Muy grave para el país, experimento del Congreso de remplazar al IFE: Marván

En vísperas de convertirse en la primera mujer en dirigir el Instituto Federal Electoral, María Marván no oculta sus diferencias con el “experimento” que el Congreso prepara con la reforma electoral: “lo que se avizora genera más angustias que tranquilidad. No hay esa sensación de que resolverá los problemas y de que vamos a procesos más tersos, sencillos y claros. Eso no va a suceder”.
Y casi sin pausa descalifica los alcances del proyecto: “una reforma constitucional cuyo verbo preferido es el ‘podrá’, en términos constitucionales pierde claridad, abre paso a la incertidumbre. El próximo Consejo General decidirá cosas trascendentales, como atraer o no un proceso electoral local, delegar o no la realización del Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP), con un amplísimo margen de discrecionalidad y niveles de presión nunca vistos hacia la autoridad.
No oculta su desaliento sobre el futuro del sistema electoral, al que augura un “retroceso”, al tiempo que desliza la incapacidad de los legisladores de asumir que su negociación en realidad es un asunto de Estado.
–¿Es un experimento?
–Sí. Y yo me pregunto si este país, cuando el problema electoral estaba resuelto, merece experimentos cuyas consecuencias, si salen mal, difícilmente podrían remediarlo.
Impotencia, tristeza, preocupación, son las sensaciones que le vienen a la cabeza al definir la “difícil” coyuntura que enfrenta el IFE, y sin matices considera que el proyecto en ciernes “es muy grave para el país. Espero equivocarme; créame que lo espero”.
–¿Cuáles son las principales preocupaciones?
–La falta de claridad en las reglas. El modelo electoral ha funcionado porque tiene verticalidad, pues el Cofipe es un manual de procedimientos que señala a la autoridad, paso a paso, qué debe hacer –no dice que puede hacer–, cuándo y en qué orden. Es una pirámide con una base muy ancha, donde lo que mandata el Consejo General se acata, no lo revisa la junta distrital.
“Ahora tendremos una institución con una línea federal y otra local, con una suerte de ramificaciones y válvulas que se abrirán y cerrarán a discreción de la autoridad, en el momento en que les parezca”.
Censura que el instituto nacional electoral (INE) estaría en opción de decidir si atrae el PREP de Nuevo León, pero lo deja en Jalisco; si en Michoacán mantiene la capacitación al local, pero en Puebla no. “Es un cartabón muy poco claro, al menos en lo constitucional, de cuáles son los requisitos que justifican una atracción o cuando falten condiciones que lo justifiquen”.
–¿Será casuístico?
–Será casuístico. Actualmente la organización electoral está diseñada como un cronómetro en el Cofipe. Y ahora no se ve cómo van a armar eso en la reforma constitucional con la precisión del manual que ahora tenemos.
–¿Cree que el futuro de los actuales consejeros es otro tema ambiguo?
–No lo creo, lo veo clarísimo.
–¿Por la posibilidad de participar en el proceso?
–No podría formar parte de un cuerpo que va a arbitrar un proceso sin la suficiente confianza de los jugadores; no total, pero suficiente. Cuando llegué aquí dije a quienes eligieron entonces que ponía como condición la confianza, porque no me iba a inscribir en un proceso (participé en uno y me fue bastante mal, antes de su designación). No me inscribí entonces y no lo haré ahora.
–La inamovilidad de los consejeros es clave en la autonomía del IFE, y hace tiempo que no se respeta.
–Actualmente ese tema es una burla para los partidos; lo fue en 2003, en 2006, y lo hicieron ahora. Recordemos que en 2003 tenían posibilidad de relegirse, y les incomodó tanto elPemexgate y Amigos de Fox que dicha inamovilidad se convirtió en pápel mojado, igual que en 2006, y también en este momento.
“Las fuerzas políticas deberán asumir con responsabilidad que el próximo organismo electoral se debe conformar a partir de un acuerdo político con un grado suficiente de confianza. Yo no me inscribiré: o me tienen confianza o no. Ellos ya tomaron su decisión”.
–¿Esa inestabilidad genera más incertidumbre?
–Más allá de cuestiones personales, es un problema institucional gravísimo. Los partidos deciden por sus preocupaciones de corto plazo donde el estado de derecho es una linda sugerencia. No hay democracia que funcione así.
Para Marván no es admisible la creación de reglas sin el consenso general, porque ocasionará que, en su momento, cada partido quiera jugar con sus reglas. Lamenta que la reforma electoral esté condicionada por las negociaciones de la energética. “Hay un condicionamiento chantajista” que pone en entredicho los alcances de una reforma electoral, que necesariamente debe salir de consenso; no puede cada partido querer jugar con sus reglas, advierte.

Alonso Urrutia, La Jornada, 4 de diciembre.

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