Siempre ha estado a favor del aborto, pero nunca imaginó que tendría que enfrentar la disyuntiva de elegir entre ser madre o recurrir a la interrupción legal de su embarazo, que es de siete semanas.
Esta joven, de 19 años, ha buscado información en internet desde que tenía cinco semanas de gestación, ha ido a consultas ginecológicas, se ha hecho estudios y ha meditado a solas en su habitación qué hacer.
La molestia que generará en su padre conocer su embarazo y el temor de enfrentar sola la maternidad es lo que la ha impulsado a tomar la decisión de abortar y por ello después de ver varias opciones decidió acudir al Centro de Salud, pero no consiguió información sino después de varias visitas.
En la ciudad, según Javier Hidalgo, director del Instituto de la Juventud del DF, el número de embarazos de adolescentes no coincide con el de abortos ya que éste es mucho menor.
Ello significa, explica, que la interrupción legal no es una práctica a la que recurran con mucha frecuencia las jóvenes capitalinas “ya sea porque necesitan el permiso del papá o desean tener familia”.
Para esta joven, internet se convirtió en la herramienta más cercana y discreta y a través de la navegación consultó diferentes opciones una vez que superó la indecisión: “Llegué a pensar en tenerlo, pero más que nada lo estoy haciendo por mí, porque no es el ideal de tener una familia así”, señala.
Cuando comenzó su relación con su novio, ambos establecieron reglas y una de ellas era que no tendrían un hijo, porque él ya se encuentra comprometido.
Sin el respaldo familiar que necesita, ha estado a punto de contarles a sus padres lo que ocurre, pero sabe que su madre no la apoyará en la decisión de abortar y eso la hace mantener en secreto su embarazo.
Un legrado y un tratamiento de pastillas por 4 mil pesos en una clínica privada no le resultaron confiables y por eso acudió a los servicios de salud del GDF en busca de respuestas, pero la primera vez estaban cerradas las instalaciones y la segunda tuvo que esperar una hora a que la encargada regresara de comer.
No encontró todo lo que buscaba, pero al saber que el método se encuentra legalizado hasta 12 semanas de gestación dice que volverá a intentarlo, aunque ahora le preocupa que a pesar de ser mayor de edad tiene que ir acompañada de un adulto.
De acuerdo con el Diagnóstico de Derechos Humanos del Distrito Federal 2008 en la ciudad hay un millón 421 mil 930 mujeres jóvenes entre las que tienen lugar 25 mil partos al año, 40% de ellos no deseados y 10% de los cuales terminan en abortos.
Esta joven, de 19 años, ha buscado información en internet desde que tenía cinco semanas de gestación, ha ido a consultas ginecológicas, se ha hecho estudios y ha meditado a solas en su habitación qué hacer.
La molestia que generará en su padre conocer su embarazo y el temor de enfrentar sola la maternidad es lo que la ha impulsado a tomar la decisión de abortar y por ello después de ver varias opciones decidió acudir al Centro de Salud, pero no consiguió información sino después de varias visitas.
En la ciudad, según Javier Hidalgo, director del Instituto de la Juventud del DF, el número de embarazos de adolescentes no coincide con el de abortos ya que éste es mucho menor.
Ello significa, explica, que la interrupción legal no es una práctica a la que recurran con mucha frecuencia las jóvenes capitalinas “ya sea porque necesitan el permiso del papá o desean tener familia”.
Para esta joven, internet se convirtió en la herramienta más cercana y discreta y a través de la navegación consultó diferentes opciones una vez que superó la indecisión: “Llegué a pensar en tenerlo, pero más que nada lo estoy haciendo por mí, porque no es el ideal de tener una familia así”, señala.
Cuando comenzó su relación con su novio, ambos establecieron reglas y una de ellas era que no tendrían un hijo, porque él ya se encuentra comprometido.
Sin el respaldo familiar que necesita, ha estado a punto de contarles a sus padres lo que ocurre, pero sabe que su madre no la apoyará en la decisión de abortar y eso la hace mantener en secreto su embarazo.
Un legrado y un tratamiento de pastillas por 4 mil pesos en una clínica privada no le resultaron confiables y por eso acudió a los servicios de salud del GDF en busca de respuestas, pero la primera vez estaban cerradas las instalaciones y la segunda tuvo que esperar una hora a que la encargada regresara de comer.
No encontró todo lo que buscaba, pero al saber que el método se encuentra legalizado hasta 12 semanas de gestación dice que volverá a intentarlo, aunque ahora le preocupa que a pesar de ser mayor de edad tiene que ir acompañada de un adulto.
De acuerdo con el Diagnóstico de Derechos Humanos del Distrito Federal 2008 en la ciudad hay un millón 421 mil 930 mujeres jóvenes entre las que tienen lugar 25 mil partos al año, 40% de ellos no deseados y 10% de los cuales terminan en abortos.
Mónica Archundia, El Universal, 6 de noviembre.
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