VERACRUZ.- El Gobernador Fidel Herrera recibió ayer al Presidente Felipe Calderón en "santa paz y con entusiasmo", pero este último apenas y cruzó palabra con él.
El escándalo de los apoyos indebidos a candidatos postulados por el PRI, descubierto merced al espionaje telefónico con el que fue pillado Herrera, propició la más fría incursión que se recuerde de Calderón en territorio jarocho: de mala gana el Presidente le tendió la mano al Gobernador y luego evitó aparecer a su lado, en tierra y en altamar, a bordo de los buques Papaloapan y Cuauhtémoc.
A la vista de los invitados a la Regata Bicentenario, primero, y después en el colorido recibimiento del Cuauhtémoc, Calderón no habló una sola vez con su anfitrión.
El priista trató de no agitar las aguas: exculpó al Presidente y al titular de Gobernación, Fernando Gómez Mont, de la obtención y divulgación de las llamadas telefónicas que dieron pie al escándalo, aunque al mismo tiempo enderezó baterías contra el "delincuente confeso", César Nava, dirigente del PAN.
En tierra y a bordo del buque Cuauhtémoc, Gómez Mont sostuvo sendos acercamientos con Herrara y con la presidenta del PRI, Beatriz Paredes, que según dijo fue invitada a la Regata Bicentenario por el titular de Marina, Francisco Saynez.
La tlaxcalteca evitó hablar del escándalo ante reporteros.
En un principio, cuando la jornada patriotera iniciaba en alta mar con la regata, tanto Herrera como Gómez Mont intentaron restar importancia al pleito desatado con el espionaje.
"Hoy no es día de grabaciones ni de juicios políticos: hoy es día para conmemorar a la Patria y a la Independencia. ¡Alegría y felicidad!", señaló en entrevista el Gobernador.
"Donde manda capitán no gobierna marinero", dijo el titular de Segob en alusión a la presencia del Presidente. Y cuando más tarde los reporteros le preguntaron si había resuelto las cosas con el Gobernador, soltó: "Pues qué tan descompuestas estaban, o qué. Todo a su tiempo: hoy es tiempo de celebración", deslizó.
Concluida la jornada, Calderón efectuó un último recorrido en la base aeronaval para conocer un avión de la Marina; siempre detrás de él, Herrera fue rodeado por reporteros.
"Para mí queda muy claro que el Presidente lo es de todos los mexicanos y de las instituciones. Aquí hay un delincuente confeso que es el presidente del PAN, César Nava", dijo el Gobernador.
-¿Deslinda entonces al Presidente de cualquier espionaje?, se le preguntó.
"Totalmente. Yo creo que ni el Presidente ni el Secretario de Gobernación tienen que ver con el caso de los espías en conflicto. Por eso, mi demanda va direccionada al señor Nava, que ahora sé que se apellida Vázquez, y a (Miguel Ángel) Yunes Linares (candidato del PAN al Gobierno veracruzano)", respondió.
El Gobernador remató: "estoy limpio y claro; por eso he recibido, como los veracruzanos recibieron, al Presidente Calderón y a su esposa en santa paz".
El escándalo de los apoyos indebidos a candidatos postulados por el PRI, descubierto merced al espionaje telefónico con el que fue pillado Herrera, propició la más fría incursión que se recuerde de Calderón en territorio jarocho: de mala gana el Presidente le tendió la mano al Gobernador y luego evitó aparecer a su lado, en tierra y en altamar, a bordo de los buques Papaloapan y Cuauhtémoc.
A la vista de los invitados a la Regata Bicentenario, primero, y después en el colorido recibimiento del Cuauhtémoc, Calderón no habló una sola vez con su anfitrión.
El priista trató de no agitar las aguas: exculpó al Presidente y al titular de Gobernación, Fernando Gómez Mont, de la obtención y divulgación de las llamadas telefónicas que dieron pie al escándalo, aunque al mismo tiempo enderezó baterías contra el "delincuente confeso", César Nava, dirigente del PAN.
En tierra y a bordo del buque Cuauhtémoc, Gómez Mont sostuvo sendos acercamientos con Herrara y con la presidenta del PRI, Beatriz Paredes, que según dijo fue invitada a la Regata Bicentenario por el titular de Marina, Francisco Saynez.
La tlaxcalteca evitó hablar del escándalo ante reporteros.
En un principio, cuando la jornada patriotera iniciaba en alta mar con la regata, tanto Herrera como Gómez Mont intentaron restar importancia al pleito desatado con el espionaje.
"Hoy no es día de grabaciones ni de juicios políticos: hoy es día para conmemorar a la Patria y a la Independencia. ¡Alegría y felicidad!", señaló en entrevista el Gobernador.
"Donde manda capitán no gobierna marinero", dijo el titular de Segob en alusión a la presencia del Presidente. Y cuando más tarde los reporteros le preguntaron si había resuelto las cosas con el Gobernador, soltó: "Pues qué tan descompuestas estaban, o qué. Todo a su tiempo: hoy es tiempo de celebración", deslizó.
Concluida la jornada, Calderón efectuó un último recorrido en la base aeronaval para conocer un avión de la Marina; siempre detrás de él, Herrera fue rodeado por reporteros.
"Para mí queda muy claro que el Presidente lo es de todos los mexicanos y de las instituciones. Aquí hay un delincuente confeso que es el presidente del PAN, César Nava", dijo el Gobernador.
-¿Deslinda entonces al Presidente de cualquier espionaje?, se le preguntó.
"Totalmente. Yo creo que ni el Presidente ni el Secretario de Gobernación tienen que ver con el caso de los espías en conflicto. Por eso, mi demanda va direccionada al señor Nava, que ahora sé que se apellida Vázquez, y a (Miguel Ángel) Yunes Linares (candidato del PAN al Gobierno veracruzano)", respondió.
El Gobernador remató: "estoy limpio y claro; por eso he recibido, como los veracruzanos recibieron, al Presidente Calderón y a su esposa en santa paz".
Mayolo López enviado, Reforma, 24 de junio.
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