Los altibajos con México


La relación México-Venezuela en los dos sexenios anteriores fue de altibajos. El estilo con el que Hugo Chávez condujo su política exterior también delineó episodios que marcaron la agenda bilateral.
La personalidad de Chávez chocó en 2005 con la de Vicente Fox.
El desencuentro que se convirtió en un serio conflicto diplomático se gestó durante la IV Cumbre de las Américas, en Argentina donde se discutiría el establecimiento del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA). Al regresar, sin haberse alcanzado acuerdo sobre el ALCA, Fox se quejó de que la participación de Chávez se limitó a “actuar para las cámaras”. Chávez llamó a Fox “cachorro del imperio”.
Los gobiernos retiraron a sus respectivos embajadores, cuando México lanzó el ultimátum exigiendo una disculpa pública, lo que no ocurrió. El nivel de la relación se mantuvo en encargados de negocios, hasta que llegó el nuevo gobierno de Felipe Calderón, y en agosto de 2007 se restablecieron relaciones diplomáticas.
En 2008, cuando Chávez expropió Cemex y Gruma, se desató una nueva crisis y no fue sino hasta diciembre de 2011 cuando ambos presidentes se reunieron de nuevo y Calderón reconoció a su homólogo venezolano por llegar a una solución definitiva con Cemex para indemnizarla con 600 millones de dólares de compensación, así como por lograr un acuerdo con Gruma para asociarse con ésta.
En febrero de 2010, Chávez cantó el “cielito lindo” al bajar del avión en Cancún para otra cumbre, en la que Calderón tuvo que actuar de réferi en una acalorada discusión entre Chávez y el entonces presidente de Colombia, Álvaro Uribe.
La relación México-Venezuela rindió frutos, pues al finalizar 2011, las negociaciones de diplomáticos de ambos países permitieron arribar al consenso necesario para conformar la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC). Venezuela terminó por aceptar la cláusula democrática propuesta por México.
Silvia Otero, EL Universal, 6 de marzo.

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