Perciben fue un mal año en telecomunicaciones

La coincidencia entre los diversos analistas es que 2012 fue un mal año en materia de telecomunicaciones y servicios de radiodifusión, debido a que las decisiones más trascendentales para la industria fueron de índole política, en función de intereses particulares, y no en respuesta al interés público.

Los avances hasta ahora son mínimos en comparación con el número de pendientes que la administración de Felipe Calderón dejó en el camino.

“El balance no es positivo y no sólo en términos del sexenio de Felipe Calderón, sino el balance de los gobiernos panistas”, dice Aleida Calleja, presidenta de la Asociación Mexicana del Derecho a la Información (Amedi).

Tanto Fox como Calderón tuvieron oportunidades para establecer una política en el sector aprovechando de manera importante todo el proceso de convergencia, asegura la especialista.

En ambos sexenios que el proceso de convergencia se aceleró en el mundo y aunque México estableció desde 2004 el estándar de televisión digital, la verdad es que las indefiniciones y sobre todo una política fragmentada nos fue dejando atrás, dice la directiva.

“Los panistas desperdiciaron un gran capital político y una gran oportunidad para realmente desarrollar el sector no solamente en términos económicos sino también en ampliación de las libertades”, comenta Aleida Calleja.

El año de 2012 tiene varios sucesos que determinaron la agenda del sector de las telecomunicaciones. En la segunda quincena de enero la Comisión Federal de Competencia (CFC) decidió rechazar la fusión entre Televisa y la operadora de telefonía móvil Iusacell, de Grupo Salinas, debido a los riesgos inherentes que se generaban en los mercados colaterales de contenidos audiovisuales y publicidad.

Eduardo Pérez Motta, presidente de la CFC, dijo en aquel momento que la negativa respondía a proteger el interés público. Meses después, el 14 de junio, la CFC modifica su decisión y tras imponer diversas condiciones da luz verde a la concentración entre ambas empresas.

En agosto pasado, Javier Corral, senador por el PAN, dijo que la fusión entre Televisa y Iusacell, filial de Grupo Salinas, fue una orden directa de Calderón a Eduardo Pérez Motta de la CFC y Mony de Swaan de la Cofetel.

“Los juntó el presidente (Calderón) en Los Pinos, a De Swaan y a Pérez Motta, ahí amarró el acuerdo dos semanas antes de la elección”, dijo Corral.

En enero pasado la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) presentó un estudio que argumenta que debido a la falta de competencia en el ramo de las telecomunicaciones, un regulador débil y un sistema jurídico-legal permisivo, cada año se generan disfunciones económicas del orden de 25 mil 800 millones de dólares a usuarios de los servicios.

La respuesta no se hizo esperar. El pasado 1 de febrero, Carlos Slim Helú, catalogado como el más rico del planeta, dijo que el informe de la OCDE contiene datos “falsos y mentirosos”. Son “jaladas de los pelos”, dijo el magnate.

En marzo MVS Comunicaciones consideró que la tarifa que le fijó el gobierno como contraprestación para la explotación de la banda 2.5 GHz de 0.1 dólares, no es acorde con las condiciones económicas de México y consideró que la tarifa adecuada debe de ser de 0.04 dólares por 20 años de concesión.

Pero las negociaciones fracasaron y el 8 de agosto la SCT decidió iniciar el rescate de la banda de 2.5 GHz.

En opinión de Santiago Gutiérrez, presidente de la Cámara Nacional de la Industria Electrónica de Telecomunicaciones y Tecnologías de la Información (CANIETI), este sexenio fue uno donde se consiguieron los avances más notables, pero aún hay pendientes.

Se tuvieron avances en este sexenio, se logró disponibilidad de redes de transporte y de acceso a los que antes no se tenía ningún acceso.

Se logró la licitación de fibra óptica de la Comisión Federal de Electricidad, se lograron licitaciones en frecuencias y las primeras que se hicieron en más de cinco años, dice directivo.

Ramiro Alonso, El Universal, 20 de diciembre.