LA HABANA.- Arnaldo Ramos es el primero de los 75 disidentes cubanos detenidos en marzo de 2003 que ha sido excarcelado sin condiciones y permanece en su país, negado al destierro que aceptaron otros compañeros.
Ramos, de 67 años, era el preso más grande del grupo. Estuvo casi ocho años de los 18 a los que fue condenado por actos contra la seguridad del Estado en prisión.
"La cárcel igual que el régimen cubano son profundamente aburridos: todos los días las mismas consignas y las mismas imposiciones, sin el menor respeto a la inteligencia de la población", opinó, apenas a dos semanas de su regreso a casa.
"Nuestra libertad se la debemos sobre todo a las Damas de Blanco, que han sido tenaces y valientes, elemento fundamental", externó.
"Yo nunca estuve enfermo. En la cárcel me dedicaba a leer. Intentaba mantenerme informado. Pero el sistema carcelario de Cuba es duro. Nunca me permitieron contactar con otros presos políticos", declaró a REFORMA el disidente.
El también economista y fundador del ilegal Instituto Independiente de Economía, que dirige Martha Beatriz Roque -otra economista del grupo de los 75, excarcelada en 2004-, asegura que seguirá en la Oposición como analista.
Ramos rompió con el régimen y se pasó a la disidencia organizada en 1990 por decepción con el funcionamiento del sistema, según dice.
"Se hacían grandes inversiones equivocadas, se construían instalaciones y fábricas que luego no se explotaban. Me desengañé y pedí la baja para trabajar en la Oposición declaradamente sin que nadie me acusara de espía", explica.
Consultado por REFORMA sobre el nuevo programa de reajustes socioeconómicos que promueve el Gobierno, Ramos subrayó que los economistas del Instituto tienen una posición crítica constructiva.
"No queremos hacer una crítica demoledora al plan oficial, sólo mostrar sus contradicciones y convencer de que esa forma de afrontar los problemas no lleva a resolverlos", consideró.
Asimismo, estimó que el problema del desempleo es mayor de lo que señala el Gobierno. A su juicio, y basado en cifras conservadoras, cerca del 30 por ciento de más de 5 millones de empleados estatales irá al paro en los próximos tres años.
"El Gobierno no tiene cómo ofrecer trabajo dignamente remunerado a esa masa gigantesca de 'disponibles'. Es necesario bajar los impuestos al cuentapropista, abrir más la iniciativa privada y facilitar las inversiones no sólo de capital extranjero, también de los cubanos, vivan dentro o fuera de la Isla", precisó Ramos.
También consideró que hay muchas actividades que la gente puede ejercer de forma autónoma y que no están en la lista de los 178 oficios permitidos.
"¿Por qué un abogado, un enfermero o un arquitecto que pierde su empleo estatal se tiene que reconvertir en artesano, obrero, agricultor o negociante y no ejercer la profesión para la que ha estado preparándose cinco o 10 años?", cuestionó.
Sobre su fuente de ingresos actual, Ramos dijo que se gana la vida publicando trabajos como economista y que el Instituto, del cual es subdirector, se financia con aportaciones de personas privadas del exilio.
Ramos, de 67 años, era el preso más grande del grupo. Estuvo casi ocho años de los 18 a los que fue condenado por actos contra la seguridad del Estado en prisión.
"La cárcel igual que el régimen cubano son profundamente aburridos: todos los días las mismas consignas y las mismas imposiciones, sin el menor respeto a la inteligencia de la población", opinó, apenas a dos semanas de su regreso a casa.
"Nuestra libertad se la debemos sobre todo a las Damas de Blanco, que han sido tenaces y valientes, elemento fundamental", externó.
"Yo nunca estuve enfermo. En la cárcel me dedicaba a leer. Intentaba mantenerme informado. Pero el sistema carcelario de Cuba es duro. Nunca me permitieron contactar con otros presos políticos", declaró a REFORMA el disidente.
El también economista y fundador del ilegal Instituto Independiente de Economía, que dirige Martha Beatriz Roque -otra economista del grupo de los 75, excarcelada en 2004-, asegura que seguirá en la Oposición como analista.
Ramos rompió con el régimen y se pasó a la disidencia organizada en 1990 por decepción con el funcionamiento del sistema, según dice.
"Se hacían grandes inversiones equivocadas, se construían instalaciones y fábricas que luego no se explotaban. Me desengañé y pedí la baja para trabajar en la Oposición declaradamente sin que nadie me acusara de espía", explica.
Consultado por REFORMA sobre el nuevo programa de reajustes socioeconómicos que promueve el Gobierno, Ramos subrayó que los economistas del Instituto tienen una posición crítica constructiva.
"No queremos hacer una crítica demoledora al plan oficial, sólo mostrar sus contradicciones y convencer de que esa forma de afrontar los problemas no lleva a resolverlos", consideró.
Asimismo, estimó que el problema del desempleo es mayor de lo que señala el Gobierno. A su juicio, y basado en cifras conservadoras, cerca del 30 por ciento de más de 5 millones de empleados estatales irá al paro en los próximos tres años.
"El Gobierno no tiene cómo ofrecer trabajo dignamente remunerado a esa masa gigantesca de 'disponibles'. Es necesario bajar los impuestos al cuentapropista, abrir más la iniciativa privada y facilitar las inversiones no sólo de capital extranjero, también de los cubanos, vivan dentro o fuera de la Isla", precisó Ramos.
También consideró que hay muchas actividades que la gente puede ejercer de forma autónoma y que no están en la lista de los 178 oficios permitidos.
"¿Por qué un abogado, un enfermero o un arquitecto que pierde su empleo estatal se tiene que reconvertir en artesano, obrero, agricultor o negociante y no ejercer la profesión para la que ha estado preparándose cinco o 10 años?", cuestionó.
Sobre su fuente de ingresos actual, Ramos dijo que se gana la vida publicando trabajos como economista y que el Instituto, del cual es subdirector, se financia con aportaciones de personas privadas del exilio.
Yolanda Martínez corresponsal, Reforma, 2 de diciembre.
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