sector privado para acotarla.
“Sorprende positivamente la propuesta porque parece dar un viraje importante sobre la manera en que el gobierno federal pretende obtener los ingresos financieros, recargándose en los sectores con mayores ingresos y mayor capacidad económica.
“Muestra sensibilidad al no haber aumentado el impuesto al valor agregado (IVA) ni extender su aplicación a los alimentos y medicinas, porque habría perjudicado a los sectores más pobres, más aún por la desaceleración actual. Me parece que las cifras de pobreza pesaron mucho”, comentó José Luis de la Cruz Gallegos, director del Centro en Investigación en Economía y Negocios (Cien) del Tecnológico de Monterrey.
Eduardo Maubert, presidente de la Asociación Mexicana de Contadores Públicos (AMEF), ponderó que el presidente parece cumplir el ofrecimiento de presentar una reforma hacendaria para abatir la informalidad y para que paguen más quienes más tienen, pero subrayó que “habrá que ver si va a pasar, si los legisladores aguantan las presiones que seguramente habrá de los grandes grupos empresariales”.
Por su parte, la compañía Coca-Cola afirmó que un impuesto especial propuesto a las bebidas azucaradas como parte de un paquete económico es discriminatorio e incompatible con una buena política fiscal.
Ello, luego de que la propuesta de reforma fiscal que envió el presidente Enrique Peña Nieto al Congreso considera un impuesto especial de un peso por litro a las bebidas azucaradas, como medida para combatir la obesidad.
“Un impuesto sobre bebidas no está justificado. La gente consigue calorías de muchos alimentos y bebidas, y un impuesto sobre un producto no va a resolver un problema tan complejo como la obesidad”, dijo la firma en un comunicado. Agregó que los refrescos y otras bebidas endulzadas con azúcar representan sólo entre 5.5 y 6.6 por ciento de las calorías promedio que consumen los mexicanos.
Alejandro Calvillo, director de El Poder del Consumidor, aseveró que el impuesto de un peso por cada litro de bebidas azucaradas se ubica muy por debajo de la tasa tributaria que rige en otras naciones, por lo que difícilmente se inhibirá el consumo de dichos productos en la dieta de los mexicanos, considerados los mayores consumidores per cápita de refrescos en el mundo.
A su vez, los empresarios del sector turístico señalaron que la propuesta del Ejecutivo federal de eliminar la tasa cero a la realización de congresos internacionales en el país significa una desventaja para los destinos turísticos mexicanos frente a sus competidores, y no es favorable para el turismo de reuniones.
Por su parte, la consultoría Mediatelecom propuso que se elimine la aplicación del impuesto especial sobre producción y servicios (IEPS) a los servicios de telecomunicaciones, porque no se trata de bienes de lujo, sino de servicios públicos que se han vuelto esenciales para la población. Su actual aplicación inhibe que más ciudadanos tengan acceso a la tecnología por su encarecimiento artificial, que, dijeron, no ha funcionado porque no se ha recaudado lo esperado.

Susana González, Julio Reyna, Miriam Posada, La Jornada, 10 de septiembre.

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