El temido Barrio 23 de Enero


CCARACAS.— En la cima de estas colinas con calles escarpadas y laberínticas, repletas de pequeñas casas se encuentra el Cuartel de la Montaña, en cuyo interior está el Museo de la Revolución donde el cuerpo momificado del Hugo Chávez será resguardado.
Éste es el temido Barrio 23 de Enero, un conjunto de chabolas donde se gestó el chavismo que terminó por derrocar a las élites de la derecha en Venezuela. Aquí no manda el ejército ni la policía, mandan colectivos armados como Los Tupamaro, Los Montaraz y Los de la Piedrita.
Desde aquí, el comandante Hugo Chávez Frías organizó el fallido golpe de Estado de 1992 contra el presidente Carlos Andrés Pérez. Para muchos, el Barrio 23 de Enero, al noroeste de esta capital, tiene fama de violencia. Fue uno de los primeros focos de disturbios y saqueos en el “caracazo” de 1989.
Para sus habitantes, estas colinas tienen historia de lucha social. Aquí, desde la época de los años 60 se han formado, dicen, los luchadores sociales que han protagonizado el cambio social en Venezuela.
En cada familia de este lugar hay una historia de un desaparecido por los comandos negros que operaban en la Venezuela de los años 70 y 80. Muchos de los casos fueron resueltos por la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Las patrullas de los colectivos hoy están en cada esquina. Andan en moto, visten playeras blancas, llevan brazaletes con la bandera venezolana y paliacates o gorra rojos. Portan radios y algunos están armados. Andan movilizados por los preparativos que se realizan en el Museo de la Revolución y que el mismo Nicolás Maduro, presidente encargado, supervisa. La seguridad es extrema.
Está prohibido el paso y tomar fotos hacia el Cuartel Militar. La sentencia de militares, milicianos y revolucionarios es severa: se confiscará todo el equipo y material. Preparan una gran sorpresa para recibir al comandante Chávez y no quieren que se arruine.
La fama del Barrio 23 de Enero de violento e inseguro está extendida por toda Caracas. Los taxistas temen subir aquí. Al mencionar el nombre lo bajan a uno. Dicen que estas calles son refugio de combos armados que lo mismo controlan robos, secuestros y narcotráfico.
La Plaza 4 de Febrero, con un inmenso obelisco de metal, es el punto central del conjunto de comunas. Fue construida por Chávez, quien tuvo un lazo muy estrecho con este barrio, donde incluso celebraba sus cumpleaños. Sus pobladores presumen sus fotos con él en sus fiestas.
Antes de la llegada de Chávez al poder y de la instauración del socialismo, sus habitantes aceptan que el lugar era guarida de asaltantes y narcotraficantes, pero dicen que ahora la violencia ha disminuido. Los colectivos tienen el control e implementan el “orden y la disciplina” que el comandante inculcó. Ante cualquier violación a las reglas las penas son severas; la menor es ser expulsado. Así, dicen, se combate a las “bandas amponinas” que, aclaran, no sólo están en los barrios pobres. También están atrincheradas en la burguesía venezolana.
A través de escaleras laberínticas con callejones sin salida y azoteas de casas se llega a la cima, donde residen las comunas revolucionarias De la Sierra, Simón Bolívar y el Panal 2021. Desde aquí se ve todo Caracas.
Para los habitantes de esta comuna, que se declaran revolucionarios, Venezuela está por vivir días violentos y convulsos. Les preocupa que el Ejército se vuelva contra Maduro y que la disidencia encabezada por Henrique Capriles y los partidos opositores busque desestabilizar el país y boicotear unas elecciones que dicen, los chavistas ganarían. Sentencian que si eso pasara, tomarán las armas y defenderán el legado del comandante Chávez.
Alberto Torres enviado, EL Universal, 11 de marzo.

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