Los problemas de violaciones a los derechos humanos en México deben ser tema central en el encuentro que hoy sostendrán los presidentes de Estados Unidos, Barack Obama, y de México, Felipe Calderón, señaló Human Rights Watch (HRW).
José Manuel Vivanco, director para las Américas del organismo internacional, advirtió que una de las fallas más evidentes de la estrategia calderonista en su lucha contra los cárteles del narcotráfico “ha sido la falta de respuesta ante los abusos generalizados cometidos por las fuerzas de seguridad”.
Refirió la cifra de más de 34 mil personas que han muerto en hechos de violencia vinculados al crimen organizado y las quejas recibidas en la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) contra militares que presuntamente cometieron asesinatos, desapariciones forzadas y violaciones sexuales.
A pesar de la magnitud de los abusos, señaló Vivanco, en México las denuncias son investigadas y juzgadas por tribunales militares, cuyo sistema de justicia es deficiente. Mencionó otros asuntos pendientes, como la falta de protección a las garantías de los defensores de los derechos humanos y de periodistas.
José Manuel Vivanco, director para las Américas del organismo internacional, advirtió que una de las fallas más evidentes de la estrategia calderonista en su lucha contra los cárteles del narcotráfico “ha sido la falta de respuesta ante los abusos generalizados cometidos por las fuerzas de seguridad”.
Refirió la cifra de más de 34 mil personas que han muerto en hechos de violencia vinculados al crimen organizado y las quejas recibidas en la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) contra militares que presuntamente cometieron asesinatos, desapariciones forzadas y violaciones sexuales.
A pesar de la magnitud de los abusos, señaló Vivanco, en México las denuncias son investigadas y juzgadas por tribunales militares, cuyo sistema de justicia es deficiente. Mencionó otros asuntos pendientes, como la falta de protección a las garantías de los defensores de los derechos humanos y de periodistas.
La Jornada, 3 de marzo.
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