La agonía del comandante

Hugo Chávez subió con paso firme las escalerillas del avión presidencial. Al llegar a lo alto, giró, levantó el puño y gritó “¡Viva la patria!” antes de desaparecer en el interior de la aeronave. Los venezolanos nunca más volvieron a escucharlo.

“Claro que volveré”, le aseguró decidido al canciller Elías Jaua, con los brazos sobre sus hombros y esbozando media sonrisa, relató días después el funcionario. Y regresó tras 70 días de un inconcebible silencio que se prolongaría hasta su muerte el martes 5 de marzo. Chávez entró en coma el día anterior y murió por una falla respiratoria después de que el cáncer hiciera metástasis en los pulmones, dijeron a Reuters fuentes cercanas al Gobierno y a su equipo médico.

Las dos últimas semanas del líder socialista de vida fueron extenuantes. Aquejado por fuertes dolores que lo obligaban a permanecer sedado durante horas y que le impedían incorporarse de la cama, Chávez tenía que respirar a través de una cánula traqueal debido a una infección pulmonar aguda que le atacó tras su última cirugía en el hospital Cimeq de La Habana.

Los altos funcionarios que los visitaron durante su hospitalización en La Habana y Caracas “utilizaban iPads y otros recursos para hacerle “presentaciones de los proyectos”, dijo una de las fuentes, al explicar cómo el presidente hizo lo todo posible para comunicarse con su equipo y seguir, pese a las enormes limitaciones, al frente de las decisiones de Gobierno.

Cuando le pidieron nombrar un nuevo canciller para ocupar el cargo que dejó vacante su vicepresidente y heredero político, Nicolás Maduro, le mostraron los nombres de los candidatos y él señaló el de Jaua y firmó el documento, dijo la fuente.

El mandatario había quedado extremadamente débil tras la operación de más de seis horas, que se complicó con una hemorragia interna y los médicos tuvieron que reanimar al paciente varias veces y descubrieron que las células cancerígenas habían llegado hasta los pulmones.

El equipo cubano que lo atendió en el postoperatorio tuvo que desarrollar un antibiótico personalizado con el que logró estabilizar la infección respiratoria y mejorar su condición. En medio de la aparente mejoría, Chávez pidió volver a su país, lo que hizo la madrugada del 18 de febrero. No hubo imágenes ni fotos.

El lunes cayó en un coma del que no pudo despertar. El martes, rodeado de familiares y su círculo más íntimo de colaboradores, sus constantes vitales se apagaron.

La Crónica, 11 de marzo.

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