“Con él hasta la muerte”


CARACAS.— Solemnidad absoluta. La espada de Bolívar cuidadosamente colocada sobre la bandera tricolor y bolivariana que cubría el féretro y una primera fila con el anfitrión, el en ese momento vicepresidente Nicolás Maduro, su esposa y procuradora Cilia Flores; a su lado, los presidentes Raúl Castro, de Cuba; Mahmud Ahmadineyad, de Irán y de Bielorrusia Alexandr Lukashenko, quien al igual que Elena Frías, la madre de Hugo Chávez, no podía contener las lágrimas, le daban marco al adiós oficial al fallecido mandatario venezolano.
En segunda fila, los presidentes de América Latina y del otro lado todo el gabinete y la cúpula de las Fuerzas Armadas, que rompieron varias veces la solemnidad para gritar “¡Chávez vive, la lucha sigue!”. La misma consigna que horas antes los fieles de esta nueva “religión” en la que parece convertirse el chavismo, hacía tronar mientras se aglomeraba contra las vallas del patio de armas para ver “a mi dios. Mi dios es Hugo”, según aseguró una joven de Bello Monte, un barrio del oeste de Caracas.
Ella pasó la noche entera haciendo la fila. Turnándose con sus amigos para dormir sobre el césped del Fuerte Tiuna.
Igual que Juan Carlos Pentia, quien llegó junto a sus compañeros desde Monagas para poder ver “al hombre que aclaró nuestras mentes, que desafió al poder para que nosotros estemos mejor”.
“Llegamos a las nueve de la noche de ayer y aún me falta la mitad del trayecto. Y encima ahora cortan la entrada porque llegan los presidentes… No importa, yo y los míos permaneceremos acá. Él me dio lo que soy. Yo le doy mi esfuerzo hasta que me muera”, promete Pentia.
Mientras la gente se aglomeraba para conseguir el agua, los jugos o las vituallas que los soldados repartían “bolivarianamente”, una mujer que llegó desde Miranda dice estar decidida a “morir por ver a Chávez si es preciso. Él dio todo por nosotros, nosotros estamos acá para decirle presente”.
En el salón de actos, la orquesta juvenil Simón Bolívar, dirigida por Gustavo Dudamel, interpretaba el himno y otras piezas. El cantor llanero Gonzalo Jiménez dedicaba su canción a “Chávez y a todos los revolucionarios del mundo” y Maduro, orador principal al fin, le decía a los restos de su jefe “que nada pudo contigo y nada podrá con nosotros”.
Afuera, a la multitud nada le importaba. El “queremos ver a Chávez”, se repetía incansablemente, con enojo por momentos, como ruego en otros. Lo único que tranquiliza a la masa es saber que un Chávez inmortalizado por el embalsamamiento estará siempre a disposición de su pueblo.
José Vales enviado, El Universal, 9 de marzo.

0 Responses to "“Con él hasta la muerte”"