Cobra vida en EU reforma migratoria

NUEVA YORK.- La reforma migratoria en Estados Unidos comenzará esta semana a cobrar vida y a saltar a lo más alto de la agenda política del país gracias al impulso dado por el Presidente Barack Obama durante su discurso inaugural, y a la presentación de un proyecto de ley diseñado por un grupo bipartidista de senadores.

El Mandatario tiene previsto viajar esta semana a Nevada, uno de los estados con mayor proporción de hispanos de la nación, donde se espera que brinde un discurso para impulsar la reforma migratoria, una de las promesas incumplidas de su primer mandato, la cual se ha convertido en una de las prioridades de su segundo período luego del crucial apoyo que recibió de los latinos y que le ayudó para conseguir su triunfo en la última elección presidencial.

A su vez, un grupo de seis senadores demócratas y republicanos presentará un plan integral que ha tomado forma en los últimos meses en pláticas que se iniciaron unos días después de los comicios presidenciales del 2013.

El proyecto, será la primera iniciativa formal de reforma migratoria desde que Obama está en la Casa Blanca.

"Estamos intentando atravesar algunos temas muy difíciles, pero estamos comprometidos con un enfoque integral para tener finalmente en este país una ley inmigratoria con la que podamos vivir", afirmó ayer el senador demócrata Dick Durbin al canal Fox News.

Durbin, padre de la Dream Act, es uno de los miembros de la llamada "banda de seis" que trabaja en el proyecto de reforma migratoria.

Al congresista lo acompañan el republicano John McCain, una de las figuras moderadas de la Oposición, quien trabajó en el fallido proyecto de reforma de 2007; dos legisladores hispanos, el senador Bob Menéndez, y la ascendente estrella republicana de Florida, Marco Rubio; así como el republicano Lindsey Graham y el demócrata Chuck Schumer.

Aunque todavía no ha terminado de acordar los detalles, el equipo ya ha alcanzado un consenso respecto de las medidas centrales de su plan, incluido un camino para alcanzar la ciudadanía, largamente esperada por los aproximadamente 11 millones de indocumentados que viven en el país, la mayoría mexicanos.

Esta medida es una de las condiciones que impuso la Casa Blanca, que aspira a aprobar una reforma migratoria integral, y no una "por migajas", como la que buscan algunos legisladores que esperan resolver el tema mediante varias leyes distintas.

El proyecto, que se presentaría hacia finales de esta semana, podría incluir también medidas para reforzar la seguridad en la frontera e implementar controles laborales más estrictos para verificar el estatus migratorio de trabajadores, dos iniciativas reclamadas por los conservadores.

Al reconocer los avances y mostrarse optimista de que alcanzarán un acuerdo final, McCain reiteró en una entrevista televisiva que el abrumador apoyo de los hispanos a Obama en la elección presidencial de noviembre había sido vital para torcer la postura del Partido Republicano respecto de la reforma migratoria.

"Estamos perdiendo de manera dramática el voto hispano, que creemos debe ser nuestro, por una variedad de razones", dijo el senador por Arizona, quien luego de endurecer su postura sobre inmigración en 2010, en medio de la ola ultraconservadora que desató el movimiento Tea Party, ha vuelto a respaldar la reforma, tal como lo hizo antes.

Con todos los signos alentadores que surgen del Senado, el verdadero desafío para que Washington les ofrezca una solución a millones de familias que esperan desde hace años una reforma migratoria está en la Cámara de Representantes, controlada por los republicanos, donde se librará la batalla final por su aprobación.

 
 
 
Visión republicana
 
Para la mayoría de los republicanos, el tema migratorio en Estados Unidos se debe discutir por partes:
 
·Consolidar por etapas el "pasaje" hacia la ciudadanía para los indocumentados.

·Mejorar la seguridad fronteriza, particularmente en las ciudades colindantes con México.

·Sanciones a los empleadores que contraten a trabajadores que carezcan de documentos.

·Certificar la aplicación de las leyes de inmigración antes de comenzar con la regularización de indocumentados.

·Incluir, de manera obligatoria, el programa de verificación de empleo, creado durante la Administración del Presidente George W. Bush.

·Sanciones a empleadores que contraten a trabajadores que carezcan de documentos.

Rafael Mathus Ruiz corresponsal, Reforma, 28 de enero.

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