Olvidan a Chávez en museo

CARACAS.- "¡Patria, patria, patria querida, tuyo es mi cielo, tuyo es mi Sol!", canta la voz grabada de Hugo Chávez desde unas cornetas instaladas en el Cuartel de la Montaña, tradicionalmente conocido como el Museo Histórico Militar de Caracas, donde yacen los restos del fallecido Mandatario venezolano.

La melodía se convirtió en el himno de campaña del chavismo para los comicios presidenciales del 14 de abril, porque fue la última canción recitada por Chávez en la cadena nacional del 8 de diciembre de 2012, cuando designó a Nicolás Maduro como su sucesor.

Dos soldados jovencísimos de la Milicia Bolivariana dan la bienvenida a los pocos visitantes que acuden a mirar la bóveda de mármol gris donde reposan los restos del Mandatario.

Una semana después del traslado de Chávez al mausoleo, la afluencia de público cayó en picada.

"Los primeros tres días en los que el cuerpo del Comandante estuvo aquí, no cabía la gente. Pero después las filas se volvieron tan cortas que a veces arrancamos el recorrido con grupos menores a 15 personas, el número mínimo que se estableció para comenzar las visitas", confiesa un guía justo antes de iniciar su presentación.

"El hecho de que no haya mucha gente visitando al Comandante no quiere decir que el pueblo lo ha olvidado", asegura Magaly Alarcón.

"Yo vivo aquí cerca e intento venir todas las semanas para rezarle en la capilla que queda al lado del féretro. Si Maduro hubiese cumplido la promesa de dejar el ataúd abierto para que pudiéramos verlo, esto estaría lleno", sentencia Alarcón mientras posa un rosario sobre la bóveda donde descansa el Presidente.

El recorrido se inicia en una sala donde permanecen izadas las banderas de Venezuela y países aliados como los de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA).

Los visitantes entran desde allí al patio techado donde se encuentra el féretro, incrustado en la "Flor de los Cuatro Elementos", un diseño del reconocido arquitecto venezolano Fruto Vivas, que encierra al sepulcro de mármol en un círculo de agua que obliga a los visitantes a rodear el sarcófago para proseguir la visita hacia un pequeño templo coronado por imágenes de Cristo y Chávez.

En las salas contiguas se instalaron pabellones con fotografías inéditas del Mandatario, que muestran distintas facetas de su vida militar y política.

Los soldados de la Milicia ofrecen desde vasitos de agua hasta anécdotas aleccionadoras sobre el gobernante.

Al final, un cañón de la época colonial despide a los visitantes mientras parece apuntar hacia el Balcón del Pueblo, la tribuna donde Chávez solía celebrar sus triunfos electorales en Miraflores.

El museo, ubicado en la cima de una cuesta enclavada en la populosa parroquia del 23 de Enero en Caracas, está coronado por un "4F" gigante en letras rojas, en conmemoración al 4 de febrero de 1992, día en que Chávez encabezó una insurrección militar contra el entonces Presidente Carlos Andrés Pérez.

El lugar devino en ícono de la revolución bolivariana porque el teniente coronel comandó la intentona golpista desde allí y luego se entregó a las autoridades.




Así lo dijo

"Los primeros tres días en los que el cuerpo del Comandante estuvo aquí, no cabía la gente. Pero después las filas se volvieron tan cortas...".


Guía del Museo Histórico Militar de Caracas

Valentina Oropeza, Reforma, 13 de abril.

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