Entre la euforia y los billetazos

Enrique Peña Nieto rindió ayer protesta como Presidente de la República, durante una ceremonia en la que le llovieron billetes.

El nuevo titular del Ejecutivo arribó a la Cámara de Diputados pasadas las 11:00 horas, para cumplir con el protocolo establecido en la Constitución.

Aunque ingresó por la puerta principal, en el salón de plenos ya lo esperaban con manifestaciones de inconformidad legisladores del PRD, el PT y Movimiento Ciudadano (MC).

"Candidato de telenovela", "Presidente de ficción", "Candidato de los poderes fácticos", "Presidente de unos cuantos", se leía en las cartulinas.

Las expresiones de rechazo aparecieron antes que Peña Nieto pisara el Palacio Legislativo.

El motivo: decenas de diputadas y diputados priistas colocaron un "dique humano" en los dos accesos a la tribuna, para impedir que la izquierda intentara tomarla, como en 2006.

El diputado perredista José Luis Muñoz, de Izquierda Democrática Nacional, exigió al presidente de la Cámara, Jesús Murillo Karam, que los priistas liberaran el paso.

El también diputado del tricolor argumentó que quienes estaban de pie, simplemente no alcanzaron lugar.

Sin embargo, decenas de curules priistas fueron "llenadas" con asesores, secretarios, asistentes, choferes y hasta guaruras de los legisladores para evitar que el pleno luciera vacío mientras se resguardaba la tribuna.

Tras un diálogo ríspido, la sesión continuó hasta que los diputados Arturo Escobar, del PVEM, y Heriberto Galindo, del PRI, subieron a la tribuna para defender el triunfo electoral del ex Gobernador mexiquense.

"¡Palero!", le gritaron al legislador del Verde, quien fue el primero en recibir los billetes que lanzó al aire el perredista Muñoz.

Otros fajos de dinero de utilería estaban reservados para cuando llegara Peña Nieto.

Luisa María Alcalde, diputada de MC, encabezó a otros legisladores que en cinco ocasiones aventaron puñados de dinero falso cuando Peña Nieto se dirigía hacia la tribuna.

Cuando la senadora Layda Sansores intentó arrojar más billetes al Presidente, la priista Marcela Guerra la contuvo con un abrazo.

"Te quiero y te reconozco, pero no te dejaré pasar, amiga. No quiero que hagas esa ofensa. Tú no eres así. Tú tienes el don de la palabra. Declara, pero no te dejaré pasar", advirtió Guerra a la campechana.

Sansores, quien lucía en su cuello el dibujo de una rata con copete, le reviró: "Amiga, no voy hacer nada. Nada más le voy aventar esto", dijo, mientras mostraba a Guerra sus manos llenas de billetes.

Pero los fajos de Layda no llegaron a su destino.

Ya plantado en el espacio de la Mesa Directiva -luego de saludar al Presidente Felipe Calderón-, Peña Nieto recibió dos proyectiles de juguete que a punto estuvieron de alcanzar su cabeza.

"¡La Presidencia no se compra!", le gritaban.

Pero el mexiquense no se inmutó, ni cuando una botella de plástico, vacía y retorcida, le pasó a centímetros del rostro.

Las acciones de los legisladores de izquierda eran vigiladas por elementos del Estado Mayor Presidencial (EMP), apostados en dentro y hasta en el techo del salón de plenos.

Fuentes de la Cámara baja revelaron que francotiradores del EMP se colocaron estratégicamente en el denominado "paso de gatos", ubicado arriba del gran candil que pende sobre las cabezas de los legisladores.

La seguridad también se reforzó en los alrededores del recinto legislativo donde, según el diputado Ricardo Monreal, colocaron 16 puestos de control y 20 kilómetros de vallas.

Cuando la Policía Federal se enfrentó con un grupo de inconformes que lograron burlar los muros metálicos, el olor de los gases lacrimógenos llegó hasta el patio central de la Cámara,
Los incidentes callejeros no alteraron la agenda de Peña Nieto, quien no presenció el debate de los legisladores sobre la gravedad o supuesta muerte de un manifestante en contra de su arribo a Los Pinos.

"Es el primer asesinato político, hace unos minutos, por soldados, con una bala de goma. ¿Se sienten contentos? Sigan gritando y sigan riéndose", reprochó Monreal desde la tribuna a las bancadas del PRI y PVEM que organizaron coros para vitorear a Peña Nieto.

Ajenos de las protestas, Peña Nieto y el PRI cumplieron ayer su sueño de regresar a Los Pinos.

Eufóricos, diputados y senadores se volcaron para ovacionar al oriundo de Atlacomulco y para ver -después de 12 años- a un priista colocarse de la banda presidencial.

Aunque sólo estuvo 11 minutos en el salón de plenos, le bastaron para llegar hasta la tribuna, saludar a su antecesor, rendir protesta, recibir la banda de manos de su futuro Procurador y agradecer con ademanes de la cultura priista: mano derecha al corazón y reverencia.

La celebración incluyó corbatas y rebozos rojos, banderitas, letreros con la leyenda "#MexicoNosUne"
En el besamanos, los priistas se empujaban para poder tocar al nuevo Presidente.

Peña Nieto cumplió con el protocolo en medio de un ambiente de tensión, en el que compartió vituperios con Calderón.

"Asesinos", gritaron a los dos.

"Borracho", llamaron al ex Presidente panista.

Claudia Guerrero, Reforma, 2 de diciembre.

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