Vázquez Mota propone procesar a los jueces y políticos corruptos

Primera mujer que podría representar al Partido Acción Nacional en una elección presidencial, Josefina Vázquez Mota propone una segunda fase en la lucha contra el crimen organizado, que implique no sólo llevar a los capos ante la ley, sino también a jueces que se han corrompido y políticos involucrados. En materia social, plantea ubicar la educación como la prioridad del gobierno, lo que significa despolitizarla, mejorar su calidad y aumentar la cobertura, mientras en la agenda política se pronuncia por un Estado fuerte y democrático. Economista por la Universidad Iberoamericana, Vázquez Mota ha hecho su carrera en la administración pública al lado de los gobiernos de Vicente Fox y Felipe Calderón. Con el primero ocupó la Secretaría de Desarrollo Social, y con el segundo, a quien acompañó en la campaña y en la etapa de transición, la de Educación Pública, de donde salió para buscar un escaño en la Cámara de Diputados. Antigua asesora de cámaras empresariales, como la Concanaco y la Coparmex, la ex coordinadora del grupo parlamentaria del PAN en San Lázaro dialoga con este diario en sus oficinas de la colonia del Valle. –¿Cuál es el principal problema del país y cómo lo resolvería? –Me gustaría hablar de cuatro propuestas. Primero: ya no tenemos el sistema presidencialista ni a un gran tlatoani; el problema es que tenemos muchos en los gobiernos locales, con un gran poder, actitudes y decisiones que no siempre tienen los contrapesos que se requieren. Hay que fortalecer las instituciones. Tenemos el desafío de transitar de un Estado autoritario e interventor a un Estado fuerte y democrático, donde las instituciones se coloquen por encima de las personas; todos sean iguales ante la ley, sin distingo alguno ni de poder político, económico o partidista, y las reglas sean iguales para todos los sectores y esas reglas se cumplan. “La segunda propuesta es que si bien tenemos estabilidad económica y ésta ha sido producto de una gran responsabilidad monetaria y fiscal y de tener cuidado con los niveles de endeudamiento, ha llegado el momento de prender los motores del mercado interno, es decir, sin regresar a los esquemas proteccionistas y paternalistas, tomar medidas para incentivar la industrialización del país, el sector de los servicios y el campo. Se han tenido avances económicos, pero existe el gran reto de lograr la equidad, y para ello hay que volver a crecer. La tercera es ubicar a la educación como la prioridad. Ello implica despolitizarla, aumentar su calidad y su cobertura. Y en cuarto lugar, en la agenda de justicia y seguridad, tenemos que trabajar con los gobiernos locales para fortalecer sus instituciones, sus policías, el Ministerio Público y lograr que desde los municipios y los estados la delincuencia y el crimen encuentren obstáculos. No sólo hay que llevar a los capos de la droga frente a la ley, sino también a jueces que se han corrompido y políticos involucrados. –¿Continuará con la actual estrategia de seguridad tal como se encuentra o la va a cambiar? –Sin duda debemos transitar a una segunda fase, en la que queden claras cuáles son las competencias de la Federación, cuáles las de los municipios y de los estados. Qué corresponde también a los ciudadanos. Debemos partir de la convicción de que si no mejoramos los cuerpos policiacos en lo local, entonces la delincuencia seguirá encontrando en lo local sus espacios más importantes de corrupción y de impunidad, y por eso es momento de mirar a los gobiernos locales: que asuman más responsabilidades. –¿Continuaría con la Iniciativa Mérida? –De ganar la Presidencia, me gustaría revisar cada uno de los apartados y las decisiones y, de acuerdo con las circunstancias que estemos enfrentando, se tendrán que tomar las determinaciones. Lo que es cierto es que el crimen organizado no es un desafío único. Estados Unidos deberá asumir una mayor y mejor corresponsabilidad de lo que ha hecho hasta ahorita. La venta de armas, por ejemplo, es uno de los aspectos más graves que no se han asumido ni con la corresponsabilidad ni la profundidad y la velocidad que requeriría una estrategia de orden global, sin intervenir en el territorio nacional. Me parece un despropósito, por decir lo menos, que algunos hablen de tropas en nuestro país. Bueno, aparte de ser un despropósito me parece inaceptable. –Concretamente, ¿qué haría para atender a los 7 millones de jóvenes que no tienen acceso a educación ni a empleo? –Tenemos que hacer varias cosas. Primero son fundamentales los programas de superación de la pobreza, pues un buen número de jóvenes vienen de familias de escasos recursos. Creo que una educación dual, bachillerato y carrera técnica al mismo tiempo, nos da armas para incorporarnos de mejor manera a la vida laboral. Hay que fortalecer el paso de los estudiantes de la secundaria a la educación media superior, pues es en el primer nivel donde se tiene uno de los mayores índices de deserción por falta de cobertura o porque los jóvenes requieren entrar al sector laboral. El sistema de becas juega aquí un papel importante. También hay que mejorar la calidad de la educación básica y ampliar cobertura en bachillerato y educación superior. –Se afirma que usted tiene apoyo de sectores religiosos y de los más conservadores del PAN. –Me siento muy reconocida por el respaldo de muchísimos panistas. En todos esos apoyos hay una absoluta pluralidad. No me siento rehén de ningún grupo. No me siento comprometida con alguien o alguno en especial. Estoy construyendo una apuesta panista profundamente ciudadana. –¿Está a favor del aborto? –Coincido con los principios del derecho a la vida que promueve mi partido, pero con igual contundencia digo no a la criminalización de las mujeres. Aquí se tiene que poner un mayor énfasis en una agenda de prevención. Tenemos miles de adolescentes que se embarazan, y esto refleja que tenemos grandísimas carencias en la agenda de prevención, y ésta debe ser suficientemente abierta y clara, sin mitos ni tabúes. –¿Y sobre la diversidad sexual? –Soy respetuosa. Mi trayectoria habla de ello. Cuando se gobierna desde el Estado se gobierna para todos y se ponen a salvaguarda sus derechos sociales, políticos. Esto es lo más importante. Georgina Saldierna, La Jornada, 28 de octubre.