Hijo del ex número tres del gobierno cubano, en huelga de hambre, como protesta por su cautiverio

Ser hijo del fallecido Juan Almeida Bosque, un ex comandante de la Revolución cubana y considerado el “número tres” del gobierno durante la gestión de Fidel Castro, más que abrirle las puertas a lujos, comodidades, favores y atenciones especiales, le han valido una vida de pesadilla al abogado Juan Juan Almeida García, quien el pasado 6 de mayo cumplió seis años cautivo en su país, al ser impedido a salir al extranjero para recibir tratamiento médico para una enfermedad reumatológica degenerativa que padece. La desesperada situación que enfrenta le obligó a iniciar una huelga de hambre el pasado 16 de junio, en busca de respuesta a su solicitud y de apoyo de los jerarcas de la Iglesia católica cubana para que intercedan como mediadores y tomen en cuenta su caso como el de otro disidente más que se dice acorralado por el sistema dictatorial del gobierno.

Información que destaca la cadena Radio Martí, emisora internacional financiada por el gobierno de Estados Unidos y que transmite desde Miami hacia Cuba por onda corta, señala que la administración del presidente Raúl Castro ha ignorado las solicitudes de Juan Juan Almeida, de 45 años, por considerarlo traidor a las causas de la Revolución cubana, ya que no sólo ha expresado su oposición al esquema de gobierno en la isla, sino que en febrero pasado durante una manifestación se sumó a las voces disidentes que exigieron la renuncia del mandatario Raúl Castro.

Radio Martí refirió en una de sus recientes emisiones que como represalia a sus expresiones opuestas a la causa del gobierno, las autoridades le impidieron incluso participar en los funerales de su padre el 11 de septiembre de 2009.

Otros motivos que han incrementado el disgusto del gobierno cubano contra Juan Almeida, es que el hijo del “ex número tres” del régimen ha expresado abiertamente su simpatía por la lucha de las Damas de Blanco (esposas y familiares de los presos políticos detenidos durante la ola represiva de la “Primavera Negra” de marzo de 2003), lo que le ha valido ser vigilado e impedido a ser incluso atendido de su padecimiento en la propia isla.

ANTECEDENTE. Desde 2004, Juan Juan Almeida fue considerado traidor a las causas de la Revolución cubana y calificado de disidente por presuntamente haber ayudado a cientos de cubanos a salir de la isla cuando trabajó en México.

El gobierno, en ese momento dirigido aún por Fidel Castro, le acusó que durante su desempeño como asesor de mercado en la Unión Suchel en Cancún, en el Caribe mexicano y contratado entre 1998 y 2003 por la empresa de servicios aeroportuarios SEAT, impulsó negociaciones con diferentes países, principalmente de la industria del tabaco, lo que presuntamente aprovechó para desviar fondos de inversionistas, realizar tráfico de habanos y participar en una red que proporcionaba pasaportes y visas ilegales a cubanos para entrar a México y de allí llegar a Estados Unidos.

En medio de estas acusaciones no comprobadas, en 2003 el abogado cubano regresó a su país para aclarar estas imputaciones pero sin lograr su cometido y por el contrario, fue calificado de disidente y por ende perdió las garantías de que gozaría como hijo del “tercer hombre” más importante del régimen.

VIGILADO. A partir de ese momento su vida en la isla se tornó una pesadilla al no tener la posibilidad de salir del país y visitar a su familia en Florida, Estados Unidos.

Al aislamiento y el ser señalado traidor al régimen se sumaron otros incidentes como el ocurrido el 6 de mayo de 2009, cuando fue detenido cuando viajaba en autobús hacia la ciudad de Manzanillo, en el oriente de Cuba. Como si se tratara de un terrorista, agentes de seguridad lo cubrieron de la cabeza, lo interrogaron y lo dejaron detenido durante siete días para ser encausado por un presunto intento de “salida ilegalmente” del país, situación que no fue comprobada.

Para manipular a detalle su estancia en la isla, se le ordenó presentarse todos los martes ante autoridades de Villa Marista, un cuartel general de la Seguridad del Estado en La Habana, alejado de zonas marítimas donde sería muy difícil tener alguna posibilidad de alcanzar su libertad por vía terrestre.

Acorralado por las propias autoridades cubanas que han ignorado su reiterada solicitud para recibir un permiso temporal de salida para ser atendido en un hospital de Los Ángeles, California, Juan Juan Almeida, aunque ha expresado su oposición a las huelgas de hambre, decidió someterse a ésta y llegar hasta las últimas consecuencias para que la Iglesia católica cubana y la comunidad internacional intercedan ante el gobierno de Raúl Castro para terminar con su cautiverio que cumplió seis años.



(Con información de radio Martí y cubaencuentro. com)
Mario Camarillo Cortés, La Crónica, 20 de junio.

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