IMAGEN PÚBLICA: Porfirio Muñoz Ledo, nuevo coordinador del Frente Amplio Progresista.

Hacia finales de la semana pasada Porfirio Muñoz Ledo fue nombrado Coordinador del Frente Amplio Progresista (FAP) en sustitución de Jesús Ortega, quien concluyó su periodo y actualmente se dedica de tiempo completo a la búsqueda de la presidencia del Partido de la Revolución Democrática. Recordemos que el Frente Amplio Progresista se integró en los meses posteriores al proceso electoral de 2006 y está conformado por los partidos Convergencia, de la Revolución Democrática y del Trabajo.
Recordemos, igualmente, que tras el anuncio de Ortega sobre el vencimiento de su periodo frente a la coordinación del FAP comenzaron a surgir los nombres de su posible sucesor. De manera más insistente se mencionó a Manuel Camacho Solís y a Leonel Cota Montaño, actual dirigente nacional del PRD, como el “favorito de Andrés Manuel López Obrador. Más adelante fue cobrando fuerza el nombre de Muñoz Ledo frente a Cota. Finalmente la decisión se tomó la semana pasada.
El hecho nos permitió sistematizar 88 comentarios en torno a seis temas, sobre los que hacemos las siguientes consideraciones:
1. Los primeros 18, 20.45%, dan cuenta de la trayectoria de Porfirio Muñoz Ledo en el sector público. A ellos se suman otros 23, 26.13%, sobre su nueva función al frente del FAP.

2. Otros diez comentarios, 11.36%, se refieren a las relaciones recientes entre Muñoz Ledo y los legisladores del Partido de la Revolución Democrática. Una parte de estos comentarios enfatizan el papel de Andrés Manuel López Obrador tanto al interior del Partido como en la decisión sobre el nuevo coordinador.

3. Once comentarios, el 12.5%, se concentran en la relación entre el nuevo dirigente del FAP y el PRD. Un número igual se destina a los otros candidatos mencionados para relevar a Jesús Ortega.

4. Los últimos quince comentarios, el 17.05% restante, se centran en el futuro del FAP con el nuevo dirigente. Entre estos comentarios se incluyen dos que forman parte de la colaboración semanal de Porfirio Muñoz Ledo para el periódico El Universal.

¿Por qué incluir a Porfirio Muñoz Ledo en este Observatorio? En buena parte porque tendrá un papel relevante en los debates de la Reforma Energética, sobre la que ya han surgido comentarios. Un tema que seguiremos con detenimiento en este espacio.

LA TRAYECTORIA DE PORFIRIO MUÑOZ LEDO.
La designación de Porfirio Muñoz Ledo como coordinador del FAP significó la definición priista de la alianza PRD-PT-Convergencia. Pero se trata del mismo Muñoz Ledo que en 1969 exaltó la figura de Gustavo Díaz Ordaz y dijo que la represión de Tlatelolco había sido patriótica.
Muñoz Ledo ha sido el ejemplo tradicional del chapulín político: PRI, PAN, PARM, PRD y otros. Sin embargo, su pasado no es más que la definición de su presente. Muñoz Ledo carga la corresponsabilidad de la represión de los sexenios de Díaz Ordaz y Echeverría: Tlatelolco, halconazo, la Brigada Blanca. Muñoz Ledo fue precandidato presidencial en 1975 porque representaba las complicidades de la sangre del docenato GDO-LEA.
Ahora Muñoz Ledo será el líder de la autodenominada izquierda, de los tres partidos que también se definen de izquierda y de las corrientes aliadas que antes lucharon contra la represión del Estado. Muñoz Ledo, por ejemplo, era el principal operador político de Echeverría en 1975, cuando el Estado secuestró y desapareció a Jesús Piedra Ibarra. Hoy en el FAP participa la señora Rosario Ibarra de Piedra, piedra angular de la denuncia contra la represión de Díaz Ordaz y Echeverría.
Carlos Ramírez, “Indicador Político”, El Financiero, 10 de enero.

La primera imagen que tengo de Porfirio Muñoz Ledo es la de aquel joven, debilidad de Luis Echeverría, que lo llevó de la Secretaría del Trabajo a la presidencia del PRI, al destape de José López Portillo, en septiembre de 1975, cuando pensó que él sería el candidato.
Fue en esa etapa, al arranque de la campaña de don José como candidato único, que tuve un profundo desencuentro con el poderoso Muñoz Ledo que llevó el caso al mismo Echeverría en una historia que ya contaré, pero que me excluyó de la cobertura de la campaña presidencial teniéndome que ir a Madrid a cubrir la muerte de Franco desde un mes y medio antes, era principios de octubre y el dictador falleció la madrugada del 20 de noviembre de aquel mismo 1975.
López Portillo lo hizo secretario de Educación Pública y lo reventó con la figura que llamó el “flechador del cielo”. Pero lo nombró representante de México ante la ONU donde tuvo un conflicto callejero que se antepone siempre que se hace la revisión de su rol en aquel cargo.
Joaquín López Dóriga, “En privado”, Milenio, 10 de enero.

Es difícil comprender por qué alguien puede sorprenderse por la designación de Porfirio Muñoz Ledo como coordinador del llamado Frente Amplio Progresista. Hace apenas dos años, Muñoz Ledo dejaba la embajada de México ante la Unión Europea donde había estado cinco años como representante del gobierno de Vicente Fox. Siete años atrás, lo pudimos ver saludando junto al propio Fox en la sede nacional del PAN, la noche del 2 de julio del año 2000. Poco antes habíamos visto cómo había competido contra Cuauhtémoc Cárdenas y Andrés Manuel López Obrador, buscando la candidatura presidencial del PRD y, luego, la de la Jefatura de Gobierno del DF por ese partido. Como no consiguió ni una ni la otra, en plena campaña se transformó súbitamente en candidato presidencial del PARM y a un mes de las elecciones, cuando era evidente que no tendría ni siquiera el registro, lo dejó para sumarse a la campaña de Vicente Fox. Esperaba un puesto en el gabinete y no lo obtuvo, pero se quedó con una posición privilegiada: embajador ante la Unión Europea durante cinco años. Regresó a México buscando algo, decía que la SEP, no la logró y apareció rápidamente una vez más en los templetes, pero ahora pegado a López Obrador.
Nadie duda de la inteligencia de Muñoz Ledo, pero su discurso está ya acabado, porque el que fuera líder priista, el que defendiera públicamente a Díaz Ordaz ante la matanza de Tlatelolco, el operador de Luis Echeverría y luego de López Portillo, el verdadero cachorro de la Revolución de aquellos años, ha dado tantas volteretas políticas en los últimos años, ha modificado tantas veces su actitud, su discurso y sus posiciones de acuerdo con el aliado en turno, que resulta imposible saber con cuál Porfirio se habla. Pero en el último año no cabe duda: su posición ha sido la que diga López Obrador. Y eso ha sido recompensado.
Jorge Fernández Menéndez, “Razones”, Excélsior, 10 de enero.

Tlatelolco no fue, pues, una represión más. Por tanto, los avales políticos e intelectuales a Echeverría y Díaz Ordaz (también el neoperredista lopezobradorista Enrique González Pedrero y el embajador echeverrista Carlos Fuentes) tienen una corresponsabilidad moral, pero también política y hasta penal.
¿O cómo asumir esos discursos de Muñoz Ledo de apoyo a la represión de Díaz Ordaz y hoy estar al frente del FAP y sus aliados que fueron víctimas de la represión? Aquí está otra perla del discurso de Muñoz Ledo para decir que la represión en Tlatelolco fue para servir a la patria, frase pronunciada en septiembre de 1969, en un acto de exaltación del quinto informe presidencial:
"Como miembro de este partido (el PRI) y como mexicano que confía honestamente en el destino de la nueva generación, nada me ha conmovido más del texto del quinto informe que el valor moral y la lucidez histórica con la que el presidente de México reitera su confianza en la limpieza de ánimo y en la pasión por la justicia de los jóvenes mexicanos." En ese informe, Díaz Ordaz justificó las cárceles llenas de jóvenes y asumía la responsabilidad total del 2 de octubre.
Carlos Ramírez, “Indicador Político”, El Financiero, 10 de enero.

Con Miguel de la Madrid se sumó a la diáspora priista que encabezó Cuauhtémoc Cárdenas, al que con los años le reclamaría “su falta de carácter” para defender el triunfo electoral de 1988 ante Salinas. Diputado del nuevo PRD, fue el primer legislador en encarar a un presidente en un informe, el último de Miguel de la Madrid en 1988, protesta que luego se convertiría en parte inevitable de la liturgia del 1 de septiembre. Con Ernesto Zedillo presidente, y de vuelta en San Lázaro, encabezó la rebelión de 1997 cuando el PRI perdió su mayoría histórica en la Cámara de Diputados, le ganó la mano y creó un nuevo organismo de control político que él encabezó. Fue el primer opositor en contestar aquel año un informe presidencial, el de Zedillo.
En el ínterin, fue presidente del CEN del PRD, el primero en ocupar la dirigencia de dos partidos, ya lo había sido del PRI.
Joaquín López Dóriga, “En privado”, Milenio, 10 de enero.

Para las elecciones de 2000, se registró como candidato presidencial por una entelequia llamada Partido Auténtico de la Revolución Mexicana, el PARM, una comparsa de los presidentes priistas y en plena campaña, como lo había previsto, declinó para sumarse a Vicente Fox a quien le levantó el brazo la noche del 2 de julio de 2000, en la fiesta del Angel de la Independencia.
Con Fox fue embajador ante la Unión Europea y regresó a México decepcionado, quería ser secretario de Estado, por lo que abandonó el barco foxista para subirse al de López Obrador como operador cercano y quien el martes, por encima de la corriente perredista de los chuchos, a la que había calificado de “trepadores”, el mismo AMLO lo designó como su hombre de confianza, coordinador del Frente Amplio Progresista, “brazo articulador” del PRD y de su campaña presidencial para 2012.
Joaquín López Dóriga, “En privado”, Milenio, 10 de enero.

Presidente de dos partidos, en 1975 del PRI y del PRD en 1993, Porfirio Muñoz Ledo es ahora el coordinador del Frente Amplio Progresista, que reúne al propio PRD, a Convergencia y al Partido del Trabajo, que juntos tienen la segunda representación de mayor peso en la Cámara de Diputados y la tercera en el Senado. Figura polémica si las hay, cuyos defectos son prolongación de sus virtudes, no puede negarse que su talento, experiencia y habilidades lo condujeron a una posición que puede ser muy relevante en el futuro y que, por lo pronto, afecta la relación de fuerzas en el perredismo, del que Muñoz Ledo se apartó con escándalo antes del crucial año 2000.
Miguel Ángel Granados Chapa, “Plaza pública”, Reforma, 11 de enero.

