Desde octubre, legal la compraventa de autos entre particulares en Cuba

La Habana, 28 de septiembre. A partir del mes próximo Cuba permitirá por primera vez en medio siglo la compra y la venta de automóviles entre particulares, como parte de un incipiente mercado interno de vehículos que, sin embargo, nacerá con fuertes limitaciones. La compraventa de autos entre particulares es una de las reformas más esperadas por la población. En el sexto congreso del Partido Comunista, en abril, tuvo más de 13 mil opiniones y fue el segundo asunto de mayor interés, sólo después del abasto de alimentos. La reforma levanta la prohibición de que los particulares compren automóviles posteriores a 1960. Esta barrera obligó a los propietarios a conservar hasta el extremo sus viejos ejemplares estadunidenses de los años 40 y 50 y es la causa de que las calles cubanas se convirtieran en una pasarela de piezas de museo. Las medidas aparecen en un decreto y resoluciones ministeriales a las que tuvo acceso La Jornada y que, según su propio texto, entrarán en vigor en octubre. El punto más avanzado del paquete es el reconocimiento de un mercado libre de vehículos entre particulares, cubanos y extranjeros residentes permanentes. En la práctica es un reconocimiento legal al mercado negro que ya existe y que ahora sale a la luz. Las partes podrán cerrar una compraventa ante notario, sin autorización previa, pero el comprador tendrá que acreditar la procedencia lícita de sus ingresos y declarar los otros autos que tenga. Estas operaciones serán en pesos ordinarios, que se cotizan en 25 por un peso convertible (CUC), el que a su vez equivale a un dólar. En ese mercado entrarán los históricos modelos estadunidenses; vehículos de fabricación soviética que pudieron comprar particulares seleccionados en sus centros de trabajo, entre los años 60 y 80, así como otros autos modernos cuyos propietarios –artistas, intelectuales, deportistas y profesionales con servicios en el extranjero– también fueron autorizados para comprar o importar, caso a caso. Según las nuevas normas, los cubanos que emigran con salida definitiva –impedidos de volver a residir en su país–, podrán ceder su automóvil a sus familiares directos, mediante un trámite oficial, a diferencia de la práctica vigente, por la cual pierden todos sus bienes, muebles e inmuebles. Los cubanos y extranjeros residentes también podrán comprar vehículos nuevos en CUC en agencias comerciales, pero sólo podrán hacerlo cada cinco años y siempre que hayan obtenido sus ingresos en tareas y funciones asignadas por el Estado o de interés de éste. En este caso la compra no es directa. Se tramita ante el gobierno regional, que a su vez presenta la petición al ministro del Transporte. En total pueden transcurrir hasta 120 días antes de que se conceda el permiso y el comprador tendrá que exhibir una cuenta bancaria que ampare la operación. Según las regulaciones, de este mercado quedan excluidos los receptores de remesas o los microempresarios, si esas son sus únicas fuentes de ingresos. En cambio, pueden comprar autos quienes trabajen en misiones oficiales en el exterior, como funcionarios, profesionales, tripulantes de naves o aviones y personal de servicio. También los intelectuales o deportistas que reciban premios internacionales, avalados por el organismo rector de cada actividad. Entre los residentes en Cuba, tendrán derecho a esa compra intelectuales o artistas que reciban derechos de autor o pagos por actuaciones, siempre con instituciones oficiales; trabajadores de la pesca, el tabaco y la marina mercante y empleados y jubilados de la base naval de Guantánamo. Pero quedan excluidos de la opción de compra los profesionales de los programas especiales de salud en el exterior y en particular los que trabajan en las misiones médicas en Venezuela, Bolivia, Nicaragua y Ecuador. Gerardo Arreola, La Jornada, 29 de septiembre.

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