Con Estados Unidos, una relación “tormentosa”


WASHINGTON.— El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, transmitió ayer su pésame al pueblo de Venezuela por la muerte de Hugo Chávez, que marca el fin de una relación bilateral tormentosa.
“En Venezuela se inicia un nuevo capítulo en su historia. Uno lleno de desafíos en el que Estados Unidos ofrece al pueblo venezolano su apoyo y su interés en el desarrollo de una relación constructiva”, aseguró Obama al final de una jornada marcada por la expulsión de uno de sus agregados militares de la embajada de Caracas y la posterior noticia de la muerte de Chávez.
Precisamente, la expulsión del diplomático estadounidense, confirmaba que las relaciones entre ambos países seguían en un punto muerto.
Eso podría cambiar al iniciarse una nueva era en Venezuela. Sin embargo, en opinión de la mayoría de analistas y expertos, recuperar el terreno perdido no será cosa fácil, ni tendrá un carácter inmediato.
“Las relaciones entre Estados Unidos y Venezuela fueron de lo difícil a lo francamente hostil desde que Hugo Chávez asumió el poder en 1999”, opinó recientemente el ex embajador de Estados Unidos en Venezuela, Charles Shapiro. Uno de los peores momentos se produjo en abril de 2002, en medio del fallido golpe de Estado contra Chávez del que éste responsabilizó a EU como instigador.
Desde entonces, recomponer las relaciones se ha convertido prácticamente en una “misión imposible”.
Chávez, en este tiempo, mostró su habilidad para gozar de cierto grado de interlocución con la sociedad estadounidense, gracias a programas de interés social como el que puso en marcha a través de la compañía venezolana Citgo y de la mano del ex congresista demócrata, Joe Kennedy, para distribuir combustible para calefacción entre las clases más necesitadas de Estados Unidos.
La tarea de Jacobson
En EU, la posibilidad de reconducir las relaciones con Venezuela tras la muerte de Chávez recae en buena medida sobre los hombros de Roberta Jacobson, subsecretaria para asuntos con el Hemisferio del Departamento de Estado.
No parece fácil. “Dudo mucho que Roberta Jacobson pueda reconducir el diálogo con Venezuela. Y no por falta de voluntad de su parte, sino por el radicalismo que veremos en las próximas semanas desde un chavismo que intentará demostrar que hoy está más vivo que nunca”, consideró Carl Meacham, del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS).
Independientemente de las medidas que adopte Jacobson, el cambio depende no sólo de EU, sino sobre todo de quien llegue para asumir las riendas de Venezuela y del chavismo tras las elecciones.
“Quien quiera que tome las riendas del gobierno se enfrentará a las presiones de quienes le pedirán mantener vivo al chavismo”, aseguró Javier Corrales, del Amherst College, al poner en perspectiva un futuro en las relaciones bilaterales con el fantasma del comandante Hugo Chávez como telón de fondo.
“Cuando asumió el poder, Hugo Chávez se vio a si mismo como una figura transformacional a través de la Revolución Bolivariana. Catorce años después, sus proclamas y sus promesas de cambio fueron llevadas a los extremos”, consideró la analista Julia Sweig para tratar de explicar así lo difícil que será recuperar a Venezuela de esos extremos para que tenga un reencuentro con Estados Unidos en el justo medio.
Jaime Hernández corresponsal, EL Universal, 6 de marzo.

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