El ropavejero de Cri-Cri no solamente cambiaba cachivaches sino hasta negociaba suegras. Porfirio Muñoz Ledo encarna, sin duda alguna, al prototipo del político mexicano: acróbata veloz, ha cambiado de filiaciones, solidaridades y lealtades con la habilidad de un trapecista. Si me equivoco, corríjanme: creo que es el único político mexicano que ha sido dirigente nacional de dos partidos —que en realidad es uno solo— el PRI y el PRD. Entre esas dos responsabilidades y la actual de “manejar” la izquierda mexicana hay otros episodios de los que Porfirio prefiere no acordarse por estar vinculados íntimamente a los dos actuales villanos favoritos de la escena política del país: Carlos Salinas de Gortari y Vicente Fox Quesada.
Félix Cortés Camarillo, “Cancionero”, Milenio, 11 de enero.

El exmbajador no puede presumir de tener las mejores relaciones con los políticos que ahora toman las decisiones en el país; su estilo de hacer política y su visión de país, en temas específicos, corresponden a otra época, en la que por cierto brilló con luz propia.
Algo, sin embargo, debió haberle vendido a López Obrador para que éste decidiera hacerlo coordinador del FAP sabiendo de antemano que Nueva Izquierda y otras corrientes lo rechazarían.
Ayer se hicieron escuchar las primeras voces en contra del polémico guanajuatense, entre ellas la de Jesús Zambrano que es algo así como el segundo de a bordo de Jesús Ortega.
Adrián Trejo, “Engrane”, El Economista, 11 de enero.

Que uno de los principales apoyos dentro del PRD a Porfirio Muñoz Ledo como coordinador del Frente Amplio Progresista es el senador Ricardo Monreal, con quien comparte el origen priista. Y es que Muñoz Ledo es señalado por el zacatecano como una figura que podría “refrescar” el debate entre PRD, PT y Convergencia.
“Trascendió”, Milenio, 11 de enero.

La historia política de Porfirio es más bien bizarra: increpando al Presidente de la República en un informe o partiéndole a pistoletazos el parabrisas a un auto estacionado frente a la residencia del embajador mexicano ante Naciones Unidas en Nueva York. Pero eso es mera anécdota, atribuible a las debilidades de conducta del interfecto, debilidades de las que no estamos a salvo los mortales vulgares.
La mutación de convicciones es algo que a los que hemos sido siempre fieles de una casa hasta que esa casa nos echa, nos resulta incomprensible. Aparentemente, eso nos es aplicable al oficio político. En el caso de Muñoz Ledo eso es particularmente notable. Transitar de un PRI gratificante a un PRD complaciente y a un PAN munificente es digno de enciclopedia.
Félix Cortés Camarillo, “Cancionero”, Milenio, 11 de enero.

En aquel entonces fue brevemente candidato presidencial y después apoyador de Vicente Fox, a quien aportó seguramente pocos votos pero una iniciativa de gran peso, una idea fuerza propia de su fecunda imaginación política, la reforma del Estado. Por temor, por incomprensión del tema, por presiones de algunos de sus próximos, Fox desechó el proyecto y a su autor, a quien proveyó un exilio dorado en Bruselas, como doble embajador, ante el Reino de Bélgica y la Unión Europea. Sin embargo, el cosmopolitismo de Muñoz Ledo, uno de sus rasgos definitorios, no colmó su ansia de participación política. Volvió a México, rompió con el gobierno panista y mediante aproximaciones sucesivas quedó cercano a Andrés Manuel López Obrador. Cuando en septiembre de 2006 la coalición Por el Bien de Todos se transformó en el Frente Amplio Progresista, Muñoz Ledo fue nombrado miembro de la "representación política" del frente, junto con Jesús Ortega, Manuel Camacho Solís, Ifigenia Martínez y Jesús González Schmal. Ortega partió de allí para ser coordinador del frente, cargo del que se separó para concentrarse en su campaña por la presidencia del PRD. Mal de su grado ha sido sustituido por Muñoz Ledo, al cabo de un lance iniciado meses atrás, en el proceso de reforma electoral.
Muñoz Ledo participaba en los pasos legislativos a ese propósito. Como gran inspirador de la reforma del Estado, cuando en abril pasado se emitió la ley que se propuso consumar tal proyecto en el año siguiente, el ahora coordinador del FAP fue nombrado asesor (junto con María Amparo Casar, Diego Valadés y Rolando Cordera) del órgano que llevaría adelante la reforma, la Comisión Ejecutiva de Negociación y Construcción de Acuerdos (CENCA). En ese desempeño se opuso a modificar el régimen de coaliciones, que impulsaba el líder de la bancada perredista en el Senado, Carlos Navarrete, por considerar que agraviaba a los aliados del PRD. Cuando éstos se inconformaron con la enmienda, contaron con el apoyo de Muñoz Ledo y de Andrés Manuel López Obrador, quien mencionando específicamente ese punto pidió a la bancada de su partido no aprobar la nueva legislación electoral. No fue eficaz su llamado, pero fortaleció su posición dentro del FAP.
Miguel Ángel Granados Chapa, “Plaza pública”, Reforma, 11 de enero.

Fue realmente un viaje al pasado ver todas las fotos que publicó esta semana El Universal, en las cuales pudimos ver a un sonriente Manuel Camacho, con su amigo Marcelo Ebrard, orgullosos frente a una foto de Carlos Salinas; también aquella de Porfirio Muñoz Ledo tomando posesión como presidente del PRI, frente a un enorme rostro de Echeverría. Qué épocas aquellas, pensé. Que tiempos maravillosos, en que ser priista era fuente de orgullo para los hombres y mujeres que conforman el Círculo de Hierro de Andrés Manuel López Obrador.
Es admirable que la izquierda histórica, con importantes excepciones, no encuentre al menos un poco sospechoso el hecho de que el Frente Amplio Progresista (FAP), el proto-partido político de AMLO, esté total y absolutamente dominado por priistas históricos.
No es que esté en contra de cambiar de partido, o de opinión. De hecho, creo que en cualquier democracia sana, uno debiera poder decir, “este partido ya no me representa” e irse a otro lado. Creo también, que nadie es rehén de ideas sostenidas en antaño. Pero sí creo que lo que define a los políticos no está en su militancia partidista, sino en su congruencia histórica.
Andrés Pascoe Ripey, Crónica, 12 de enero.

Numerosos son los puestos públicos que ocupó: secretario general del IMSS, secretario del Trabajo y de Educación Pública. Eficaz diplomático, fue representante de México ante la ONU (donde, presencié de cerca, debió salir al magnificarse interesadamente un incidente sin importancia), y en cuyo carácter fue presidente del Grupo de los 77 (países en desarrollo) y representante de México al Consejo de Seguridad. En años recientes fue embajador de México ante la Unión Europea y Bélgica.
En la vida partidaria, fue presidente del PRI, y, al regresar de Nueva York en 1986, organiza dentro de este partido la “Corriente Democrática”, junto a Cuauhtémoc Cárdenas y Rodolfo González Guevara. Muñoz Ledo y Cárdenas renuncian al PRI en 1988, y luego fundan el PRD, del que Muñoz Ledo sería diputado y luego presidente. En 1991 contendió sin éxito por la gubernatura del estado de Guanajuato. En1999 renunció al PRD.
Juan José Huerta, Crónica, 13 de enero.

La lealtad de Muñoz Ledo es inversamente proporcional a su inconmensurable vanidad; eso no sólo dificulta su desempeño, sino que lo hace factor de riesgo. No fue un buen dirigente del PRD, tiempos de feroz persecución salinista. Corresponde a sus antiguos correligionarios juzgarle, especialmente los que trabajaron con Cárdenas para hacer del movimiento que se originó en la discutible elección presidencial de 1988, un partido político; ahora AMLO, en sentido inverso y por la misma causa, trabaja para hacer del partido movimiento.
En 1996 Muñoz Ledo tuvo una aportación importante en la reforma electoral, aunque también a él se debe haber acabado con el principio federalista de la representación igualitaria de las entidades en el Senado. Su veto dañó severamente a Chuayffet, entonces secretario de Gobernación. López Obrador sucede a Muñoz Ledo en la dirigencia del PRD. En 1997, siendo Felipe Calderón dirigente del PAN, la izquierda desplazaría a los azules en la Cámara de Diputados y Cárdenas ganaría ampliamente en el DF.
El activo de Muñoz Ledo no es la organización o la movilización, tampoco la estrategia; de siempre, lo suyo ha sido el discurso, el debate. En realidad su fuerte no es la inteligencia ni el saldo de una extraordinaria experiencia acumulada en el gobierno, la política nacional o el servicio exterior, sino la vehemencia y su capacidad para volver palabras y frases ocurrentes expresión de sus pasiones.
Federico Berrueto, Milenio, 13 de enero.

¿De verdad es Muñoz Ledo el jefe de las izquierdas? ¿A qué izquierda se refiere? Para responder a esa interrogante es necesario encontrar respuesta a otras cuestiones. Por ejemplo: ¿qué es el PT?, si no una franquicia privada, creada por la familia Salinas —Carlos y Raúl—, y escriturada a Alberto Anaya, un vividor y farsante de la política que se vende al mejor postor, sea PAN, PRI o PRD y que nunca ha competido solo en una elección federal —salvo, claro, cuando obtuvo su dudoso registro—, porque siempre está en riesgo de desaparecer. ¿Qué es Convergencia?, si no otra empresa familiar, propiedad del ¿respetable? Dante Delgado —de profundo origen priísta—, en realidad otro farsante y vividor de la política que también se vende al mejor postor, que ya gobernó Veracruz con el PRI, que creó un partido que, por lo menos, tiene posibilidades de sobrevivir a una elección sin aliados. ¿Esa es la izquierda que jefatura orgulloso el señor Muñoz Ledo?
Ricardo Alemán, “Itinerario Político”, El Universal, 13 de enero.

Siempre ha estado en la primera línea política pero, curiosamente, su hiperactividad de alguna manera le impide una candidatura a la Presidencia de la República, para la que hubiera tenido méritos más que suficientes. En el PRI, López Portillo le ganó la mano y en el PRD Cuauhtémoc Cárdenas se le atravesó siempre (así como Andrés Manuel López Obrador, incluso cuando buscó la candidatura a la Jefatura de Gobierno del DF por ese partido). En las elecciones de 2000, fue candidato presidencial de una reliquia, el Partido Auténtico de la Revolución Mexicana, PARM, pero declinó la candidatura para sumarse a Vicente Fox.
Ahora bien, cuando en 2005 se une a la candidatura de López Obrador a la Presidencia, y después de las elecciones de julio de 2006, Muñoz Ledo se lanza de lleno en la entelequia de la “presidencia legítima” y se radicaliza; como que pierde la esperanza de lograr sus aspiraciones en el esquema político establecido, desencantado con éste: “Nuestro país nunca ha vivido en un genuino estado de derecho aunque haya existido el derecho del Estado (El Universal, 20jul07). Parece adoptar también la concepción marxista de la “agudización de las contradicciones” para lograr un cambio de régimen y conquistar el poder político, como él mismo lo explica: “Por eso creo en la necesidad de profundizar la crisis y de encontrar las respuestas que el país exige en otro estadio histórico” (El Universal, 23nov06). Promueve así una nueva Constitución o la parlamentarización del sistema: “Pareciera haber llegado la hora de la verdad. La ruptura en serio del sistema o su reforma cabal. La disfunción a perpetuidad no es una hipótesis deseable ni sostenible” (El Universal, 17ago07).
Juan José Huerta, Crónica, 13 de enero.

