Candidatos, bajo vigilancia extrema

uisa María Calderón saca de su pantalón caqui uno de los papeles que recibió de las mujeres de Copándaro y lo lee: “Por favor ayúdenos, queremos seguridad, tememos por nuestros hijos. El presidente municipal está metido”. Lo que pasa en ese municipio del norte del estado, a 40 kilómetros de Morelia, revela lo que ocurre en esta campaña en Michoacán. Cocoa Calderón llegó al poblado acompañada de vehículos artillados del Ejército, dos camionetas y dos patrullas de la Policía Federal, además de ocho elementos del Estado Mayor Presidencial, con chalecos antibalas y metralletas ocultas en maletas negras. Y como ella, también sus contrincantes —Fausto Vallejo y Silvano Aureoles— se mueven en camionetas blindadas. Ese es el tono de esta campaña de 73 días en que los michoacanos elegirán un gobernador que sólo estará tres años siete meses en el cargo. Las proyecciones indican que la elección se definirá a tercios. *** La hermana del presidente Felipe Calderón ya visitó Apatzingán y la localidad de Antúnez, en Parácuaro, dos de los municipios donde se han suscitado recientemente los hechos más violentos. Sus adversarios, el priista Fausto Vallejo y el perredista Silvano Aureoles aseguran que en el mitin que tuvo en la plaza principal del municipio había por lo menos 160 elementos que resguardaban su seguridad. —¿Tiene miedo? —No —contesta de inmediato. “Tenemos que recuperar el sentido de la vida, eso es lo que la gente quiere. Aquí hay una situación que se dejó crecer, aquí cada quien hace lo que se le da la gana, si yo tuviera temor, me iría a mi casa a sembrar flores, pero quiero ejercer la autoridad y poner orden en Michoacán”, asegura. Dice que visitará los 113 municipios y espera cumplir con 84 en el primer mes. Algunos son actos en plazas al aire libre. Otros, eventos cerrados donde la gente es rigurosamente revisada. En Indaparapeo y Álvaro Obregón tuvo mítines en las plazas principales. La gente acude como si no pasara nada. Hay niños que juegan entre ellos con las banderas del PAN y Nueva Alianza. Pero antes de su llegada las calles son vigiladas por policías federales. Durante los mítines, los elementos de seguridad le dan la espalda a la candidata para tener mejor visibilidad del lugar y de los asistentes. Luisa María habla desde el templete, recorre calles y mercados públicos, deja que la gente la toque, incluso que le hablen al oído, le confiese sus preocupaciones y sus demandas. Atrás de ella, los elementos armados la siguen de cerca, no se le despegan. Observan hacia todos lados. Los vehículos artillados y de federales sitian los pueblos a los que llega y siguen al vehículo blindado que utiliza desde el 1 de diciembre de 2006, día en que su hermano asumió la Presidencia de la República. La logística de la campaña es algo prioritario, si viaja a las zonas más alejadas del estado va en helicóptero, pero los recorridos diarios inician y terminan en Morelia, nunca pernocta en otro lugar. *** Cuatro veces alcalde de Morelia, el priista Fausto Vallejo sale de la capital del estado y se pierde. “Por aquí no era, regrésate”, le dice a Andrés, su chofer, justo cuando en la carretera se lee un letrero: “Bienvenidos a Jalisco”. Dan vuelta nuevamente, de regreso a la entrada al municipio de Tanhuato. “No conoce los caminos de Michoacán, nunca ha salido de Morelia”, le critican sus adversarios. Desde el PAN se orquesta, incluso, una campaña negra en su contra. “Está enfermo, tiene diabetes, a diario le hacen una diálisis, a lo largo de la campaña lo siguen dos ambulancias y ya se ha desmayado en dos ocasiones”. Él, sin embargo, asegura, estar sano, no hay ambulancias que lo acompañen, pero su andar es lento. Es el de mayor edad de los tres candidatos. La seguridad no es la característica de su campaña, cuyo lema es “Michoacán merece respeto”. Recorre los municipios del estado con tres camionetas. Dos de ellas blindadas. Una se la proporcionó el gobierno del estado, así como a media decena de elementos de la policía estatal. La otra se la prestó Humberto Moreira, el dirigente nacional de su partido, quien se refugia tres días a la semana en Michoacán, pero no está presente en sus actos de campaña. Para que el líder no opaque al candidato, explica el propio Fausto. Realiza actos en plazas públicas y en lugares cerrados, también recorrerá todo el estado. Sus eventos, los más concurridos, son los que hace en la capital, ahí donde lo conocen mejor. Enrique Peña Nieto estará con él en los próximos días. En otras plazas la presencia es menor, se hace acompañar de grupos de la CNOP o la CNC, repletos de militantes de edad avanzada, esos priistas que sólo se ven en los estados porque a escala nacional la imagen del tricolor es un nuevo PRI. *** Llueve y la gente se refugia en los tejabanes de las casas en el poblado de Lagunillas, muy cerca de Morelia. El candidato va llegando a la plaza y desde el micrófono se arenga a la gente para que se acerque al templete por una playera amarilla. Sólo así los organizadores logran que pese al agua, los seguidores dejen de resguardarse y se acerquen a escuchar el mensaje del perredista. Silvano Aureoles llega portando un sombrero, repartiendo besos a las mujeres y cargando a los niños. Es el más carismático, habla del pueblo, su discurso es fácilmente digerido por la gente del campo. Les habla de las enfermedades que sufren los animales y les promete tractores, becas y apoyos sociales. También es el que más se confronta con sus adversarios, es duro en sus críticas cuando se refiere a ellos. Su gran ventaja y también su mayor desventaja son los 10 años de perredismo gobernante en Michoacán. Le da estructura partidista, gente en los mítines y una militancia más viva. Pero también le deja cifras, como esa de que ocho de cada 10 michoacanos ya no quieren que gobierne el PRD, así lo señalan algunas encuestas. A Silvano no lo acompaña un grueso aparato de seguridad y dice que puede visitar todos los rincones del estado. Al igual que a Fausto Vallejo, a Silvano Aureoles lo resguarda media decena de elementos de la policía estatal. Liliana Padilla, Milenio, 29 de septiembre.

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