Debate PC cubano reformas urgentes

Delegados al sexto Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC), que sesiona en esta capital de sábado a martes, respaldaron ayer la propuesta del presidente Raúl Castro de reducir a diez años, es decir dos mandatos de cinco años, los principales liderazgos de la isla, incluida la presidencia.

La propuesta fue bien recibida en un país habituado durante medio siglo a mandatos ilimitados, con dirigentes que rondan los 80 años, si bien Castro advirtió que por falta “de rigor y visión” no está garantizado aún su relevo por gente joven, lo que disparó la expectativa sobre las conclusiones del congreso.

La televisión estatal dijo ayer que los mil delegados al cónclave “apoyaron el informe” del presidente, que en junio cumplirá 80 años y que se acercará a los 82 cuando en 2013 termine su mandato de cinco años. A la vez, la realización de las reformas que promueve para desmontar la estatización del país demorará, se afirma, al menos un quinquenio.

De ahí que el cónclave, los cambios y la elección de su dirigencia —con la salida de Fidel Castro de la jefatura del PCC, que asumirá Raúl— están enmarcados en una carrera contra el tiempo “que vuelve a descansar, como ha sido característico aquí desde 1959, en el liderazgo de un hombre”, según expertos en La Habana.

“Se me cae la cara de vergüenza” al admitir que los acuerdos de los congresos anteriores casi todos quedaron en letra muerta, dijo Raúl Castro el sábado saliéndose del discurso escrito, y enfatizó que a partir de ahora “exigiré que se cumpla lo que yo he orientado y ordenado (porque), lo que aprobemos (ahora) no puede sufrir la misma suerte”.

Raúl, quien asumió el mando de la nación tras la enfermedad de su hermano Fidel, en 2006, fue el creador y ministro de las Fuerzas Armadas, y llegó al congreso tras reformar el gabinete y la dirección del Estado, promoviendo a altos oficiales del ejército e insistiendo en que la “institucionalidad” sustituya 50 años de “improvisación y voluntarismo”.

Pero aun así, los cambios hechos para que las empresas socialistas coexistan de manera armónica con pequeños negocios privados y cooperativos —donde se conjuguen planificación “y mercado”, algo sacrílego en Cuba desde 1959— parecen no marchar a la velocidad prevista.

Al respecto se señala la insuficiente producción nacional de alimentos —este año Cuba deberá gastar 25% más de lo previsto en importaciones— y el pendiente cierre de 500 mil empleos públicos que no tenían razón de ser. En total, sobran según el gobierno un millón de empleados.

El debate sobre el futuro modelo económico y político delineado por Raúl Castro no está exento de una fuerte autocrítica, si bien la reforma económica y un régimen rejuvenecido con límite de mandato, no supone la apertura de espacios a la oposición.

Las medidas —331, “urgentes” según Raúl Castro, para garantizar la supervivencia del modelo— se alejan del sistema económico ultracentralizado de la desaparecida Unión Soviética (URSS), principal socio comercial de Cuba durante décadas, y se acercan a uno más moderno, como el chino: apertura al sector privado, recorte de empleos, descentralización de la agricultura, autonomía empresarial y eliminación de subsidios.

Para el analista cubano Arturo López-Levy “el límite de mandatos es un paso histórico hacia las formas institucionales y colectivas de liderazgo. El modelo ‘Fidel al timón’ es sustituido. Hay una crítica al voluntarismo e improvisación”.

El límite de mandato “más que un anuncio es una amenaza, otra década de castrismo ineficiente sería para arruinar más el país”, dijo el opositor Elizardo Sánchez. El opositor Óscar Espinosa opinó que una real apertura sería eliminar el “unipartidismo”.

La Habana • Manuel Somoza/Agencias, Milenio, 18 de abril.

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