El defensor del presidente Gustavo Díaz Ordaz luego de la matanza del 2 de octubre en Tlatelolco, el hijo predilecto del presidente Luis Echeverría: Porfirio Muñoz Ledo, representante en la ONU del gobierno de José López Portillo, presidente nacional del PRI, candidato presidencial por una de las invenciones del PRI llamada PARM, el desleal que dejó el PRD para ir a alzar la mano de Vicente Fox en el mitin triunfal de la “derecha” en 2000, embajador de Fox cuando no consiguió ninguna secretaría, y hoy, hoy, hoy pelele de otro echeverrista de corazón y pensamiento, López Obrador, se autoproclamó “jefe de las izquierdas mexicanas”, pero le faltaron títulos: Cirquero Mayor, Trapecista del Hueso. Con su pan se lo coman, pendejos.
Luis González de Alba, “La calle”, Milenio, 14 de enero.

MUÑOZ LEDO Y LOS LEGISLADORES.
La bronca ya es abierta entre Carlos Navarrete y Porfirio Muñoz Ledo. El coordinador de los senadores del PRD le adelantó a Joaquín López-Dóriga que va a pedir la renuncia del polémico asesor de la CENCA, quien lo calificó de trepador.
“El licenciado Muñoz Ledo es nuestro empleado. Vino a pedirnos un trabajo por el que cobra muy bien. Voy a pedir que lo suspendan. Si quiere debatir, tiene que hacerlo de tú a tú. Un empleado no puede debatir con un senador”, reviró. Navarrete aseveró que Porfirio debe mirarse en un espejo antes de lanzar acusaciones. “Fue el primero que corrió a negociar con Carlos Salinas su pensión de funcionario federal desde 1991. Todos lo sabemos”, puntualizó.
Francisco Garfias, “Arsenal”, Excélsior, 12 de diciembre.

Pero ayer topó, finalmente, con el senador Navarrete, quien al contestar sus ataques le recordó que para tener la lengua larga hay que tener la cola corta y “Porfirio —apuntó— no la puede ocultar ni bajo una alfombra”.
Lo acusó de tener una “lealtad disponible”, que en el peor momento del salinato, 1991, corrió con Carlos Salinas para pedirle, y obtener, su “jubilación” y que hoy, desesperado por ser diputado, “anda mendigando” una candidatura al PT y a Convergencia.
El coordinador de la bancada del PRD reveló que Muñoz Ledo es un empleado del Senado, “donde fue a pedir trabajo con un buen sueldo y que si quiere debatir con él, un senador de la República, deje su calidad de empleado”.
Lo que sí es cierto es que Porfirio quiere ser el sucesor de Jesús en la coordinación del FAP, y que estamos ante una de las peores expresiones de la lucha por el poder al interior del PRD donde detrás de Porfirio está Andrés Manuel.
Joaquín López Dóriga, “En privado”, Milenio, 12 de diciembre.

Molestó a varios empleados del Senado la ofensiva que lanzó Carlos Navarrete contra Porfirio Muñoz Ledo, y nos parece que el perredista sólo se defendió de los ataques del ex presidente de tres diferentes partidos políticos y de haber servido a varios presidentes de la República.
Todo mundo conoce a Muñoz Ledo, porque saben que cobra sueldo en muchas partes, no sólo su jubilación, sino que después de varios años de haber dejado la Secretaría de Educación Pública, el personal de servicio de su casa era cubierto con una partida de la institución. La jubilación que le pidió al ex presidente Salinas de Gortari, desde hace mucho tiempo se conocía la información.
Ubaldo Díaz, “Escenario Político”, Crónica, 13 de diciembre.

A Porfirio Muñoz Ledo le caló muy hondo el trato de “empleado del Senado” que le dio Carlos Navarrete. Sabemos que el ex embajador en Bélgica y en la ONU anda muy molesto por el bajón que públicamente le dio el coordinador de los senadores del PRD en el programa radiofónico de Joaquín López-Dóriga.
Navarrete, quien previamente había sido tratado de “trepador” por Muñoz Ledo, dijo que Porfis cobra, y muy caro, como consejero especialista de la CENCA. Adelantó que va a pedir su destitución en la Junta de Coordinación Política, para que pueda debatir “al tú por tú” con él, que es senador. Nos dicen, sin embargo, que aconsejado por Agustín Basave, secretario técnico de la CENCA, Muñoz Ledo está dispuesto a pactar un cese de hostilidades con su crítico.
Francisco Garfias, “Arsenal”, Excélsior, 13 de diciembre.

Pero entre los consejeros de la Presidencia de la Comisión Ejecutiva de Negociación y Construcción de Acuerdos (CENCA), dicen que hay molestia en contra de Navarrete, e intentan negar que son empleados del Senado y nos dicen, que si no son directamente, sí fueron aprobados por los legisladores y la partida de sus salarios forma parte de los recursos del Legislativo. Así que bien podrían estar esperando que presenten su renuncia, aquel que se sienta ofendido por las verdades del coordinador perredista.
Ubaldo Díaz, “Escenario Político”, Crónica, 13 de diciembre.

Porfirio Muñoz Ledo, el controvertido político que está peleado a muerte con el senador del PRD, Carlos Navarrete, recibe un sueldo de 50 mil pesos al mes como consejero de la CENCA.
Pero se sabe de muy buena fuente que obtiene otros 100 mil pesos al mes por concepto de asesorías que su centro de estudios brinda a la Cámara de Diputados.
Esa fue la condición que puso para ser consejero de la CENCA. Y se la aceptaron.
José Contreras, “Expediente Político”, Crónica, 29 de diciembre.

“A mí no me coordinas ni madres”, reviró molesto Guadalupe Acosta Naranjo, cuando Porfirio Muñoz Ledo, ya como coordinador del Frente Amplio Progresista, le dio las gracias al término de aquella ríspida reunión que culminó con lo que no pocos perredistas de Nueva Izquierda califican, fuera de grabadora, de imposición de Andrés Manuel López Obrador. “A mí no me des las gracias, yo no estoy a tu favor”, le dijo con cruda franqueza el secretario general del PRD, según testigos del encuentro.
El “amigable” diálogo da una idea del tono que prevaleció durante el cónclave del FAP, convocado el martes para elegir al substituto de Jesús Ortega, y de cómo anda la situación en el interior del partido del sol azteca, camino a la elección de su próximo presidente. El cónclave culminó con el nombramiento de Muñoz Ledo como coordinador del Frente. Asistentes al encuentro nos aseguran que Leonel Cota abandonó la reunión, “muy sacado de onda”. El PRD lo llevaba como su gallo para coordinar el FAP, pero se topó con la férrea oposición del mismísimo Peje, ni más ni menos. Al bajacaliforniano del sur se le veía dolido. No era para menos. Ha servido con lealtad al legítimo, al grado de que dentro y fuera del PRD se le considera su empleado.
Francisco Garfias, “Arsenal”, Excélsior, 10 de enero.

Y Carlos Navarrete, uno de los principales líderes de este grupo, en forma tajante nos comenta que ningún perredista aceptará la coordinación de Muñoz Ledo. Él propuso, en diciembre, la integración del Frente en un solo partido de izquierda, pero de inmediato Dante Delgado y Alberto Anaya reprobaron la propuesta, sabiendo que serían hechos a un lado de sus “liderazgos”.
Pero el coordinador de los senadores perredistas confiesa que éstos serían días para preparar el proceso interno de su partido y que además el FAP está en un receso. Una parte la destinarán a atender los asuntos legislativos y quienes no tengan esta responsabilidad, a trabajar a favor de Ortega. Parece que la suerte del Frente está sentenciada y tiene un futuro muy corto.
A Navarrete no se le olvida que en diciembre pasado Muñoz Ledo lo descalificó llamándolo “trepador”, cuando se negó a atender las órdenes de López Obrador. Pero este asunto está prácticamente terminado y Porfirio sólo coordinará a los líderes del PT y de Convergencia
Ubaldo Díaz, “Escenario Político”, Crónica, 11 de enero.

Que hablando del PRD, Los Chuchos, aliados y amigos trinaban contra el senador hidalguense José Guadarrama Márquez, porque fue uno de los primeros en llamar a Muñoz Ledo para ponerse a sus órdenes ahora que es coordinador del Frente Amplio Progresista.
Los Chuchos y chuchistas dicen que no se vale, ya que ellos fueron quienes le abrieron las puertas del PRD a Guadarrama, a pesar de sus antecedentes como alquimista del PRI y persecutor de perredistas en Hidalgo.
“Trascendió”; Milenio, 12 de enero.

¿El respeto al partido ajeno es la paz? Carlos Navarrete quiso, ayer, con esa frase, paliar el efecto bomba que tuvo el arribo de Porfirio Muñoz Ledo al pódium de la izquierda. La dedicó a los militantes de Convergencia y del PT que no sólo impugnaron la dirigencia, sino que levantaron escudos y lanzas. Y, claro, al Presidente le ribeteó la atenta sugerencia de no meter su cuchara para fracturar al PRD, como si en eso hiciera falta intromisión externa
“Frentes Políticos”, Excélsior, 13 de enero.

MUÑOZ LEDO Y EL PRD.
Los chuchos, por cierto, han respondido con ardor ante los ataques de Porfirio Muñoz Ledo, quien se permitió acusar de trepadores a los dirigentes de Nueva Izquierda, sin reparar que su larguísima cola de escalador sin principios le hace morderse la lengua. El héroe del voto útil, que canjeó su fantasmal candidatura presidencial por un apoyo a Vicente Fox que luego le valió una embajada de lujo, quiere ser diputado federal en 2009, según la denuncia de los seguidores de Jesús (Ortega), y desde ahora es aspirante a coordinar el Frente Amplio Progresista, al igual que Manuel Camacho Solís, según los primeros reportes de los milagros de congruencia ideológica y combatividad social que se preparan para enero del año por venir. Y ya que del Arcángel del Rancho con Lago se ha hablado, sépase que la estatua de la mano rota ha sido reinstalada en Boca del Río, Veracruz, donde el pasado 13 de octubre había sido derribada por priístas siempre fi(d)eles. A ese motivo de alegría, Chente podrá sumar que el nuevo secretario de asuntos electorales de Los Pinos, Germán Martínez-Calderón, haya pagado de inmediato sus deudas con la dupla Fox-Espino para que GMC (la empresa de las Hummer en comodato) fuese votado casi por unanimidad impuesta para ser nuevo dirigente panista: el bravucón GMC mansamente ratificó al espinista Héctor Larios como coordinador de los diputados federales del blanquiazul (¿pues no que mucho cambio y mucha fuerza?).
Julio Hernández López, “Astillero”, La Jornada, 12 de diciembre.

