Ajustes promovidos por el gobierno de Enrique Peña Nieto podrían poner en “jaque” la cooperación sin precedentes de los siete años anteriores entre Estados Unidos y México en el combate a los cárteles de la droga, según un amplio reportaje de investigación de The Washington Post (TWP).
Ante una modificación de estrategia del gobierno mexicano que cambia la prioridad del arresto y combate directo de capos para enfatizar la prevención de la violencia y mayor seguridad pública, “algunos funcionarios estadunidenses temen que se establezca una tregua extraoficial con líderes de cárteles”, según reporta Dana Priest en un reportaje con base en decenas de entrevistas con altos funcionarios y oficiales actuales y retirados en ambos países, y que se publicó ayer, cinco días antes de la visita del presidente Barack Obama a México.
El reportaje ofrece uno de los más detallados informes hasta la fecha sobre el grado y dimensión de colaboración en seguridad publica entre ambos países.
Asistieron representantes de la DEA, la CIA, la FBI y de la Oficina del Director Nacional de Inteligencia, entre otros, quienes ofrecieron en detalle el grado de interrelación de ambos gobiernos en su guerra contra el narcotráfico, y “cómo, en el proceso, a Estados Unidos se le había otorgado entrada casi completa al territorio de México”, escribe la reportera citando fuentes de funcionarios estadunidenses con conocimiento de la reunión.
El reportaje detalla cómo el gobierno de Felipe Calderón otorgó permiso a aviones espías estadunidenses al espacio aéreo mexicano para operaciones de inteligencia, de vuelos de drones (aviones no tripulados) desde bases estadunidenses en apoyo a operaciones militares y de policías federales mexicanos, como también una amplia gama de aparatos de alta tecnología para recopilar información de inteligencia.
En un programa clasificado denominado Scenic, la CIA entrenaba a mexicanos sobre cómo ubicar y verificar a agentes e informantes, y cómo prevenir la infiltración de narcotraficantes.
En esa reunión, ante la prioridad de Peña Nieto de reducir los niveles de violencia, “el gobierno de Estados Unidos no sabía qué implicaba eso. Algunos temían una reducción de los esfuerzos bilaterales” y la posibilidad de reducir la intensidad de los esfuerzos contra los capos a cambio de “calles más tranquilas”. Al concluir la reunión, los mexicanos simplemente agradecieron la información, pero no revelaron más sobre sus intenciones.
Al ofrecer una breve historia de la cooperación en inteligencia con México, el rotativo reporta que al llegar Calderón a la Presidencia solicitó más asistencia militar del gobierno de George W. Bush para el combate al narco, y con ello se desarrolló la Iniciativa Mérida. La Oficina del Director Nacional de Inteligencia de la Casa Blanca tomó un papel importante en esta nueva fase de cooperación.
Al incrementarse la violencia por la guerra contra el narco de Calderón, el presidente mexicano solicitó a George W. Bush drones artillados, ya que el mexicano había quedado impresionado por los resultados en Irak y Afganistán, informaron dos ex funcionarios estadunidenses al Washington Post. La Casa Blanca evaluó la solicitud y determinó rechazarla por temor a que hubiera “daños colaterales”.
Al asumir Obama la presidencia, el nivel de violencia en México vinculada a la guerra contra el narco se incrementó y el nuevo presidente aprobó “una intensificación” de medidas bilaterales, con John Brennan, asesor de Seguridad Nacional de Obama (y también jefe de asuntos antiterrorismo de la Casa Blanca), y Guillermo Valdés, director del Cisen, encabezando el esfuerzo.
“Juntamos a la gente para definir las operaciones”, comentó Valdés en entrevista con el diario. La primera decisión fue emplear la estrategia de enfocarse sobre objetivos de “alto valor” que habían sido tan exitosos contra Al Qaeda en Irak y Afganistán. La segunda decisión importante fue “limpiar” las unidades militares que estarían a cargo de las operaciones para lograr estos objetivos.
La DEA estableció unidades especializadas, como en Colombia, Bolivia y Perú, y para 2006 contaba con dos en México, con 184 integrantes mexicanos, muchos entrenados en las instalaciones de la DEA en Virginia. Por su lado, la CIA capacitó a unidades en tácticas de redadas, protección de altos funcionarios y captación de inteligencia.
Ante el problema de que las operaciones eran constantemente filtradas por informantes de los cárteles, en 2009 las unidades fueron reducidas y se incrementó el nivel de clandestinidad de éstas, con agentes estadunidenses otorgando teléfonos celulares especiales y hasta pagando salarios. Actualmente hay entre seis o siete de estas unidades especializadas patrocinadas por la DEA, la CIA y otras agencias, reporta TWP.
Asimismo, se construyó infraestructura para compartir e intercambiar inteligencia entre ambos gobiernos. Eso incluyó un “centro de fusión” administrado por la CIA en la ciudad de México y otro administrado por la DEA en Monterrey, como también un búnker de inteligencia en el DF. “Nos dieron inteligencia, ayudaron en enseñar el ciclo de inteligencia de 24 horas, auxiliaron en construir nuestros centros de inteligencia y nos enseñaron la importancia de conectar la inteligencia a operaciones”, informó Valdés, ex jefe del Cisen, al Post, indicando que la CIA y la DEA encabezaron el esfuerzo.
El uso de drones también se incrementó, y para finales de 2010 estas aeronaves ya operaban en México, y TWP reporta que los mexicanos estaban tan impresionados que solicitaban más vuelos de los que Estados Unidos podía ofrecer y, por tanto, “las autoridades mexicanas compraron sus propios drones”.
El Washington Post reporta que Peña Nieto no estará tan directamente involucrado como Calderón en los esfuerzos antinarcóticos, y que el secretario de Gobernación será el coordinador de las relaciones entre las agencias mexicanas y sus contrapartes estadunidenses, mientras que el jefe del Cisen determinará cuáles agencias mexicanas recibirán información estadunidense.
Aunque el gobierno mexicano ha reiterado la importancia de la asistencia de Estados Unidos, la delegación mexicana que visitó Washington informó a los estadunidenses que ya no serían autorizados a trabajar dentro de los “centros de fusión”, incluyendo el de Monterrey, lo que implica que los agentes de la DEA y oficiales militares estadunidenses jubilados que están tendrán que retirarse.
La Jornada, 29 de abril.
Ajustes en inteligencia entre México y EU pondrían en jaque la cooperación: TWP
Barack Obama, Enrique Peña Nieto, Felipe Calderón, Seguridad Medios México lunes, 29 de abril de 2013 0 comentarios
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