La inteligencia electoral del chavismo

CARACAS.— El ascensor se abre en el piso 9 de la torre oeste de Parque Central, en Caracas. El nombre del antiguo Ministerio de Energía y Minas recibe a los visitantes, pero en todo el piso no hay más avisos que indiquen que se trata de una oficina pública.
Quien llega hasta este lugar es porque sabe que aquí funciona la sede central del Frente Francisco de Miranda (FFM), la organización de jóvenes formados en Cuba que el fallecido presidente Hugo Chávez constituyó el 29 de junio de 2003, con la ayuda de Fidel Castro, para crear una cantera particular de líderes comprometidos con su ideario político. En la sala de espera, los mosaicos del suelo le confirman al visitante dónde está: FFM, se lee en una composición de letras verdes sobre fondo crema.
Las oficinas de ese piso están remodeladas con puertas de cristal que dejan ver afiches de Chávez, del Che Guevara, de Simón Bolívar y de Francisco de Miranda, las figuras cuyos rostros están en el nuevo logo de la organización. Una mujer detiene a un hombre con la franela roja del FFM y le pregunta sobre cómo solicitar una colaboración para costear el tratamiento médico de su abuela.
“¡En qué momento se vino a enfermar tu abuelita! Ahora estamos trabajando en las elecciones, si no la ayuda te saldría rápido”, le explica antes de seguir su camino.
El FFM tiene 22 mil miembros, organizados en una estructura de escuadras dirigida por estados mayores municipales, regionales y nacionales. Más allá de ser un semillero de liderazgo y de articulación del trabajo con las misiones sociales, el grupo ha actuado en favor del chavismo y sus candidatos, con Chávez como primero de ellos. “Los reconocemos como una de las organizaciones que forman parte de nuestra maquinaria”, admite el diputado Robert Serra. Formalmente constituyen una fundación del Estado que estuvo adscrita entre 2003 y 2007 al ministerio de Economía Social —antecesor del ministerio de Comunas— y a partir de entonces al ministerio de Agricultura y Tierras.
En los últimos 9 años, el FFM recibió, por lo menos, 230 millones de dólares de financiamiento gracias a créditos adicionales solicitados por esos dos despachos a la Asamblea Nacional. El monto se ha empleado principalmente para pagar becas a las personas que, llegado el momento, se alistan para ganar comicios como un ejército electoral. Poco más se sabe de las fuentes que financian las necesidades de una agrupación cuyos integrantes afirman recibir en el presente ayudas de mil bolívares mensuales.
Un conjunto de documentos a los que tuvo acceso El Nacional —que fueron contrastados con entrevistas a miembros activos y retirados del grupo, y a dirigentes del chavismo— ofrece una perspectiva inédita de las acciones que el frente ejecuta en campañas electorales y durante elecciones.
Manejan sistemas informáticos y de telecomunicación para movilizar electores en tiempo real a puntos donde lo requieran; identifican y registran votantes en más de 180 parroquias y 3 mil 700 centros de votación priorizados; cruzan la data de las misiones sociales con el Registro Electoral para garantizar la presencia de los beneficiarios en las urnas; envían militantes como testigos y miembros de mesa a colegios electorales clave; forman agitadores políticos en comunidades populares, y desarrollan contactos y coordinaciones con otras instituciones clave del Estado, entre las que está el Consejo Nacional Electoral.
Ni siquiera la Ley contra la Corrupción —cuyo artículo 13 prohíbe el uso de recursos públicos para favorecer parcialidades políticas— ha sido hasta ahora barrera para la organización que para los comicios del domingo se integra a una fuerza mayor en la que destacan 12 partidos políticos unidos en el Gran Polo Patriótico, 13 mil Unidades de Batalla del PSUV y un conjunto de instituciones, empresas y medios estatales que se vuelcan en una estrategia general que la oposición califica de abusiva. Una petición de entrevista sobre el tema fue dirigida al Estado Mayor Nacional del FFM, que dio una respuesta negativa después de una discusión colectiva.
Un sistema centralizado
Integrantes del frente confirmaron la existencia de una plataforma comúnmente conocida como “Sistema electoral” que se activa en las jornadas comiciales. Los documentos explican que la herramienta informática recibe los reportes enviados por los miembros de la organización a través de mensajería de texto.
El propósito principal es monitorear los comicios e identificar a cuáles centros de votación deben ser desplazados los militantes del chavismo que no hayan acudido a las urnas. Una presentación de 2012, con el logo del Ministerio de Comunas, indica que los militantes también deben enviar reportes que expresen cuál es la inclinación política de las personas en las colas y si votaron por la opción “roja” —color del partido oficial— o por la “azul” —opositora—.
“El sistema de mensajitos fue desarrollado por cubanos y venezolanos y tiene códigos que cambian cada elección”, explican las fuentes. Los activistas afirman que el conocimiento de las tendencias de votación se desprende esencialmente de la información que recogen en los “puntos rojos” que se despliegan cerca de los colegios electorales, violando las normas que impiden el proselitismo a menos de 200 metros de esas instalaciones.
Los cuadros del PSUV utilizan esos kioscos para revisar las listas 1x10 de simpatizantes que sufragaron y reportaron su voto. El cotejo de esos datos con los de participación permite proyectar cuántos sufragios han sido favorables, cuántos contrarios y cuántos se necesitan para ganar.