Pero éste no fue el único frente que se abrió contra Ortega, aún cuando la madre de todas sus oposiciones está en López Obrador. Porfirio Muñoz Ledo, que quiere sucederlo en la coordinación del Frente Amplio Progresista (FAP), ha apuntado contra los llamados Chuchos y disparado violentamente contra uno de sus emblemáticos, Carlos Navarrete, al que quiso descalificar llamándolo “arribista” y “trepador”, palabras que adquieren otra dimensión cuando vienen de él.
Muñoz Ledo, ex presidente del PRI y del PRD, ex candidato presidencial del PARM, apoyador del candidato Vicente Fox y su embajador ante la Unión Europea y actual seguidor de López Obrador, es la punta de lanza de éste contra Nueva Izquierda.
Joaquín López Dóriga, “En privado”, Milenio, 12 de diciembre.

Se puede entender que Jesús Ortega, pese a sus dudas e inconsecuencias a la hora de defender el discurso en el que realmente cree, de una izquierda moderna y tolerante, haya tenido que dejar la coordinación del Frente Amplio después de que declarara que buscaría la presidencia del PRD en contra de la voluntad de López Obrador o que, como consecuencia de la reforma electoral, el PT y sobre todo Convergencia, se alejaran de las posiciones de los líderes parlamentarios del PRD. Pero todo indicaba que su reemplazante en el FAP sería Manuel Camacho, otro hombre que ha tenido y vivido muchos giros dramáticos en su carrera política, pero que conserva un margen de coherencia y legitimidad mayor al de Porfirio y que ha hecho hasta lo imposible para que se lo viera como leal a López Obrador. Camacho, además, ha tratado de dejar entrever posibilidades de tejer nuevos esquemas políticos que pueden ser compartibles o no, pero que tratan de no encerrarse exclusivamente en la dialéctica del derrocamiento del régimen. Además, para nadie es un secreto la cercanía de Camacho con Marcelo Ebrard y las aspiraciones del jefe de gobierno capitalino de convertirse en candidato presidencial en 2012.
Pues bien, para López Obrador eso es demasiado. Con un solo gesto, no sólo desplazó a Ortega y Nueva Izquierda del FAP, sino que también descartó a Camacho y envió el mensaje a Ebrard de que él no se piensa mover de una lógica política que debe llevarlo a competir nuevamente por la presidencia en los próximos comicios. Muchos dijimos que la expectativa de Ebrard de convertirse en candidato, ya sea superando a López Obrador o porque éste le abriera el camino, era por lo menos ingenua: que Marcelo y Camacho estaban cometiendo los mismos errores que en el proceso de destape del 93-94. Un político conservador y autoritario como el tabasqueño jamás dejará un espacio como el que tiene, aunque con ello literalmente hunda a su partido.
Jorge Fernández Menéndez, “Razones”, Excélsior, 10 de enero.

Los perredistas de Nueva Izquierda no le perdonan a Porfirio el haber abandonado el partido, para terminar como “embajador de Fox en Bruselas”. Estaban incluso dispuestos a aceptar el nombramiento de Manuel Camacho Solís como sucesor de Ortega, con tal de que Muñoz Ledo no llegara. Pero quien manda en el seno del FAP, que no del PRD, es López Obrador. ¿Tú crees que ahorita el PRD le va a hacer caso al FAP o a Porfirio? Preguntó, mordaz, un militante.
“Cualquiera menos Porfirio…” era la consigna de Nueva Izquierda para la coordinación del Frente Amplio Progresista. Gerardo Fernández Noroña escuchó decir lo anterior a Guadalupe Acosta Naranjo, secretario general del PRD, y se lo comentó al senador del PT Gonzalo Yáñez.
Francisco Garfias, “Arsenal”, Excélsior, 10 de enero.

Andrés Manuel López Obrador hace varias lunas está reafirmando su estrategia de la defensa de nuestros hidrocarburos con un movimiento nacional de resistencia civil pacífica y parece (until now) que en el divertido reventón todas las lacritas amarillas están cordialmente invitadas... aunque con el nombramiento de Porfirio Muñoz Ledo al frente del FAP, la conocida animadversión amarilla está más viva que nunca y que los aires de marzo auguran ser vientos huracanados.
Marcela Gómez Zalce, “A puerta cerrada”, Milenio, 11 de enero.

López Obrador acaba de declarar que buscará la candidatura para 2012, nada sorprendente para los observadores, pero sí suficiente para probar que su red partidaria tiene propósitos personales. En la misma ocasión, el tabasqueño ha designado, sin tomar en cuenta a su partido, su dirección y a los otros partidos incluidos, a Porfirio Muñoz Ledo como dirigente del Frente Amplio, con el consiguiente disgusto de los otros participantes
Rogelio Hernández Rodríguez, El Universal, 12 de enero.

Que durante un año el PRD sufragó los gastos operativos del Frente Amplio Progresista, mientras el PT y Convergencia incumplían con el compromiso de aportar 300 mil pesos mensuales cada uno.
Eso, sin contar que el edificio sede del frente en la colonia Roma es propiedad perredista.
No es sorpresa, por lo mismo, que poco entusiasmada con el arribo de Porfirio Muñoz Ledo a la presidencia del frente, la dirigencia nacional del PRD haya decidido no aportar un centavo más hasta que el PT y Convergencia comiencen a cumplir con los acuerdos.
¡Óoorale!
“Trascendió”, Milenio, 12 de enero.

Es falso que vaya a defender hasta el final su militancia en el PRD —y ya no se diga su militancia de izquierda, la cual nunca ha tenido—, y que no pretenda dejar al PRD. Lo que busca es crear las condiciones para volver a ser candidato presidencial por el PRD, que sería lo mismo que ser candidato presidencial del FAP. Pero de ser necesario, como ocurrirá al final de cuentas —porque Marcelo Ebrard tampoco renunciará a su derecho de buscar ser candidato presidencial una vez que alcanzó la segunda posición en importancia, como es el Gobierno del DF y porque Los Chuchos ya construyen su candidato presidencial—, provocará un rompimiento del PRD, para crear un nuevo partido, que puede salir de las siglas del PT o de Convergencia.
Y para esa encomienda, nadie mejor que Porfirio Muñoz Ledo, el inteligente operador político de la salida de la Corriente Democrática del PRI. Es decir, AMLO propone repetir la historia de la Corriente Democrática del PRI, y del Frente Democrático Nacional (FDN), pero ahora en el PRD con el FAP. Y el candidato presidencial para esa reedición de la historia no será Cuauhtémoc Cárdenas, sino Andrés Manuel López Obrador. Lo que se le olvida al tabasqueño es que según el clásico, la historia se repite, como comedia o como tragedia. Y la tragedia en ese caso ya ocurrió. Entonces lo que viene será una comedia. Y los comediantes serán Muñoz Ledo y López Obrador. Bueno, en realidad ya lo son. Del FDN pasarán al FAP
Ricardo Alemán, “Itinerario Político”; El Universal, 13 de enero.

Por lo pronto, la llegada de Muñoz Ledo al frente del FAP confirma los tambores de guerra con los adversarios principalísimos de López Obrador. El poderoso grupo de Los Chuchos fueron claros en la instrucción a sus leales. “Nada con Porfirio”. Y nada, dicen en ese lenguaje propio de los políticos profesionales, “es nada”. Pero no es todo. Para “las pulgas” de otro viejo animal de la política mexicana como es Dante Delgado, la llegada de Muñoz Ledo al frente del PAF, y virtual jefe del veracruzano, es mucho más que un “gancho al hígado”. Dante dijo que sí, que no hay problema, como dice a todo y a todos que sí, que no hay problema. Pero ya veremos cuando Dante Delgado deje pasar a Muñoz Ledo, sobre todo en lo que tiene que ver con su franquicia familiar, el Partido Convergencia. Y si vemos esos dos grandes obstáculos, la pregunta resulta obligada: ¿y entonces a quién va a coordinar Muñoz Ledo?
Y es que el verdadero jefe del FAP es el señor López Obrador, pero los jefes de cada partido no dejarán sus feudos y no le permitirán a Porfirio meter las manos. Es decir, si Porfirio se descuida, terminará en calidad de fiambre. Y si no, que le pregunte a Leonel Cota, ese fardo político que al caer de la gracia de su dueño, da pena ajena. Pero nadie debe sorprenderse, es la política de usar y tirar, la política de AMLO
Ricardo Alemán, “Itinerario Político”; El Universal, 13 de enero.

El primer intento de formalizar las ambiciones de tal frente se dio en las ya lejanas luchas electorales del 88. Ganaron la mayoría del voto popular, pero fueron desplazados mediante grosero fraude. El Frente Democrático Nacional (FDN) empujó con éxito la candidatura de Cárdenas, pero careció de la organicidad para hacerse del poder formal de la República. A este esfuerzo siguió la creación de varios partidos políticos y un número creciente de organismos y movimientos de coloreada índole. Todos con afán reivindicatorio de las oportunidades para sus agremiados, hasta ahora conculcadas con desprecio por la derecha, encaramada en el poder establecido. Todos fincados en una aspiración igualitaria y nacionalista, solidarios con los excluidos del bienestar, los invisibles y sin voz o los que, agrupados en las llamadas clases medias, subsisten de manera por demás penosa.
Un nuevo y renovado intento ha surgido a raíz del fraude de 2006. Este frente da continuidad a la alianza electoral que llevó de candidato a López Obrador y su modelo alternativo de gobierno. Una creación colectiva de grandes alcances y aventuras no exentas de peligros y obstáculos. Unos de propia manufactura, pero la mayoría provenientes de poderosas maniobras externas. Este Frente Amplio Progresista (FAP) ha nombrado a su nuevo coordinador: Porfirio Muñoz Ledo, conocido actor de las causas de interés para la nación. Tiene dos tareas relevantes que cumplir: coordinar los esfuerzos que agrupan las posturas de izquierda y la difusión para posicionar la agenda y levantar la voz en el debate público.
Luis Linares Zapata, El Universal, 16 de enero.

Impuesto por López Obrador en el FAP, Porfirio Muñoz Ledo enfrenta el vacío del PRD.
Porfirio convocó a una reunión el martes.
Acudieron AMLO y Ebrard, pero nadie de los chuchos.
Les vamos a aplicar la ley del hielo y en cuanto gane el liderazgo Ortega, lo quitamos, decían ayer.
A ver qué hace el legítimo.
Pepe Grillo, Crónica, 17 de enero.

LOS OTROS CANDIDATOS.
Y la Izquierda Democrática Nacional que conduce Dolores Padierna a nombre de su marido, René Bejarano, pide que caigan cabezas. Y todos callan al difundirse que Manuel Camacho o Porfirio Muñoz Ledo deben sustituir a Jesús Ortega al frente del Frente, porque ambos gozan del beneplácito de Andrés Manuel López Obrador.
León García Soler, “A la mitad del foro”, La Jornada, 9 de diciembre.

Que el que no se quedará sin hueso en marzo, una vez que concluya su trabajo como dirigente nacional del PRD, es Leonel Cota. Andrés Manuel López Obrador habría promovido ya que Cota asuma la coordinación nacional del Frente Amplio Progresista.
López Obrador tendría así a un incondicional encabezando el frente y evitaría que otros dos de los suyos, Porfirio Muñoz Ledo y Manuel Camacho, quedaran lastimados por no ocupar esa posición.
“Trascendió”, Milenio, 22 de diciembre.

