En duda, nueva ley migratoria

WASHINGTON.— En un nuevo revés a las expectativas de una reforma migratoria este año, el líder de la mayoría republicana, John Boehner, culpó ayer por adelantado al presidente estadounidense Barack Obama del eventual fracaso en unas negociaciones que se han entrampado en un ambiente de escepticismo mucho antes de comenzar.
“Será muy difícil hacer avanzar una legislación (de reforma migratoria) este mismo año, mientras el gobierno (del presidente Barack Obama) no haga cumplir nuestras leyes”, advirtió ayer Boehner.
“El presidente tiene que demostrarle a los estadounidenses y a mis colegas que se puede confiar en él para que implemente la ley tal como está escrita (...) tiene que hacer su parte”, alegó Boehner, en un sorpresivo giro que ha cedido ante las presiones del sector más conservador que ya había advertido contra el peligro de reabrir el proceso de negociaciones migratorias en un año de elecciones legislativas clave. Así, Boehner parece buscar un cierre de filas en su partido para lanzarse a la conquista de la mayoría en el Senado y retener el control de la Cámara de Representantes en las elecciones del 4 de noviembre.
Según las últimas proyecciones de opinión pública, el Partido Republicano podría ganar 6 escaños en esas elecciones y arrebatar el control del Senado a los demócratas.
Las declaraciones de Boehner se suman a las que lanzó esta semana el líder de la minoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, quien aseguró que la reforma migratoria es un “conflicto irresoluble” en 2014. McConnell se enfrenta a un candidato del Tea Party en las primarias de Kentucky, por lo que decidió arrojar por la borda cualquier apoyo a una iniciativa de reforma migratoria que sepultaría sus posibilidades a la reelección.
Tras un primer atisbo de esperanza, en el que los republicanos habían reconocido su disposición a ceder siempre y cuando no se condicionara la reforma a la ciudadanía y se reforzara la seguridad fronteriza con México, el número de obstáculos han comenzado a multiplicarse para poner en entredicho el éxito de las negociaciones.
Ante las resistencias al interior de un Partido Republicano más dividido que nunca frente al tema migratorio, organizaciones defensoras de los inmigrantes exigieron ayer mismo no bajar la presión y anticiparon que como parte de nuevas acciones no sólo proseguirán con sus protestas y marchas, sino que incluso buscarán el apoyo del papa Francisco para que abogue por su causa ante Obama en la visita que éste realizará a la Ciudad del Vaticano el próximo 27 de marzo.
Además, una coalición de organizaciones alistan una serie de marchas y acciones en distintos puntos del país para dejar en claro que piensan ceder ante la poca seriedad de los republicanos que, hace apenas una semana, entreabrían la puerta a una negociación que hoy no parece ir ningún lado.
Jaime Hernández corresponsal, El Universal, 7 de febrero.

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