En México el rating ha sido sacralizado para evadir el derecho de las audiencias

No hay medios ni comunicación ni tecnologías de la información sin audiencias, señaló el periodista Jenaro Villamil, durante la reunión de trabajo que sostuvo con el Grupo Parlamentario del PRD en el Senado, al tiempo de asegurar que en México el rating ha sido sacralizado para evadir el derecho de las audiencias.

En su ponencia, expuso que la competencia no garantiza por sí sola el respeto a las audiencias y el mejoramiento de un servicio público con concesiones como es la televisión, el medio que seguirá siendo de mayor influencia por su penetración (el canal 2 de Televisa llega al 95 por ciento de los hogares), por su accesibilidad (el 99 por ciento de los hogares cuenta con una televisión) y por una arraigada costumbre social.

Insistió en que el rating es la moneda de cambio en el banco de los medios de comunicación privada, Su referente es el modelo de una televisión comercial que se heredó de los Estados Unidos. La diferencia es que “la dictadura del rating, sumado al duopolio televisivo, se convierte en una tiranía”, dijo.

De ahí que señalara la importancia de incorporar los derechos de las audiencias en la reforma al artículo 6º constitucional en la actual reforma a las telecomunicaciones, “ya que la radiodifusión no es algo retórico, no es un simple enunciado, tampoco un capricho”.

Hizo ver que una reforma como ésta –quizá la más ambiciosa en la historia reciente del sector- ha minimizado el papel de quienes forman parte esencial en el proceso de la comunicación: los propios receptores.

Villamil dijo que garantizar los derechos de las audiencias, es la clave para impedir los monopolios de la opinión pública, que son distintos a los monopolios económicos. Esta distinción, añadió, no está en la iniciativa de reforma constitucional.

Por ello, insistió, garantizar la diversidad y pluralidad de la opinión pública es la esencia del derecho de las audiencias, pues no basta fragmentar y eliminar los monopolios económicos para desaparecer los monopolios de la opinión pública. “El gran riego es que tengamos muchas plataformas de comunicación, más cadenas de televisión, pero una mayor uniformidad y peor calidad en los contenidos”, concluyó.

Alejandro Sánchez, La Crónica, 5 de abril.