López Obrador, fuera de peligro tras infarto

La madrugada de este martes fue intervenido quirúrgicamente Andrés Manuel López Obrador, presidente del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), a causa de un infarto agudo al corazón. El procedimiento fue exitoso y su evolución es favorable, informó el cardiólogo Patricio Ortiz Fernández, quien tuvo a cargo la atención del político tabasqueño.
Explicó que de continuar así, sin complicaciones, López Obrador –quien recientemente cumplió 60 años– permanecerá los siguientes dos a cinco días en la unidad coronaria del hospital Médica Sur, adonde llegó por su propio pie a las 2:30 de la mañana. Sus síntomas eran dolor en el pecho y dificultad para respirar. En unos cuantos minutos le hicieron la valoración médica, y a las 3:15 ya estaba en el quirófano, indicó.
En conferencia de prensa en el auditorio del nosocomio, en la cual también participó Andrés Manuel López Beltrán, hijo del ex candidato a la Presidencia de la República, el cardiólogo explicó que el dirigente de Morena no tenía antecedentes de enfermedad alguna, aunque generalmente los infartos se presentan por la presencia de placas de colesterol y coágulos que obstruyen la circulación sanguínea de las arterias. En este caso se trató de la arteria descendente anterior, indicó.
Ortiz Fernández comentó que desde ayer el dirigente de Morena se alimenta de manera normal y ha estado consciente todo el tiempo. La unidad coronaria se encuentra en el primer piso de la torre de especialidades médicas del hospital, el cual desde temprana hora endureció las medidas de seguridad.
Una vez que trascendió la información sobre el internamiento de López Obrador, la vigilancia en las diferentes áreas se reforzó, y en la unidad coronaria, equivalente a una zona de terapia intensiva, una de las reglas es que sólo se permite el ingreso de familiares.
A lo largo de la mañana circularon diferentes versiones sobre la situación en que se encontraba el político tabasqueño. Entre otras, que había sufrido una crisis hipertensiva o que tuvo dos infartos al miocardio. En el hospital, el hermetismo fue absoluto hasta la hora de la rueda de prensa, que comenzó a las 14 horas.
Ahí, el cardiólogo dijo que los síntomas con que llegó López Obrador daban cuenta de un “infarto en evolución”. El procedimiento al que fue sometido se denomina angioplastía con colocación de stent o cateterismo cardiaco. Consiste en la colocación de una prótesis endovascular (stent), la cual es un tubo de malla que se coloca por dentro de la arteria y con un mecanismo especial para evitar que se vuelva a obstruir.
Para dar idea del tipo de cirugía que se trata, el médico dijo que es un “procedimiento fuerte con intervención menor”, que en el caso de López Obrador duró poco más de una hora.
Información de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos señala que en estos casos los pacientes deben reducir al mínimo la actividad física durante los dos días siguientes, y los tres posteriores no deben realizar esfuerzos, como levantar objetos de más de 4.5 kilogramos.
Sólo hasta el quinto día es posible que reinicien actividades moderadas, pero nada que les provoque fatiga, falta de aire o dolor en el pecho. La página de la institución también recomienda que las personas sometidas a un cateterismo eviten conducir automóviles.
Ayer el doctor Ortiz Fernández comentó que López Obrador deberá tomar medicamentos durante un largo periodo; por ahora no es posible saber si el infarto tendrá alguna secuela. Eso se verá con el paso de los días, y “en algún momento” el tabasqueño podrá realizar sus actividades normales. No hay un tiempo predeterminado para su recuperación; esto es variable, dijo. Expertos consultados coincidieron con esta aseveración, pero advirtieron que lo recomendable dentro de lo “normal” no será más una vida agitada y de viajes permanentes o prolongados como los que acostumbraba realizar por el país.

Ángeles Cruz Martínez, La Jornada, 4 de diciembre.

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