...y al notario le ganó la emoción

Este es el documento que nos va a devolver la dignidad como mexicanos”, lanzó el notario público 128, Sergio Navarrete, quien se convirtió en uno más de los 10 mil seguidores de Andrés Manuel López Obrador. Se trata del acta constitutiva del Movimiento Nacional de Regeneración Nacional que ahora será una asociación civil, integrada, hasta el momento, por 4 millones 121 mil ciudadanos, según cifras oficiales. Y es que ni la entrada del tabasqueño entre los pasillos, saludando, besando y abrazando a sus simpatizantes que coreaban “¡presidente, presidente!” mientras descendía por las escaleras rumbo al escenario del Auditorio Nacional, arrancó tantos aplausos y gritos como la frase del notario público, al destapar su filiación personal por López Obrador, ese líder que lo mismo llena plazas públicas que recintos destinados a los mejores espectáculos artísticos. “Yo no vine a dar un discurso, pero sí digo que el honor debe ser respetado”, dijo el nervioso y a la vez emocionado notario público, de quien no se esperaban tales palabras que hasta las risas y aplausos de López Obrador arrancó, quien por un instante dejó de ser la estrella principal y se vio opacado por el espontáneo funcionario, cuyo trabajo sería sólo dar fe de la constitución de Morena como asociación civil. La música de banda que se mezclaba con la ya tradicional canción del movimiento se escuchaban afuera del recinto de Reforma. Como pocas veces se ha visto, el tabasqueño apareció por uno de los accesos del Auditorio acompañado de su esposa Beatriz Gutiérrez. Caminó lentamente hacia el escenario, saludó a sus seguidores congregados en el inmueble, mientras un reflector lo seguía y su imagen se transmitía en las dos pantallas gigantes. Todo el camino, casi cinco minutos de saludos, lo acompañaron los gritos de “¡presidente!”, “¡sí se puede!”, “¡aquí se ve la fuerza de Obrador!” y algunas goyas que coreaban los lopezobradoristas que entraron con boleto y también los que se quedaron afuera del recinto y siguieron el acto desde las escalinatas. En el escenario se dispusieron varias decenas de sillas en las que cerca de 80 personas, integrantes del consejo consultivo y el comité ejecutivo de Morena se sentaron. Quedaron menos de 10 sillas vacías. En medio de esas personalidades se sentó López Obrador, flanqueado por el ministro en retiro de la Corte Genaro Góngora y Luisa María Alcalde Luján, la joven hija de Bertha Luján, cercana colaboradora del tabasqueño. Antes de sentarse caminó a lo largo del escenario. De derecha a izquierda con la mano en alto saludó al público, como los artistas lo hacen en sus presentaciones en ese mismo lugar. No dejó pasar la efeméride y en voz de Claudia Sheinbaum, maestra de ceremonias del acto político, se pidió guardar un minuto de silencio por la conmemoración del 2 de octubre. Siguieron los aplusos, goyas y el “2 de octubre no se olvida”. También hubo rechiflas y abucheos, pero para Carlos Salinas de Gortari y Enrique Peña Nieto, cuando AMLO pronunció sus nombres: “¿O alguien tiene duda que Enrique Peña Nieto es el candidato de la minoría?”. Y aunque la escritora Laura Esquivel aseguró que Morena es la culminación de un movimiento de resistencia, cuya fuerza radica en el espíritu de grupo y no en un grupo de notables o en un solo hombre, lo cierto es que el movimiento gira en torno a una figura, la de Andrés Manuel López Obrador. Liliana Padilla, Milenio, 3 de octubre.

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