Entre 2007 y 2008, el Centro de Atención Pastoral de Migrantes de la Ciudad de Guatemala ha registrado una disminución de 42 por ciento en el número de migrantes que recibe.
En años anteriores, las dos casas del migrante en Guatemala -una en la capital y otra en la frontera de Tecun Umán, en el Departamento de San Marcos- atendían un promedio de 26 mil migrantes anuales.
En lo que va de 2008, apenas han atendido a cerca de 11 mil.
El coordinador del centro, Carlos López, aseguró que si bien esta disminución está relacionada con la política antimigrante en Estados Unidos, también se debe a que existe mayor temor de los migrantes a cruzar México donde, dijo, se han incrementado los abusos contra este grupo.
"A partir de las redadas, deportaciones masivas y persecución en Estados Unidos, el temor ya se apoderó de la región.
"Si hacemos una comparación de la migración de hace 5, 10, 15 años, hay más violaciones en los retenes, en pedir dinero para permitir el paso. Ahora los migrantes se enfrentan a delincuentes, a la Policía, al Ejército. Incluso en Guatemala están poniendo retenes en cada distancia y pidiendo dinero", aseguró en entrevista.
Durante la Segunda Jornada sobre Migración y Derechos Humanos en la Cámara de Diputados, Carlos López advirtió que muchos jóvenes guatemaltecos terminan en las filas de la delincuencia, utilizados por los narcotraficantes para pasar droga.
"El Estado se hace de la vista gorda", señaló.
Las casas de atención al migrante en Guatemala, explicó, brindan su servicio fundamentalmente a personas provenientes de otros países de centro y Sudamérica pues, dijo, los guatemaltecos hacen escala en México.
A los que llegan a las casas se les advierte de los riesgos que corren al cruzar México, tales como los secuestros y la trata de personas.
Actualmente, aseguró, corre menos riesgo en migrar la persona que trae dinero y puede pagar a un coyote o la extorsión de las autoridades.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Migración, entre enero y septiembre de 2008 han sido repatriados 45 mil 839 migrantes centroamericanos, 21.7 por ciento menos que en el mismo periodo del año anterior.
En años anteriores, las dos casas del migrante en Guatemala -una en la capital y otra en la frontera de Tecun Umán, en el Departamento de San Marcos- atendían un promedio de 26 mil migrantes anuales.
En lo que va de 2008, apenas han atendido a cerca de 11 mil.
El coordinador del centro, Carlos López, aseguró que si bien esta disminución está relacionada con la política antimigrante en Estados Unidos, también se debe a que existe mayor temor de los migrantes a cruzar México donde, dijo, se han incrementado los abusos contra este grupo.
"A partir de las redadas, deportaciones masivas y persecución en Estados Unidos, el temor ya se apoderó de la región.
"Si hacemos una comparación de la migración de hace 5, 10, 15 años, hay más violaciones en los retenes, en pedir dinero para permitir el paso. Ahora los migrantes se enfrentan a delincuentes, a la Policía, al Ejército. Incluso en Guatemala están poniendo retenes en cada distancia y pidiendo dinero", aseguró en entrevista.
Durante la Segunda Jornada sobre Migración y Derechos Humanos en la Cámara de Diputados, Carlos López advirtió que muchos jóvenes guatemaltecos terminan en las filas de la delincuencia, utilizados por los narcotraficantes para pasar droga.
"El Estado se hace de la vista gorda", señaló.
Las casas de atención al migrante en Guatemala, explicó, brindan su servicio fundamentalmente a personas provenientes de otros países de centro y Sudamérica pues, dijo, los guatemaltecos hacen escala en México.
A los que llegan a las casas se les advierte de los riesgos que corren al cruzar México, tales como los secuestros y la trata de personas.
Actualmente, aseguró, corre menos riesgo en migrar la persona que trae dinero y puede pagar a un coyote o la extorsión de las autoridades.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Migración, entre enero y septiembre de 2008 han sido repatriados 45 mil 839 migrantes centroamericanos, 21.7 por ciento menos que en el mismo periodo del año anterior.
Silvia Garduño, La Jornada, 27 de noviembre.
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