'En la zona de nadie'

El Bordo de Tijuana es una zona de nadie, donde confluye la miseria, la depresión emocional, las adicciones y la ausencia total del Estado.

Tonatiuh Guillén, presidente de El Colegio de la Frontera Norte (Colef), advirtió que en este cinturón de miseria, donde diariamente las personas ven transgredidos sus derechos fundamentales, ha crecido gracias a la indiferencia y negligencia de los Gobiernos federal y locales.

"Son deportados y emocionalmente quedan devastados, El Bordo es una recreación de esa devastación, de esa exclusión, adicionado por una incomprensión tremenda de la problemática por todos. También nos retrata una indefinición de una política nacional explícitamente diseñada para atender este tema", indicó en entrevista.

El investigador manifestó que el Instituto Nacional de Migración recibe a los migrantes y les da algún tipo de registro y ayuda menor, que es insuficiente.

Por tanto, dijo, resulta urgente la intervención de dependencias federales y locales, pues la problemática abarca temas de salud, laborales, educativos, sociales, entre otros.

En el segundo semestre del año, los migrantes fueron desalojados de El Bordo con el argumento de "limpieza de basura, maleza y personas", y trasladaron su campamento a la plaza de la Constitución, donde comenzaron a vivir hacinados y sin respaldo institucional alguno.

Entre las propuestas que sugiere el proyecto "El Bordo del canal del Río Tijuana: estimación y caracterización de la población", para mejorar las condiciones de estos hombres y mujeres, está que el Estado implemente albergues capaces de garantizar el derecho a la vivienda, alimentación, salud física y psicológica, aseo personal, seguridad e integridad.

Se resalta la importancia de evitar el discurso criminalizador de autoridades hacia la población de El Bordo y los migrantes en general, y otorgar documentos de identidad a los deportados, y facilitar el retorno a sus lugares de origen, entre otros.

Henia Prado, Reforma, 13 de noviembre.