CANCÚN.- La opción más eficiente para financiar las estrategias de mitigación y adaptación frente al cambio climático es adoptar un impuesto global a las emisiones de carbono, considera el consultor internacional Theodore Panayotou.
Director durante 10 años del Programa de Desarrollo Sustentable y Medio Ambiente de la Universidad de Harvard, el especialista participa en las discusiones sobre financiamiento internacional que tienen lugar en la Conferencia de Naciones Unidas sobre Cambio Climático.
"La clave está en imponer un precio al carbono, determinar la mecánica de cómo instrumentarlo de manera gradual y tener claro cuáles son los grupos vulnerables para encontrar la forma de compensarles por las afectaciones que podría generarles", comenta en entrevista.
"Por si mismos, los recursos generados por un impuesto al carbono permitirían conformar un fondo mundial que iría aumentando gradualmente".
Panayotou, integrante desde 2009 de la Fuerza de Tarea Especial CO2 de la Secretaría de Hacienda, adelanta que ese equipo ha realizado algunas estimaciones preliminares sobre los recursos que generaría el impuesto.
"Si se tasara un impuesto al carbono de 10 dólares por tonelada representaría 3 centavos de peso por cada litro de gasolina, y si fuera de 20 dólares sería equivalente a cinco centavos", detalla.
El objetivo del impuesto, explica, es gravar el uso indiscriminado de combustibles fósiles y obtener así recursos para promover un desarrollo más limpio.
El impuesto, remarca, debe ser adoptado de manera global, porque si un país como México lo establece de manera unilateral enfrentará un costo muy elevado en el corto plazo.
"La política funciona en el cortoplacismo, por eso se tiene que abordar de manera global. Si no, habría problemas de competitividad, ya que los productos serían más caros y difíciles de exportar", indica.
La propuesta del impuesto al carbono ha sido respaldada por economistas de diversos países.
Necesidades
Una de las exigencias básicas que se están planteando en las mesas de negociaciones de Cancún en materia de financiamiento, detalla Panayotou, es asegurar que las pequeñas islas y los países de menor desarrollo que tienen escasa responsabilidad en el calentamiento global puedan enfrentar los costos del cambio climático.
"Esos países van a tener que invertir tremendamente para adaptarse. Son países pobres que no tienen ni la tecnología ni los recursos necesarios", apunta.
Un segundo factor, indica, consiste en asegurar que no se repitan los errores del pasado y se apueste a energías renovables.
"Los países menos desarrollados tienen la necesidad de crecer y no se les puede culpar porque opten por los modelos sucios. De ahí la necesidad de transferir tecnologías para transitar a un desarrollo bajo en carbono", agrega.
Director durante 10 años del Programa de Desarrollo Sustentable y Medio Ambiente de la Universidad de Harvard, el especialista participa en las discusiones sobre financiamiento internacional que tienen lugar en la Conferencia de Naciones Unidas sobre Cambio Climático.
"La clave está en imponer un precio al carbono, determinar la mecánica de cómo instrumentarlo de manera gradual y tener claro cuáles son los grupos vulnerables para encontrar la forma de compensarles por las afectaciones que podría generarles", comenta en entrevista.
"Por si mismos, los recursos generados por un impuesto al carbono permitirían conformar un fondo mundial que iría aumentando gradualmente".
Panayotou, integrante desde 2009 de la Fuerza de Tarea Especial CO2 de la Secretaría de Hacienda, adelanta que ese equipo ha realizado algunas estimaciones preliminares sobre los recursos que generaría el impuesto.
"Si se tasara un impuesto al carbono de 10 dólares por tonelada representaría 3 centavos de peso por cada litro de gasolina, y si fuera de 20 dólares sería equivalente a cinco centavos", detalla.
El objetivo del impuesto, explica, es gravar el uso indiscriminado de combustibles fósiles y obtener así recursos para promover un desarrollo más limpio.
El impuesto, remarca, debe ser adoptado de manera global, porque si un país como México lo establece de manera unilateral enfrentará un costo muy elevado en el corto plazo.
"La política funciona en el cortoplacismo, por eso se tiene que abordar de manera global. Si no, habría problemas de competitividad, ya que los productos serían más caros y difíciles de exportar", indica.
La propuesta del impuesto al carbono ha sido respaldada por economistas de diversos países.
Necesidades
Una de las exigencias básicas que se están planteando en las mesas de negociaciones de Cancún en materia de financiamiento, detalla Panayotou, es asegurar que las pequeñas islas y los países de menor desarrollo que tienen escasa responsabilidad en el calentamiento global puedan enfrentar los costos del cambio climático.
"Esos países van a tener que invertir tremendamente para adaptarse. Son países pobres que no tienen ni la tecnología ni los recursos necesarios", apunta.
Un segundo factor, indica, consiste en asegurar que no se repitan los errores del pasado y se apueste a energías renovables.
"Los países menos desarrollados tienen la necesidad de crecer y no se les puede culpar porque opten por los modelos sucios. De ahí la necesidad de transferir tecnologías para transitar a un desarrollo bajo en carbono", agrega.
Adriana Alatorre enviada, Reforma, 2 de diciembre.
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