Leonel Cota Montaño parece que no se quedará sin chamba al culminar en marzo su gestión al frente del perredismo. Algunos headhunters de izquierda lo proponen para dirigir el maltrecho Frente Amplio Progresista. Nos comentan que él y don Porfirio Muñoz Ledo serán las cartas de los tres partidos (PRD, PT y Convergencia) para ocupar el lugar que dejó Jesús Ortega, jefe de la corriente Nueva Izquierda, mejor conocida como Los Chuchos.
Usted recordará que la presidencia de esa agrupación es rotativa y corresponde a los partidos integrantes hacer las propuestas y tomar la decisión. El pleito no durará mucho, y el ganador será el ex candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador. Don Leonel y Muñoz Ledo están muy cerca de los sentimientos del tabasqueño, nos dicen
“Bajo reserva”, El Universal, 4 de enero.

Que se ven pocas posibilidades para que los suspirantes Manuel Camacho Solís o Porfirio Muñoz Ledo sucedan a Jesús Ortega como coordinador del Frente Amplio Progresista.
Al parecer Andrés Manuel López Obrador ya se definió por Leonel Cota, su alfil en la dirigencia nacional del PRD.
“Trascendió”, Milenio, 4 de enero.

Y por si hiciera falta, en el FAP de López Obrador está Manuel Camacho, quien como operador salinista en el Departamento del Distrito Federal contrató a Miguel Nazar, el temible exjefe de la Federal de Seguridad que secuestró y desapareció a Jesús Piedra Ibarra, hijo de la senadora fapista Rosario Ibarra de Piedra.
Muñoz Ledo y Camacho representan la amnesia política e histórica del PRD de López Obrador. O la complicidad con la represión de Estado.
Carlos Ramírez, “Indicador Político”, El Financiero, 10 de enero.

EL QUE QUEDÓ como personaje de serie de televisión de los sesenta es Manuel Camacho Solís.
Y ES QUE, después de que se malograron sus aspiraciones para ser el coordinador del Frente Amplio Progresista, ya no sabe si está en la "Dimensión Desconocida", si lo metieron en "El Túnel del Tiempo" o si es uno más de los "Perdidos en el Espacio".
F. Bartolomé, “Templo Mayor”, Reforma, 12 de enero.

En un momento clave para la izquierda mexicana, 18 meses después de la crucial elección del 2006, en medio de la incertidumbre que significa la construcción de un movimiento nacional liderado por el más popular de sus líderes, en paralelo al aparato del mayor partido de la izquierda en la historia mexicana y después de haber logrado, no sin dificultad, mantener vivo un frente con otros partidos; la izquierda mexicana no encontró mejor líder que el más visto, escuchado, llevado y traído de los políticos mexicanos.
¿En serio no había otro? ¿Uno cara más nuevita? Es famoso el talento de Muñoz Ledo, pero después de una vida tan productiva ¿Cuántas ideas nuevas le quedan por ahí almacenadas? ¿Cuántos discursos no pronunciados? ¿Cuántas políticas públicas no implementadas? ¿No sería tiempo de cuidar de los nietos y escribir unas sabrosísimas memorias?
Los liderazgos importan. Y si la alianza progresista de México decidió que un hombre de 74 años que lleva toda la vida en esto es lo que mejor la representa, allá ella. Pero no alcanzo a entender cómo intentará el FAP convocar a los jóvenes mexicanos. En su elección, los políticos que integran el FAP se definieron. El futuro de movimiento progresista mexicano está en manos de Porfirio Muñoz Ledo.
Sus adversarios no tienen demasiado de qué presumir.
Carlos Puig, “Historias del más allá”, Milenio, 12 de enero.

No fue un acierto de López Obrador designar a Muñoz Ledo coordinador del Frente Amplio Progresista; Manuel Camacho, más que Leonel Cota, era la opción. Era un acuerdo que la designación se haría después de la elección de dirigente del PRD, por lo que ahora el ex candidato presidencial recibe el reclamo de Los Chuchos y afines.
La relación del PRD con el PT y Convergencia ha sido afectada por la reforma electoral, la que mermó severamente el poder de negociación de los partidos pequeños, al vincular los asientos legislativos al porcentaje de votos y no al acuerdo de coalición. La pretensión de trato igualitario en prerrogativas no prosperó. Como lo señaló Camacho, la postura de López Obrador sirvió para mantener la unidad.
El juicio sobre Muñoz Ledo no es cuestión de prendas personales; la inteligencia y el discurso no se le regatean al ahora coordinador del frente de la izquierda. El problema es la trayectoria. Muñoz Ledo dio la espalda al PRD, fue postulado candidato presidencial por el PARM, al que después dejó colgado en la proximidad de la elección para dar su respaldo a Vicente Fox. Cuauhtémoc Cárdenas y muchos otros tendrían derecho de exigir cuentas a López Obrador.
Federico Berrueto, Milenio, 13 de enero.

Por qué no Manuel Camacho? ¿Por qué no un militante de izquierda? ¿Por qué no un hombre joven, de ideas frescas? En el primer caso, porque López Obrador confía más en Muñoz Ledo que en Manuel Camacho —¿cómo andará la conciencia del tabasqueño?—, porque Camacho tiene posibilidades de impulsar la campaña presidencial de Marcelo Ebrard, y porque Muñoz Ledo ya no tiene ruta de salida para 2012. En el segundo caso, porque lo que menos le importa a López Obrador es la izquierda, esa fastidiosa tendencia política que según sus propias palabras —y aquí vale recordar a otro tabasqueño, a Juan José Rodríguez Prats—, son un puñado de corruptos y ambiciosos, peores que el PRI. Y en el tercer caso, porque el mesías tropical en realidad está proponiendo el regreso del PRI.
Ricardo Alemán, “Itinerario Político”, El Universal, 13 de enero.

Camacho es la mente más lúcida del FAP. Aunque su origen es el PRI y el salinismo, de siempre se ha planteado como una opción independiente y distinta respecto a sus contemporáneos. Para quienes fueron próximos a Colosio, ha sido difícil aceptarle; pero el tiempo le acredita. Además, muchos de sus críticos del PRI pasaron a las filas del madracismo, quienes ahora, con jefe distinto, Manlio Beltrones —también adversario del sonorense—, continúan sirviendo a la misma causa.
No queda claro si hubo veto a Camacho. Es posible que López Obrador haya optado por Porfirio no por presión, sino para no afectar a Marcelo Ebrard, hipótesis plausible ya que éste, con aval de los dirigentes de Convergencia y del PT, propuso a Muñoz Ledo en la coordinación del FAP.
Federico Berrueto, Milenio, 13 de enero.

En este contexto es que López Obrador, ya con la mira puesta en el 2012, logra imponerlo en la coordinación del FAP, frente al grupo de “Los Chuchos” que impulsaba a Manuel Camacho, y también sobre Leonel Cota, quien ha dado inestimables servicios a aquél. Por supuesto, en términos de capacidad, visión y movilidad políticas y alteza de miras, Muñoz Ledo es muy superior a Camacho y a Cota, pero el problema de Porfirio es que su radicalismo lo hace a él disfuncional para conjuntar eficazmente los esfuerzos en un frente partidario, sobre todo vista la división existente en la izquierda mexicana que tan bien definió Saramago.
El resultado probable es que en el décimo Congreso Nacional del PRD, en marzo, prevalezca para bien, la corriente que desea utilizar la fuerza negociadora de este partido en la escena política nacional en lugar de marginarse en un proyecto radicalizado, y que, como nos dice Ubaldo Díaz, “Porfirio sólo coordine a los líderes del PT y de Convergencia”. Lo que no deja de ser una lástima.
Juan José Huerta, Crónica, 13 de enero.

MUÑOZ LEDO, COORDINADOR DEL FAP.
Que el Frente Amplio Progresista definirá hoy, con la presencia de Andrés Manuel López Obrador, al nuevo coordinador nacional que relevará a Jesús Ortega.
Los perredistas tratarán de que el cargo quede en manos de Leonel Cota o Manuel Camacho.
Pero Convergencia y el PT, que cuentan con 50 por ciento de los votos en este caso, insisten que el coordinador debe ser Porfirio Muñoz Ledo.
“Trascendió”, Milenio, 8 de enero.

Por órdenes fulminantes de López Obrador, Porfirio Muñoz Ledo es el coordinador del FAP.
Sin representación alguna, López llegó a la reunión con la espada desenvainada.
Y todos se cuadraron, Maldonado, Anaya y Cota, los dizque líderes de PC, PT y PRD.
Los chuchos, que un día antes vetaron a Porfirio, agacharon la cabeza.
Manuel Camacho logró el apoyo de los chuchos, y de nada le valió.
López puso a Ebrard en el GDF; a Porfirio en el FAP, ¿quién osará decir no a Encinas en el PRD?
Pepe Grillo, Crónica, 9 de enero.

Para Muñoz Ledo, "Díaz Ordaz no permitió tampoco que se deteriorara la autoridad que el Estado ejerce sobre los intereses particulares". Toda una dialéctica para justificar la represión: Muñoz Ledo consideraba que los jóvenes que protestaban contra la represión y la falta de democracia eran "intereses particulares". Y avaló el concepto diazordacista de las "ideologías exóticas" en los jóvenes y afirmó que los estudiantes "se oponen a la transformación social y a la autonomía del país".
Así, la presencia de Muñoz Ledo al frente del FAP -PRD, PT y Convergencia- representa el aval de la izquierda fapista a la represión de Díaz Ordaz y Echeverría, y significa el carpetazo de la izquierda al expediente del 68. Bastará que el expresidente Echeverría cite en tribunales las palabras de Muñoz Ledo para fortalecer su inocencia.
Carlos Ramírez, “Indicador Político”, El Financiero, 10 de enero.

Las señales son claras. AMLO ya entendió que su carnal Marcelo traza su propia ruta rumbo a 2012. Por eso, a pesar de que todo estaba listo para que Manuel Camacho asumiera la jefatura del FAP, al final entregó esa posición a Porfirio Muñoz Ledo. ¿Por qué? Porque los salinistas ya no son confiables para AMLO. ¿Y quién puede hacer posible el anhelo de construir y encabezar la cuarta etapa del PRI? Pues nada menos que el mago de la política, el inteligente y trapecista Porfirio Muñoz Ledo.
De esa manera, lo que veremos en los próximos 60 días en el interior del PRD podría ser la gestación de tres candidaturas presidenciales, de un solo origen, pero con objetivos distintos. El espíritu santo en la política
Ricardo Alemán, “Itinerario Político”, El Universal, 10 de enero.

¿Por qué perdió los estribos? Ayer, Porfirio Muñoz Ledo tocaba, en el programa de radio Frente al País, sus temas de batalla dentro de las reformas del Estado y en la política nacional. Cuando apenas se le mencionó el tema de Cuauhtémoc Cárdenas dejó su tono de siempre y se transformó en fuego. ¿Qué le quema a Muñoz Ledo cada vez que se le menciona a quien fue su compañero de lucha en la Corriente Democrática, al divorciarse ambos del PRI?
“Frentes Políticos”, Excélsior, 10 de enero.

