El líder natural de la oposición


BUENOS AIRES.— Conocía tanto a su eterno rival que ahora que no lo tendrá más en frente se siente con más fuerza. Henrique Capriles Radonsky está confiado en cambiar la historia este domingo, ahora que “le perdió el respeto” al chavismo pero principalmente a su abanderado, el presidente encargado Nicolás Maduro.
Consolidado como líder de la oposición después de la elección de octubre, este joven de 40 años, hijo y nieto de una de las más adineradas familias del país, volvió a sacrificar su cargo de gobernador en Carabobo, más que convencido de llegar a la presidencia, con la certeza de que sólo él y su candidatura podían mantener unida a la oposición venezolana.
Ahora, en el último tramo de la campaña, las encuestas le dicen que tal vez pueda aspirar a más y allí está él, guiando una multitud en cada estado para que su mensaje, ese de “Maduro no es Chávez”, cale hondo en el electorado.
En 1999 Capriles se convirtió en el presidente de la Cámara de Diputados más jóven de la historia y con la nueva Constitución logró llegar a la Alcaldía de Baruta. Desde entonces su perfil de político moderno, hábil y decidido a enfrentar al chavismo en todos los terrenos, no dejó de crecer. En el 2008 fue elegido gobernador de Carabobo, en unas elecciones en las que logró derrotar al hoy cuestionado presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello.
Desde ese cargo y una vez que el gobierno logró inhibir al ex alcalde de Chacao, Leopoldo López, Capriles, abogado de profesión y soltero codiciado en su vida privada, vio allanado el camino hacia la postulación presidencial. Antes de enfrentar a Chávez se sometió a unos comicios primarios en su partido, en los cuales logró imponerse con holgura.
Durante la campaña contra Chávez, su candidatura fue de menor a mayor, y hasta el propio Chávez le reconoció que, con su entonces ya frágil salud, había tenido que esforzarse para conservar el poder.
Descendiente de una familia judía polaca, que logró salvarse del holocausto, su abuelo fue el fundador de la Cadena Capriles, que comenzó con la distribución cinematográfica y terminó con un conglomerado de medios, del que el hoy candidato supo mantenerse al margen siempre.
En diciembre, y con la derrota en las presidenciales a cuestas, volvió a presentarse a la gobernación de Carabobo. Esta vez logró vencer a Elías Jaua, actual canciller.
Ese triunfo en una coyuntura donde casi todos los restantes referentes de la oposición habían perdido, lo convirtió en el líder opositor natural. Por eso ahora vuelve a intentar llegar a la presidencia.
No ya contra Chávez, sino contra su delfín, de quien sabe que “no es lo mismo” y por eso en los últimos días su carrera a la presidencia parece haber tomado nuevos bríos. Aún se desconoce si este nuevo envión le alcanzará para liderar una transición o si termina posicionándolo como el líder de la oposición, pero en un nuevo tiempo político: sin Chávez y con el país cada día un poco más complicado económica y políticamente.
José Vales corresponsal, EL Universal, 13 de abril.

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