Ni una deportación más, exigen activistas

WASHINGTON.— Al grito de “Ni una deportación más”, líderes religiosos de distintas congregaciones se hicieron arrestar ayer frente a la Casa Blanca, en un desesperado intento por ampliar el Programa de Acción Diferida en favor de una población indocumentada que se encuentra en un limbo judicial y a merced de la más intensa campaña de redadas y deportaciones en la historia de Estados Unidos.
“Apelamos a la moral y a la ética del presidente Barack Obama. Ya es hora de evitar más sufrimientos a las familias de millones de inmigrantes que todos los días son separadadas de sus padres, madres o hijos”, aseguró la reverenda Minerva Castaño, quien ayer fue arrestada en compañía de activistas y familiares de inmigrantes encarcelados y en vías de ser deportados.
Con una temperatura cercana a los cero grados centígrados y cúmulos de nieve en las inmediaciones, el grupo de religiosos arribó al parque Lafayette para protagonizar una serie de rezos antes de encaminarse rumbo a la verja principal de la Casa Blanca, donde permanecieron hincados hasta que agentes de Inmigración y Aduanas les leyeron sus derechos antes de arrestarlos.
Con los ojos enrojecidos, Hermina Gallegos López, una inmigrante mexicana de Quintana Roo, narró la detención de su hija de 20 años y su esposo. Ambos, permanecen encarcelados a la espera de ser deportados.
“La mitad de mi familia está detenida. Mi esposo está en una cárcel de Texas. Mi hija, de 20 años y enferma, está en un centro de detención en Arizona. Le vengo a pedir al presidente Obama que se compadezca de mí. No somos una familia de delincuentes. Somos una familia honrada y trabajadora que llegó a Estados Unidos en busca de un futuro mejor”, aseguró Hermina, una mujer de baja estatura y con el rostro demacrado por un largo peregrinar para tener contacto con sus seres queridos.
“Es hora de poner fin a sufrimiento”
“La administración del presidente Obama se encuentra a punto de romper la barrera de los 2 millones de deportados. Ya es hora que ponga fin a tanto sufrimiento. Es hora de que extienda el beneficio del Programa de Acción Diferida a quienes han vivido durante demasiado tiempo en un ambiente de zozobra y persecusión”, consideró Harriet Jane Olson, del grupo Unión de Mujeres Metodistas.
Con la acción protagonizada ayer frente a la Casa Blanca, una miríada de grupos religiosos se han sumado a la campaña de organizaciones sindicales y defensoras de derechos humanos para poner un alto a las deportaciones mientras prosigan en punto muerto las negociaciones entre demócratas y republicanos a favor de una reforma migratoria .
Apenas el pasado 10 de febrero, , la poderosa central sindical de la AFL/CIO apadrinó un recurso legal para frenar la deportación de más de mil indocumentados por día y exigió al presidente Obama autorizar la expansión del Programa de Acción Diferida, que ha permitido salvar a más de 2 millones de hijos de indocumentados —los llamados dreamers—, para evitar que miles de familias sigan sufriendo la separación de sus seres queridos.
“Lo único que le pido al presidente Obama es que detenga este sufrimiento. A mi esposo, una persona honesta y trabajadora, lo detuvieron mientras estábamos cerrando nuestro negocio. Me han dejado sola y con mis dos niñas. No hemos cometido ningún crimen. Sólo queremos que se nos dé una oportunidad para nuestra familia”, aseguró Pilar Molina, una de las manifestantes que formó parte del grupo que se hizo arrestar ayer frente a la Casa Blanca.
Jaime Hernández corresponsal, El Universal, 18 de febrero.

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