Que, en cambio, a Porfirio Muñoz Ledo se le fue la lengua y, obviamente, molestó a muchos.
En su presentación como coordinador del Frente Amplio Progresista, Porfirio dijo que había sido designado “jefe de las izquierdas mexicanas”.
Cuentan que hasta Andrés Manuel López Obrador frunció el ceño.
Era justo lo que necesitaban Los Chuchos y otros perredistas para tomar con más reserva y distancia la llegada al cargo del ex presidente del PRI y el PRD, y ex colaborador en la campaña de Vicente Fox.
Algunos perredistas inconformes de ellos aprovecharon para sugerirle a los periodistas que le preguntaran a Porfirio si piensa renunciar a los 50 mil pesos que cobra como asesor especialista de la Reforma de Estado, a los 50 mil que recibe como asesor en el Senado y a los otros 50 mil que percibe por asesorar a los diputados. O cuando menos a alguno de los tres “cincuentas”.
“Trascendió”, Milenio, 10 de enero.

Erigido en líder de una supuesta izquierda supuestamente unificada, Porfirio debiera, como publicó el diario MILENIO en sus “trascendidos”, considerar a cual de sus tres sueldos de 50 mil pesos mensuales renuncia, si como asesor, como asesor o como asesor en tres diferentes instancias.
La veleidad de las convicciones políticas es algo que algunos comprenden, toleran y aceptan. Mi abuela diría que los que así actúan son unos pinches chaqueteros; aunque cambien cachivaches como el tlacuache ropavejero de Cri-Cri.
Félix Cortés Camarillo, “Cancionero”, Milenio, 11 de enero.

La imposición de Porfirio Muñoz Ledo como coordinador de lo que queda del llamado "Frente Amplio Progresista?? no fue sino una provocación de los lopezobradoristas hacia la corriente "Nueva Izquierda??, la que más posibilidades tiene de hacerse de la presidencia del PRD.
Nadie pone en duda los conocimientos de Muñoz Ledo, quien recientemente fue exhibido en el libro escrito por Jorge Castañeda y Rubén Aguilar como un político ambicioso, deseoso de ocupar un cargo en el gabinete foxista.
Pero los vuelcos ideológicos de Muñoz Ledo le han llevado de la presidencia del PRI y el PRD a la candidatura presidencial por el Partido Auténtico de la Revolución Mexicana (PARM) que declinó en favor de Fox y después a una embajada ante la Unión Europea, también bajo el cobijo del expresidente.
Adrián Trejo, “Engrane”, El Economista, 11 de enero.

Andrés Manuel López Obrador es fiel a sí mismo: quiere absolutamente todas las canicas al interior del PRD o amenazaría con irse.
La llegada a dirigir esa extraña estructura llamada Frente Amplio Progresista (FAP) de Porfirio Muñoz Ledo tiene que verse como un primer mensaje claro en ese sentido a Los Chuchos que, vía Jesús Ortega, quieren la dirigencia y manejan la burocracia del PRD.
Ricardo Monreal, quien ya no participará porque divide el voto pro AMLO a favor de Encinas, ya adelantó: esto acabará en tribunales. Se retira y no hará honor a la máxima perredista de “Participa que algo negociarás”, por la sencilla razón de que la elección se anticipa muy cerrada entre Jesús Ortega y Alejandro Encinas.
Katia D’Artigues, “Campos Elíseos”, El Universal, 11 de enero.

Con ese gran cinismo que le es característico, Porfirio Muñoz Ledo pretendió ayer, en muchos noticieros, presumir que había sido electo como dirigente del Frente Amplio Progresista, por decisión de sus integrantes, pero omite señalar que los candidatos naturales eran Manuel Camacho y Leonel Cota Montaño, sin embargo, López Obrador logró imponerlo.
En función de ello “los chuchos” serán los primeros en hacerlo a un lado y dedicarse de lleno al proceso electoral interno en el PRD, para evitar otra sorpresa y que Andrés Manuel cometa todo tipo de marrullerías para favorecer a Alejandro Encinas. Jesús Ortega sabe como se las gasta y quiere evitarlo.
Ubaldo Díaz, “Escenario Político”, Crónica, 11 de enero.

Precisamente por su pragmatismo político, Muñoz Ledo parecía el menos indicado para sustituir a Jesús Ortega como coordinador del FAP; de hecho, su imposición tomó por sorpresa a propios y extraños, pues hasta antes de esta designación el único acercamiento del exembajador con el PRD había sido su asesoría en el tema de la reforma del Estado.
Pero de ahí no había pasado; incluso, desde el año 2000, en el que rompió con el perredismo para aceptar la candidatura del PARM, Muñoz Ledo se había convertido en un crítico de las prácticas del partido que fundó y que presidió años atrás.
¿Por qué Andrés Manuel López Obrador lo impone como coordinador del FAP, ante la aceptación del PT y Convergencia?
O dicho en otras palabras, ¿qué le representa Muñoz Ledo a López Obrador y al resto de las corrientes que se agrupan para combatir a Nueva Izquierda?.
Adrián Trejo, “Engrane”, El Economista, 11 de enero.

Pues, bien, el radical es ahora coordinador del Frente Amplio Progresista. “Lo importante es que nos mantengamos unidos”, perfiló Porfirio al asumir el cargo. “Aspiro a desarrollar órganos comunitarios para construir políticas comunitarias, no sólo con los partidos del Frente, sino con intelectuales, científicos, académicos, autoridades locales, sindicatos, organizaciones campesinas, ONGs. Y con el PRD, el PT y Convergencia aspiro, en específico, a coordinar ciertas, ¡ciertas! actividades conjuntas”.
Porfirio ha aprovechado también este momento de exposición en los medios para recordar que para duros, él. Así, por ejemplo, Calderón es El niño Calderón que dice y hace “babosadas frente al TLC”.
Con esas premisas y esas palabras (las palabras de Porfirio valen mil imágenes), el Frente Amplio Progresista se prepara para depurar y consumar con Manlio Fabio Beltrones, Santiago Creel y “el trepador” Carlos Navarrete (Porfirio dixit), la Reforma del Estado que, según los compromisos, tendría que dar a luz en febrero o marzo.
De posibles acuerdos energéticos y laborales no tiene caso hablar. De reconciliación política nacional, menos.
Ciro Gómez Leyva, “La historia en breve”, Milenio, 11 de enero.

En política no existe un rival tan dañino como el tiempo. El verdugo de Porfirio Muñoz Ledo no es un político panista ni Cuauhtémoc Cárdenas, no es un tecnócrata ni un globalifílico. Es el tiempo que muta en veneno. Éste incuba en los discursos de Porfirio Muñoz Ledo incredulidad y en muchas ocasiones comicidad. Es el veneno con el que se marchitan las flores de su inteligencia.
Al alba de 2008 y en medio de las rebajas de temporada se relanzó lo que algunos caricaturizan como el Frente Amplio Progresista. En realidad debe de ser reconocido como Frente Antiguo Populista (para comprobar lo que afirmo recomiendo ver la fotografía que publicó EL UNIVERSAL el pasado jueves en la página 8 de la primera sección en la que aparecen los integrantes del fresco frente). El licenciado López quiere regresar a los medios de comunicación del brazo de don Porfirio. El licenciado López buscará la Presidencia de 2012 repartiendo cápsulas apocalípticas y reinventándose como demócrata. Ni un arquitecto como Koolhaas le podría diseñar un ornamento que lo vistiera de demócrata
Fausto Pretelin Muñoz de Cote, El Universal, 12 de enero.

Por si el país necesitara un símbolo más de cómo anda o hacia dónde va, Porfirio Muñoz Ledo es ahora el líder del Frente Amplio Progresista o “líder de todas las izquierdas”, como dicen que dijo el buen don Porfirio el día que se quedó con el puesto.
A Muñoz Ledo se le pueden poner tantos adjetivos como años lleva en la política, puestos ha ocupado o partidos políticos a los que ha pertenecido. A sus 74 años es, al menos periodísticamente, uno de los grandes personajes de la vida pública mexicana. Hace 35 años fue secretario de Estado por primera vez. Lo ha visto todo, hecho todo, dicho todo. Suficiente se ha dicho de su inteligencia, astucia, conocimiento del sistema político mexicano, habilidad oratoria, capacidad de grilla, etcétera. Porfirio es siempre Porfirio y ya nos lo sabemos de memoria.
Ya comenzaron en el PRD a impugnar el nuevo puesto de Muñoz Ledo y según Pancho Garfias en Excélsior ya hubo quien le advirtió a Muñoz Ledo: “a mí no me coordinas ni madre”. Hay perredistas cercanos a Jesús Ortega y su corriente que no quieren a Porfirio simplemente porque ellos querían el hueso. El problema real del nombramiento de Porfirio es lo que simboliza para “todas las izquierdas”.
Carlos Puig, “Historias del más allá”, Milenio, 12 de enero.

El tema es: hablar es baras. Uno puede hacerse llamar el Gran Jefe de las Izquierdas Unidas Revolucionarias Internacionales si su vanidad se lo indica, pero eso no significa absolutamente nada. No significa nada porque el FAP, dominado por ex priistas sin arrepentimiento, no ha demostrado aún ser de izquierda ni estar trabajando para hacer un mejor país. Uno puede decir que aquellos que han competido por la Presidencia varias veces no tienen dignidad, pero eso no significa absolutamente nada. Porque si pelear incansablemente por sus ideas, una y otra vez, así se pierda mil veces, es indigno, entonces no sé qué es la dignidad. ¿Dignidad es rendirse a la segunda? No, y la verdad es que AMLO no quiso decir eso. AMLO quiso decir “Cárdenas no tiene dignidad”. Pero como no se anima a eso, prefiere mandar una extraña y cuestionable indirecta.
El problema de la política mexicana es que hablar es barato. Es muy barato.
Andrés Pascoe Rippey, Crónica, 12 de enero.

A VER SI la más reciente aventura política de Porfirio Muñoz Ledo como coordinador del Frente Amplio Progresista no termina en el entierro de esa alianza que agrupa al PRD, el PT y Convergencia bajo un mismo nombre... pero no bajo la misma bandera.
SUCEDE que el nombramiento del polémico político como coordinador de ese frente no dejó contento a nadie, salvo a él mismo y a Andrés Manuel López Obrador.
EN EL PARTIDO Convergencia de Dante Delgado nomás no les gustó la idea y ya le avisaron al FAP que para las elecciones del 2009 ellos irán solos.
Y EN EL PRD, el nombramiento tiene descontentos a varios líderes de tribus, a quienes les molestó que la designación recayera en Muñoz Ledo que ocho años atrás se fue del perredismo para terminar apoyando a Vicente Fox en su candidatura presidencial.
ES POR ESO que varios dirigentes perredistas ya advirtieron que no atenderán a las convocatorias del nuevo coordinador y harán como que ni lo ven ni lo oyen. Y AHORA que se sacó el tigre en la rifa... ¿qué pensará hacer Muñoz Ledo?
F. Bartolomé, “Templo Mayor”, Reforma, 12 de enero.

