Primer aspirante priísta en décadas no surgido del Grupo Atlacomulco

Ecatepec, Méx., 26 de marzo. Con 20 años en la política del estado de México, el alcalde de Ecatepec con licencia, Eruviel Ávila Villegas, se convirtió en el precandidato de unidad del PRI a la gubernatura mexiquense, rompiendo con la tradición de décadas de elegir a un candidato emanado del valle de Toluca o del denominado Grupo Atlacomulco. Ávila Villegas ascendió en la política mexiquense gracias al apoyo de tres personajes: el obispo de Ecatepec, Onésimo Cepeda Silva; el ex gobernador Arturo Montiel Rojas, y el actual mandatario, Enrique Peña Nieto. Comenzó su carrera política en la extinta organización Grupo Río de Luz, con influencia regional en 1989, cuando se desempeñó como secretario particular de Alfredo Torres Martínez, entonces dirigente del comité municipal priísta en Ecatepec y líder de dicho grupo. Ávila Villegas nació el primero de mayo de 1969, en San Pedro Xalostoc, uno de los nueve pueblos de Ecatepec. Proviene de una familia humilde, cuyo jefe de familia se dedicaba a manejar un camión de pasajeros. Al final del trienio 1994-1996 fue nombrado secretario del ayuntamiento de Ecatepec, cuando Torres Martínez era alcalde. En esa época conoció a Cepeda Silva al ser nombrado éste obispo de Ecatepec. Desde esa fecha construyeron una fuerte amistad. Tras su paso como secretario del ayuntamiento intentó postularse como edil pero fracasó, pues la candidatura estaba comprometida a Jorge Torres; sin embargo, el entonces presidente del PRI mexiquense, Montiel Rojas, intercedió por él y le otorgaron su primera gran oportunidad como candidato a diputado local, que ganó en noviembre de 1996. En 1999, en la campaña de Montiel Rojas para gobernador, como muestra de agradecimiento Ávila Villegas le organizó al candidato los mejores actos proselitistas. Al llegar al cargo, Montiel Rojas lo recompensó incluyéndolo en su gabinete como subsecretario de gobierno del estado en la región de Nezahualcóyotl; pero su desempeño, lealtad y institucionalidad al partido, le valió para alcanzar la nominación en 2003 a la presidencia municipal de Ecatepec. Por su estrecha relación con Cepeda Silva fue calificado por los partidos de oposición como el candidato del prelado. Su trabajo como alcalde en el trienio 2003-2006, estuvo lleno de altibajos que se reflejaron en las urnas en 2006, cuando tuvo que entregar la alcaldía al PRD. A pesar de ello, al final del sexenio de Montiel Rojas, fue nombrado presidente del Comité Directivo Estatal del PRI, cargo que ocupo sólo unos meses. Ya con Peña Nieto como gobernador, Ávila Villegas – quien también es doctor en derecho por la Universidad Nacional Autónoma de México–, fue postulado de nuevo a la diputación local para el periodo 2006-2009. Por recomendación de Montiel Rojas, fue coordinador del grupo parlamentario del tricolor y presidente de la Junta de Coordinación Política, desde donde operó para que varias iniciativas del gobernador Peña Nieto fuera aprobadas sin problemas. A principios de 2009, Peña Nieto le encomendó la tarea de recuperar el municipio más poblado de la entidad con más de tres millones de habitantes. Ávila Villegas aceptó el reto y ganó por segunda ocasión la presidencia municipal de Ecatepec, por un margen de dos a uno frente a la oposición. En 2010, gracias a la recomendación de Peña Nieto fue nombrado dirigente de la Federación Nacional de Municipios de México, la cual agrupa a mil 510 alcaldes del país. Ávila Villegas también logró a ultimas fechas estrechar una relación institucional con el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación y con su dirigente vitalicia, Elba Es-ther Gordillo. En la política mexiquense, se reconoce a Ávila Villegas como un hombre institucional, pero en las ultimas semanas, previo a la designación se autodenominó “Peñista de corazón y de convicción”.

Javier Salinas Cesáreo e Israel Dávila, La Jornada, 27 de marzo.

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