De 'autobusero' a delfín de Chávez

 
CARACAS.- Seis años y tres meses llevaba Nicolás Maduro Moros al frente de la Cancillería venezolana cuando el Presidente Hugo Chávez lo designó como su sucesor, el pasado 8 de diciembre de 2012.

El Mandatario lo definió entonces como un revolucionario a carta cabal, un hombre de gran experiencia a pesar de su juventud; de una gran dedicación al trabajo y una gran capacidad para la conducción de grupos, para manejar las situaciones más difíciles.

Dos meses antes, cuando Chávez fue proclamado Presidente reelecto, nombró a Maduro vicepresidente y reivindicó los méritos de su ascenso desde sindicalista, pasando por constituyente y diputado, hasta convertirse en Canciller y luego ocupar la vicepresidencia.

"Miren por dónde va Nicolás, el autobusero Nicolás. Era chofer de autobús en el Metro, y cómo se burlaban de él", recordó el gobernante.

Maduro es la prueba de que con lealtad marcial al líder y disposición para aprender sobre la marcha, se puede escalar la cúspide política más alta de la Revolución bolivariana.

Nacido el 23 de noviembre de 1962, este caraqueño de 50 años de edad acabó el bachillerato y aparcó sus dotes musicales como bajista de una banda de rock adolescente, para sumarse a la Liga Socialista y trabajar como conductor de autobuses en el Metro de Caracas.

Allí se convirtió en dirigente sindical, y encabezó la Fuerza Bolivariana de Trabajadores, uno de los tentáculos sindicales del Movimiento Quinta República, plataforma que precedió al actual Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).

Aquel sindicalista conoció a Chávez tras el golpe de Estado del 4 de febrero de 1992 a través de su concubina, Cilia Flores, hoy Procuradora General de la República, y quien trabajaba como abogada de los militares que fueron encarcelados por participar en la sublevación contra Carlos Andrés Pérez.

Maduro presidió la Asamblea Nacional desde 2000 hasta 2005 y Flores desde 2006 hasta 2011. La pareja más poderosa del chavismo se hizo famosa por seguir las lecciones del gurú espiritual Sai Baba y viajar a la India para pedir audiencias privadas con el guía hinduista Swami.

Compañeros de partido reconocen la disposición a dialogar de Maduro. El Ministerio de Relaciones Exteriores le sirvió como escuela para formarse en la negociación diplomática, sobre todo en la construcción de alianzas estratégicas con socios no tradicionales de Venezuela como Irán, Rusia, China o Siria.

El politólogo John Magdaleno observa tres fortalezas en la candidatura de Maduro como sustituto de Chávez si se declara la falta absoluta del Presidente y se convocan elecciones este año.

Primero, el vicepresidente tiene una trayectoria que facilita la comunicación con los estratos bajos.

"Muchos critican que Maduro haya sido chofer de autobús, pero entre los pobres es una cualidad", dijo Magdaleno.

Segundo, cuenta con el respeto de las bases chavistas por el apoyo del Mandatario. Por último, su experiencia sindical.

"No es fortuito que Chávez haya escogido a un hombre acostumbrado a sentarse en mesas de negociaciones. Es una destreza muy importante para mantener la gobernabilidad de su gestión", detalló Magdaleno.

 
 
ASÍ LO DIJO
 
"Muchos critican que Maduro haya sido chofer de autobús, pero entre los pobres es una cualidad. Su postulación genera una clara escisión entre la clase media y los más desfavorecidos".

John Magdaleno, politólogo

Valentina Oropeza, Reforma, 20 de enero.

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