Por cierto, será el lunes próximo cuando el presidente Felipe Calderón Hinojosa y el recién nombrado coordinador del Frente Amplio Progresista (FAP), que integran el PRD, PT y Convergencia, Porfirio Muñoz Ledo, se encuentren en Guatemala. Ambos estarán en la ceremonia de toma de posesión de Colom, a la que asistirán además los presidentes de Venezuela, Hugo Chávez, y de Colombia, Álvaro Uribe, entre otros. Y aunque nos aseguran que cada quien tiene su agenda, nos cuentan también que habrá un espacio para que conversen sobre los principales temas políticos nacionales
“Bajo reserva”, El Universal, 12 de enero.

De las primeras joyas obsequiadas por don Porfirio sobresale la que declaró ante el micrófono de Carlos Loret de Mola en Radio Fórmula. Decía algo así como el TLCAN no ha servido para nada. Que lo único que ha creado es desempleo. El grandilocuente vacío de la frase (porque las palabras de don Porfirio no describen la realidad vivida en México durante los últimos 15 años) revela la confusión en la que acostumbra vivir quien fuera nuestro embajador ante la Unión Europea. ¿Qué hacía el etnocentrista don Porfirio en una embajada diseñada para un geocentrista?
Fausto Pretelin Muñoz de Cote, El Universal, 12 de enero.

En efecto, la imposición de Muñoz Ledo al frente del FAP es la confirmación de esa derrota ideológica de la izquierda mexicana, pero también es una clara señal de que AMLO ya ve cercana su derrota. Dos señales resultan elocuentes. Hoy se sabe que en la reunión del FAP en la que se impuso a Muñoz Ledo como nuevo coordinador de ese frente, López Obrador hizo una advertencia clara a sus adversarios intramuros del PRD, a Los Chuchos. Dijo, palabras más, palabras menos: “No crean que si ganan la dirigencia me voy a salir del partido... y menos voy a declinar a mi derecho a ser candidato presidencial... si hay condiciones seré candidato presidencial en 2012”. Y luego anunció que Muñoz Ledo sería el nuevo coordinador del FAP.
No se pueden entender de manera aislada los dos acontecimientos —la advertencia de que buscaría ser candidato presidencial para 2012 y la imposición de Muñoz Ledo—, sino que son algo así como causa y efecto. AMLO percibe como real la derrota frente a Los Chuchos. Más aún, siente que puede ser desplazado totalmente si esa derrota se confirma y por eso advierte que no abandonará el partido y menos declinará su derecho a ser candidato para 2012 Eso sí, como él sí tiene dignidad, sólo buscará la Presidencia una vez más, como si quienes lo hacen en tres o cuatro ocasiones fueran indignos. Y en prevención de esa eventual derrota, deja el FAP en manos de uno de sus leales. ¡Claro!, el siempre congruente Porfirio Muñoz Ledo
Ricardo Alemán, “Itinerario Político”, El Universal, 13 de enero.

Contra tribus y jefes, López Obrador impuso a Porfirio Muñoz Ledo en el FAP.
Se supone que el ex del PRI, PARM, PAN… trabajará para él.
Pero para sorpresa del legítimo, su hombre anda con el Presidente.
Es invitado de Felipe Calderón a su gira por Guatemala.
¿Habrá pedido permiso?
Pepe Grillo, Crónica, 14 de enero.

Uno de los brazos (si no es que el principal) de esa eventual batalla por el petróleo es el Frente Amplio Progresista, que este año ha estrenado dirigente en la persona de Porfirio Muñoz Ledo, un labrado ejemplo de oportunismo e inconsistencia políticas que ahora dedicará sus talentos a combatir desde la “izquierda” lo que en 2000 apoyó como promotor del voto útil en favor de la derecha rupestre encabezada por Vicente Fox, quien pagó los servicios del saltimbanqui profesional con una distinguida embajada en Europa. Muñoz Ledo, sonoramente repudiado en el Zócalo capitalino la primera vez que apareció al lado de AMLO, en campaña por la Presidencia, ahora ha empeñado (provisionalmente, desde luego) su lealtad y su entrega a las causas progresistas del país. Tan infortunado nombramiento amenaza con convertir lo que pudiese subsistir del citado FAP en mera mercancía de intercambio, al mejor estilo de este neoporfirismo “de izquierda”, y augura que buena parte de lo que en ese frente se haga sea fuego de artificio, ocurrencia verbal, vanidad cabalgante
Julio Hernández López, “Astillero”, La Jornada, 14 de enero.

Lo que dentro y fuera de ese partido ha sido severamente censurado es el nombramiento de Porfirio Muñoz Ledo, el mismo que levantó la mano a Fox en la columna de la Independencia, el mismo que fue abucheado en el Zócalo y a quien hoy se pretende como representante de los mismos a los que ofendió. Eso, dicen, no se vale
Miguel Ángel Velázquez, “Ciudad perdida”, La Jornada, 14 de enero.

De modo sorpresivo para muchos y esperable para otros la dirigencia política del Frente Amplio Progresista me designó como su Coordinador general. Las reacciones se desataron al instante. Desde las más benevolentes y alentadoras hasta las más corrosivas y descalificadoras. El hecho no pasó desapercibido y se le sobrecargaron anecdotarios políticos, generalmente de tono menor.
La longevidad de la actuación política permite a los adversarios de hoy colorear su tinta con los denuestos de ayer. Existe un archivo acumulativo de improperios y falsedades sobre toda personalidad relevante. En mi caso provienen invariablemente de la derecha y de las envidias domésticas, que han servido —voluntaria o involuntariamente— como cómplices de aquellas.
El costo de luchar a contracorriente es alto pero la recompensa es larga. Lo que algunos llaman “transfuguismo” es aquello que historiadores califican como rupturas históricas definitorias. Mientras los miopes sólo reparan en los vuelcos que la batalla implica, los analistas destacan la congruencia de una campaña inacabada por la transición sustantiva del país.
Porfirio Muñoz Ledo, “Bitácora Republicana”, El Universal, 14 de diciembre.

EL FUTURO DEL FAP.
Yáñez, por cierto, jura que con Muñoz Ledo a la cabeza del FAP se vuelven a abrir las posibilidades de que el PRD, Convergencia y el PT vayan juntos en las elecciones intermedias de 2009. Está consciente, sin embargo, de que lo que suceda en la elección interna del PRD será definitivo para la alianza de los partidos de izquierda. “El triunfo de Jesús Ortega le daría la puntilla al Frente; el de Alejandro Encinas revitalizaría la alianza de los tres partidos de izquierda”, asegura.
El senador del PT trae su propia idea, algo extraña, de lo que sucede en el interior del PRD. Dice que Nueva Izquierda anda con el propósito de respaldar la candidatura de Lázaro Cárdenas Batel en 2012. Pero si no les alcanza con el hijo del general en las encuestas, traen un plan B: apoyar a Marcelo Ebrard, a través de Camacho Solís. “Camacho es ahora más aliado de Los Chuchos que de López Obrador”, asegura.
Francisco Garfias, “Arsenal”, Excélsior, 10 de enero.

¿Puede el FAP tener larga vida con Muñoz Ledo como coordinador?
En realidad no; habrá que esperar a la elección del nuevo presidente del PRD en la que Ortega, hasta el momento, lleva mano, para conocer si habrá veto o voto en favor del flamante coordinador.
Por lo pronto, "los chuchos?? prometieron que lo sabotearían aunque dejaron en claro que por lo menos a su corriente no la representa.
Así las cosas, parece que Muñoz Ledo será el enterrador de ese Frankestain llamado FAP.
Adrián Trejo, “Engrane”, El Economista, 11 de enero.

Cuentan quienes lo oyeron que una de las primeros objetivos que se autoimpuso Porfirio Muñoz Ledo es deschuchizar el Frente Amplio Progresista. Lo comentó en petit comité, poco después de que López Obrador lo impusiera como coordinador del Frente que integran el PRD, Convergencia y el PT.
Francisco Garfias, “Arsenal”, Excélsior, 11 de enero.

Aun si eso ocurriera, la presencia de Muñoz Ledo al frente del FAP mitigará el control que el PRD mantiene sobre el frente y que se acentuaría con Ortega en la presidencia perredista, lo cual concluye en beneficio de las posiciones de López Obrador. Está claro que ni aun en el supuesto del triunfo de Nueva Izquierda en la disputa por el mando perredista ese partido se romperá, pues una escisión no conviene a nadie. Pero obligadas las partes a una coexistencia cada vez más difícil, acudirán a erigir muros de contención que acoten los márgenes de acción de sus adversarios. Eso es verdad no sólo en el ámbito interno del PRD sino también en su extensión hacia fuera.
Miguel Ángel Granados Chapa, “Plaza Pública”, Reforma, 11 de enero.

Y es ahí dónde el FAP me causa algunos problemas. Porque si bien es válido cambiar de opinión, si es correcto decir “me equivoqué”, no he visto eso de ninguno de los próceres de la patria que hoy conforman ese grupo. ¿No sería un gran acto de valor ver a Camacho decir, “hice mal en apoyar a Salinas y pido perdón”? No sucederá, naturalmente, ya que en política, la lógica imperante es que admitir un error es crearlo. Nada está mal hasta que uno lo acepte.
Es entonces cuando, tras ver a Porfirio Muñoz Ledo ser nombrado presidente del FAP, que uno —como izquierdista— puede preguntarse qué carajos está pasando en nuestra patria. Porque después de su increíblemente desafortunada y arrogante frase de “soy el jefe de las izquierdas mexicanas”, no nos queda más remedio que suspirar con resignación.
Claro, él sería el jefe de las izquierdas mexicanas si el FAP fuera de las izquierdas mexicanas. Es más, sería el jefe de las izquierdas mexicanas si fuera el Jefe del FAP. Sin embargo, y será duro cuando Porfirio se entere de esto, el jefe absoluto y total del FAP es AMLO. Y sí, Porfirio seguirá siendo el segundo lugar, como lo fue siempre con Cárdenas, sólo que ahora con López Obrador.
Andrés Pascoe Rippey, Crónica, 12 de enero.

Para empezar, y como lo recordó el mismo Porfirio, los frentes de partidos políticos nacionales se constituyen, de acuerdo con el artículo 93 del nuevo Cofipe, “para alcanzar objetivos políticos y sociales compartidos de índole no electoral, mediante acciones y estrategias específicas y comunes”. Con Muñoz Ledo al frente del frente va a ser muy difícil limitar al FAP con ese corsé. Se trata de un animal político en el más puro sentido aristotélico del término; una de las mentes más brillantes del México moderno, versado como pocos en la historia y la política nacionales, cuya presencia en la vida pública ha sido una constante desde hace más de 40 años.
Juan José Huerta, Crónica, 13 de enero.