La sala electoral —la cual suele instalarse en el Ministerio de Comunas, según los informes obtenidos— centraliza los reportes y envía las instrucciones para la movilización que se ejecutan básicamente a través de operadores telefónicos. Esa fue una maniobra que se puso en práctica en un momento crucial: las elecciones presidenciales del pasado 14 de abril.
Las fuentes le atribuyen un valor decisivo a la operación. A las 2:00 pm los reportes que manejaban integrantes del frente indicaban que Maduro perdía por una diferencia de medio millón de votos contra su rival, Henrique Capriles, candidato de la opositora MUD. La ejecución del plan de movilización arreció con el objetivo de preservar el futuro del chavismo en el poder. “Estábamos con un pie adentro y otro afuera”, confiesa un miembro del FFM que trabajó ese día en un centro electoral de Antímano y que sintió como esa tarde se escurría el proyecto socialista de las manos.
“La elección fue muy difícil porque ya no estaba Chávez”, admite otra integrante del FFM que laboró en El Valle. Ambos señalan que la organización ayudó a movilizar todos los recursos humanos y materiales disponibles para revertir la tendencia.
Caballería para octubre
La jornada en la que Chávez se jugó la reelección el 7 de octubre de 2012 fue una de las que exigió mayor preparación por parte del frente, el cual no ocultó en sus mensajes públicos que sumaría todos sus esfuerzos para apoyar al fallecido gobernante.
Los informes detallan, entre otras actividades, el desarrollo de un proceso rápido de capacitación de agitadores políticos, que se ejecutó con participación de instructores cubanos.
El objetivo —según se desprende de una presentación interna— era el siguiente: “Formar nuevos luchadores capaces de dar el debate y mantener un clima permanente de movilización y agitación política”. Uno de las simpatizantes entrevistados para este trabajo admitió que recibió un taller en Catia. “Lo facilitaba un integrante del FFM en compañía de dos instructores cubanos. Nos enseñaron a hacer grafitis”.
El detalle de la formación de agitadores fue sólo una faceta de una estrategia más amplia que recibió la denominación de P-100, de acuerdo con los documentos. Ese nombre fue la abreviación de un plan de preparación ejecutado en los 100 días previos al 7-O. Abarcaba una detallada agenda de actividades de análisis e inteligencia electoral y de organización y despliegue para lo que se comparó con una nueva Batalla de Carabobo.
Su desarrollo coincide con lo revelado incluso en notas de prensa oficiales. Una fue emitida el 30 de abril de 2012 por el Fondo de Desarrollo Agrario Socialista del MAT y se describía que el 1 de julio —fecha de inicio de la campaña— se iniciaría un “ataque general de la caballería”. El lenguaje coincide letra a letra con el contenido de un reporte titulado Presentación Nacional Plan de Acción de la Caballería Patriótica, y el cual tiene el logo del FFM. En el documento se instruía a los jefes regionales de la agrupación a realizar un conjunto de acciones.
Entre ellas, por ejemplo, calcular con precisión el número de votos que la organización podía movilizar y definir personal responsable de cada colegio electoral priorizado.
Un militante de la organización en Antímano confirmó que los preparativos incluyen el registro de cada votante con sus necesidades concretas de transporte. “Los jeeps pueden movilizar hasta 250 votos en un día y las motocicletas se encargan de los electores de zonas más alejadas. Todo eso lo anotamos como parte de los P-100, que se activan con anticipación a la fecha electoral”.
El trabajo para la captación de los “misioneros” se hace con anticipación. “Saludos, camaradas, como parte de las acciones que estamos realizando para garantizar la victoria perfecta a la que nos convoca Chávez, se encuentra la movilización de los beneficiarios de las misiones y grandes misiones en las que tenemos el honor de participar”, se expresa en un comunicado, en el que se llama a iniciar un proceso de contacto cara a cara y telefónico con los favorecidos por los programas oficiales y sus familiares a una semana de las elecciones.
“Con los beneficiarios hablamos permanentemente, le recordamos los logros del gobierno de Chávez y la importancia de mantener el poder. Cuando hay elecciones, simplemente profundizamos los contactos”, dice la integrante del frente en la parroquia El Valle. El FFM recibió su bautismo de fuego al calor electoral de ese año, cuando se recogían firmas para pedir el referéndum revocatorio contra Chávez y estaban pautadas las elecciones regionales del mismo año. En esa oportunidad hicieron una contribución estratégica: cedular, con la Misión Identidad, a más de 3.4 millones de personas que luego fueron clave en la victoria del gobernante que en su momento voceros opositores calificaron de fraudulento.
Una década después, de cara a los comicios del 8 de diciembre, el frente sigue movilizado y ha tenido que asumir nuevas funciones para contribuir con la maquinaria. Luego de que los candidatos del PSUV fueran escogidos a dedo, cientos de Unidades de Batalla quedaron incompletas debido a que algunos de sus integrantes se postularon fuera del Gran Polo Patriótico. Distintas fuentes consultadas, tanto del partido de gobierno como del frente y de toldas del GPP, aseguraron que muchas de esas vacantes están siendo ocupadas por miembros del frente y jóvenes inscritos en la Jpsuv. “El que movilice más ese día es el que triunfará”, dijo Francisco Ameliach, jefe del Comando Bolívar-Chávez.
Celina Carquez, Fransz Von Bergen, Adriana Rivera y María Victoria Fermín, El Universal, 8 de diciembre.

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