Con Muñoz Ledo en el FAP López Obrador continuará sin interferencia en la tarea de formar un tejido propio de adherentes. Labor más cercana a la conversión religiosa que a la estructuración de un proyecto político. Por su parte, los legisladores, Los Chuchos y los partidos del FAP tendrán que lidiar con un coordinador probadamente incapaz de respetar a sus pares, de frases fuertes y precarias convicciones.
Muñoz Ledo y Camacho son supervivientes de otra época; es sorprendente la incapacidad de la izquierda para atraer sangre nueva. La diferencia es que aquél pertenece al México que se fue y Camacho a éste, de allí por qué resulta más cómodo para el jefe el primero que el segundo. Discurso y estrategia compitieron y quien manda optó por lo primero. Para el ayer valen más lealtades simuladas, razones que nacen de la pasión.
Los vientos que vienen no son favorables para el PRD, tampoco para López Obrador. La elección de dirigente no será la conclusión de los problemas, sino el inicio de lo más difícil. Mientras Marcelo Ebrard consolida su posición dentro y fuera de la organización. Un largo e incierto trecho aguarda para llegar a la elección presidencial, a diferencia del PAN y, quizás del PRI, la mejor oportunidad.
Federico Berrueto, Milenio, 13 de enero.

Siempre inteligente, ocurrente y puntual, en esta ocasión Porfirio Muñoz Ledo tampoco desentonó: “Soy el jefe de las izquierdas mexicanas”, dijo eufórico luego de un vergonzoso espectáculo al más puro estilo de los tiempos de Echeverría, López Portillo y De la Madrid —por citar sólo a tres ex presidentes del PRI—, en el que fue impuesto por dedazo, por obra y gracia de Andrés Manuel López Obrador, como el nuevo jefe del Frente Amplio Progresista, ese muégano político que es conocido como FAP.
Y no le falta razón al talentoso Muñoz Ledo para estar feliz. Por esos mismos talentos siempre fue impuesto por los presidentes priístas en toda clase de cargos. ¡Claro! Todos relevantes, como el actual; jefe de un intangible que todos motejan como FAP, pero que muy pocos mortales de a pie saben de qué se trata, cómo se come, para qué les va a servir. “Soy el jefe de las izquierdas mexicanas”, insistía Porfirio, incapaz ya no de la saludable autocrítica, sino de interrogantes elementales. ¿Es realmente el jefe? ¿A qué izquierda se refiere? ¿No se le habrá ocurrido que se trata del regreso al viejo PRI, a una cuarta etapa del tricolor?
Y acaso tengan razón los críticos de la llegada de Muñoz Ledo a la jefatura del FAP, en el otro extremo, ya que su imposición autoritaria, grosera, nada democrática no sólo confirma que la izquierda —por lo menos esa agrupada en el FAP y de manera especial el PRD—, perdió la batalla cultural e ideológica por la democracia, sino que terminó por convertirse en un remedo del PRI, al que dijo combatir y por cuya destrucción se creó
Ricardo Alemán, “Itinerario Político”, El Universal, 13 de enero.

El Frente Amplio es una empresa compleja. Reemplazó a la Coalición por el Bien de Todos, finalizada con el proceso electoral. A los tres partidos que la componían agregó el Consejo Consultivo, conformado por intelectuales, escritores, académicos y comunicadores progresistas. Se dio a la tarea de construir un “espacio tripartita” mediante la asociación de organizaciones sociales: sindicatos, alianzas campesinas y redes civiles. Se ha propuesto también articular acciones de militantes electos: gobernadores, senadores y diputados —federales y locales— alcaldes y funcionarios municipales.
No es sin embargo una superestructura, sino una instancia de coordinación, particularmente difícil por la multiplicidad de los actores y la diversidad de sus identidades, autonomías institucionales y responsabilidades propias. Tampoco es una coalición electoral en términos legales y de ahí, en parte, los tropiezos en la postulación de candidatos comunes para comicios estatales.
No existe además entre nosotros la cultura de las alianzas políticas, aunque teóricamente se las preconice como requisito para la formación de mayorías estables y único sustento de cambios profundos. Nos tocó protagonizar la primera del México contemporáneo en 1988: el Frente Democrático Nacional, que sugiere Arnaldo Córdoba, debimos haber preservado. Dos decenios después retomamos el propósito.
“Porfirio Muñoz Ledo”, “Bitácora Republicana”, El Universal, 14 de enero.

Tanto entonces como ahora enfrentamos la resaca de una elección ilegítima de la que surgieron gobiernos de facto, dispuestos a fortalecerse por la combinación de intereses y la dilución del adversario. Aquél empleaba en el exceso los remanentes de un poderoso aparato oficial y éste se conforma con el uso desbordado de la fuerza pública y el beneficio de hegemonismo mediático, parapetado detrás de un ensamblaje de complicidades transnacionales y poderes monopólicos.
Por ello resulta indispensable estimular la movilización popular y el avance electoral por la incidencia consistente en el debate público. Es menester contribuir de manera determinante en la definición de la agenda nacional. La edificación de una genuina democracia exige la reconstrucción de la “polis”, entendida como confluencia entre sociedad, inteligencia y poder. Ese es hoy el mandato cardinal de la izquierda.
Enfrentamos la agresión de la mentira sistémica y la falsificación deliberada de las propuestas políticas. La deformación aberrante de los datos, la prevalencia de las negociaciones enmascaradas y la burda simplificación de las opciones nacionales. Quienes nos endilgan el origen de la extrema polarización del país olvidan que ellos mismos la provocaron, tanto por la defraudación electoral como por la vesania de encajarnos una etapa superior de la agenda neoliberal
“Porfirio Muñoz Ledo”, “Bitácora Republicana”, El Universal, 14 de enero.

Parece que ha desatado más consternación y polémica que la designación de Porfirio Muñoz Ledo como líder del Frente Amplio Progresista (si bien no es precisamente una hermanita de la caridad, llama la atención el rencor que genera a su alrededor, tanto que cualquiera diría que si sus críticos llegaran a tener un hijo, también le echarían la culpa) un dato que, como el final cuando se acerca ya, deberíamos tomarlo serenamente: 115 millones de mordidas al año se despacharon durante el sexenio foxista, que prácticamente barrió del mapa los idílicos tiempos de la dictadura (im)perfecta del partido tricolor cuyo mito fundacional se basó en la máxima “El que no transa no avanza”. Claro que el cálculo debe ser más o menos conservador, tomando en cuenta que nomás de pensar en las contribuciones de los hermanos Bribiesca a esta bonita tradición mexicana, que le ha dado rumbo y certidumbre a la patria. Imaginémonos un México sin mordidas, desmoralizado y estoico, condenado a la inmovilidad y el deterioro burocrático. La corrupción es el aceite que lubrica la maquinaria que mueve al país hacia el dulce porvenir primermundista. Ese 8% que nuestros compatriotas destinan de sus emolumentos a la coima y el cochupo conforman, seguramente, el dinero mejor invertido, sobre todo porque los exime de una de las tareas más hercúleas que un ciudadano está condenado a emprender: la tramitología y la laberíntica mentalidad de los funcionarios.
Jairo Calixto Albarrán, “Política cero”, Milenio, 15 de enero.

Los detractores tanto de Porfirio como del mismo FAP no han tardado en aparecer. Muchos son los ofendidos por tal selección del personaje. Algunos traslucen sus enredadas rutas y ocultan, en sus alegatos, los efectivos intereses a los que sirven. Acostumbrados a lanzar impunemente sus invectivas, estos prestanombres no alientan más que ruido, un barullo redundante entre y con la llamada clase dirigente, en especial aquella de gastado cuño, la que se reúne y agota en cenáculos interminables. Otros echan mano del socorrido recurso de la filtración insidiosa y tratan de esconder la mano y la mente tramposa que los anima o paga.
El proceso electivo donde se le encomendó la responsabilidad a Porfirio ha sido, con franca mala fe, interpretado en formas pueriles, desviadas hacia su trayectoria pasada donde sólo cuentan una parte lateral de su rica historia pública. No son, sus denostadores, analistas de contextos, narradores de logros, de consecuencias para la vida democrática y para la nación, lugares y momentos por los cuales Porfirio ha transitado con éxitos notables, no exentos de sonoros fracasos (apoyo a Fox). Baste recordar el Fonacot y el beneficio directo que este organismo aún acarrea a miles de trabajadores. O preguntarse cómo se constituyó el FDN y su corriente democrática, de la que fue artífice primordial. También es necesario repasar su actuación como senador electo por el DF y motor eficiente del frente que desbancó al PRI en el Congreso. Pasar revista al legislador que esparció una visión de Estado frente a la grisura entreguista de Ernesto Zedillo. O las luchas que Porfirio ha escenificado en foros de relevancia en Europa y Sudamérica o entre los emigrantes mexicanos a Estados Unidos.
Luis Linares Zapata, La Jornada, 16 de enero.

Que el flamante coordinador del Frente Amplio Progresista, Porfirio Muñoz Ledo, aprovechó en Guatemala los actos de toma de posesión del presidente Álvaro Colom para desayunar con el subsecretario para América Latina y el Caribe de la Secretaría de Relaciones Exteriores, Gerónimo Gutiérrez.
¿Fue un encuentro de amigos o una señal de que Porfirio sí puede reunirse con funcionarios del “gobierno del pelele Calderón”?
“Trascendió”, Milenio, 16 de enero.

Menos aún hacen los opositores instantáneos y de oficio referencia al movimiento que sostiene y da sentido al FAP y la atingencia del nombramiento de Porfirio como actor siempre dispuesto a empujar transformaciones sustantivas. No, los columneros, propagandistas y locutores al servicio de concesionarios temerosos y groseros hincan el diente feroz en la conducta del hombre concreto, falible, apasionado y, satisfechos con esa enumeración, piensan que lo desacreditan para siempre sin recalar en un hecho evidente: la longevidad creativa de un político de su calidad.
Las críticas y denuestos se han multiplicado, aunque inciden en aspectos poco relevantes para el juicio que merece la decisión colegiada del frente. De nada sirve acentuar y agotar hasta la náusea, como sus críticos han hecho, los cambios de banderías partidarias en el largo periplo de Porfirio por la escena pública. Es un hecho harto conocido y poco ayuda para comprender el significado de la tarea encomendada en el México de hoy y, menos aún, para lo que espera en el enrarecido ambiente de esta atribulada República. Lo esencial es la multitudinaria fuerza del movimiento que se viene formando y que empuja a los partidos y al mismo FAP. En él hay que encontrar la lógica en la conducta de sus postulantes, la agenda que se propone y las acciones que se llevan a cabo.
Luis Linares Zapata, La Jornada, 16 de enero.

Asunto político: por eso nos parece tan importante la designación de Porfirio Muñoz Ledo como coordinador del Frente Amplio Progresista, que puede y debe llevar a cabo una defensa intransigente del carácter público de Pemex y una oposición cerrada a su privatización. En la coyuntura tal será una de las primordiales tareas del frente y de su coordinador. La experiencia y probada definición política de Porfirio resultan hoy motivo de optimismo indiscutible. En su origen, el FAP despertó en la izquierda grandes esperanzas, que ahora se renuevan vigorosamente teniendo al frente a un hombre del calibre de Porfirio Muñoz Ledo. Capaz de las decisiones y visiones que hoy requiere el país
Víctor Flores Olea, El Universal, 18 de enero.

0 Responses to "IMAGEN PÚBLICA: Porfirio Muñoz Ledo, nuevo coordinador del Frente Amplio Progresista."