Ante las críticas de PRD y PAN por la probable injerencia de Ulises Ruiz Ortiz para favorecer a Eviel Pérez Magaña, el diputado Héctor Pablo Ramírez (PRI) reveló en la tribuna del Senado que los líderes de la corriente Nueva Izquierda, del PRD, le pidieron al gobernador de Oaxaca, en un salón privado del Teppan Grill del hotel Nikko, “recursos y ayuda para que Jesús Ortega ganara la elección interna” del sol azteca.
Según el priísta, en el encuentro estuvieron el propio Ortega, el senador Carlos Navarrete –al que llamó “jefe del cártel en el Senado”– y el diputado Guadalupe Acosta Naranjo.
“Yo nunca me he reunido con usted y Ulises Ruiz”, reviró Acosta. “He tenido encuentros privados con diputados y senadores, y soy un hombre que honra esas reuniones, pero nunca me atrevería a pedirle un solo peso a Ulises Ruiz”, dijo el perredista.
Retó a Ramírez a someterse al polígrafo y ofreció solicitar licencia si le comprueban la entrevista con el gobernador de Oaxaca. “El polígrafo es para los delincuentes”, reviró el priísta.
El tono del discurso llevó al diputado Agustín Guerrero (PRD) a comparar la sesión con la película Gángsters contra charros, de Juan Orol. “Esto es muy surrealista: esos retos de envalentonados de los años cincuenta. Yo les traigo el polígrafo el próximo miércoles”, se mofó.
Ayer, por cuarta semana consecutiva, diputados y senadores se enredaron en un agrio intercambio a consecuencia de las elecciones. Esta vez el centro del debate fue la intervención telefónica a Ulises Ruiz y al gobernador de Veracruz, Fidel Herrera.
Al final de una lista de 31 oradores, el senador Fernando Castro Trenti (PRI) exigió al PRD no defender las grabaciones telefónicas. “No solapen el espionaje del gobierno federal a todos, incluso a ustedes. Ya han dicho que no tardan en salir grabaciones de Amalia (García, gobernadora perredista de Zacatecas). Cuando el perro es bravo hasta a los de casa muerde, así que pónganse una vacuna”, sugirió.
La disputa arrancó con una solicitud para fiscalizar a la Secretaría de Desarrollo Social (Sedeso) y se avivó con la demanda de Acosta Naranjo de indagar quién espió a Ulises Ruiz y a Fidel Herrera.
El priísta Castro Trenti le preguntó desde su escaño si también aprobaría una averiguación penal contra el presidente del PAN, César Nava Vázquez, quien aseguró contar con material adicional de ese tipo.
Y en una respuesta que causó hilaridad, Acosta dijo: “Que se investigue todo. Si alguien tiene experiencia amarga en videoescándalos es nuestro partido”.
Para Castro Trenti, el espionaje ilegal con fines políticos parte de “una acción concertada por las instituciones del Estado, que lo coloca al nivel de la Gestapo”.
El diputado Javier Corral, delegado del PAN en Oaxaca, sostuvo que los priístas pretendían dar lecciones de moral pública, cuando sus gobernadores han sido pillados “en una intromisión indebida, ilegal e inmoral”.
Los facciosos, dijo, son los gobernadores priístas que espían a sus compañeros de partido, y citó el caso del centro de escucha en el estado de México que, sostuvo, instaló el gobernador Enrique Peña Nieto, “que incluyó al respetable senador Manlio Fabio Beltrones; yo creo que lo andaba espiando porque lo ve como un próximo y fuerte competidor en la sucesión presidencial de 2012”.
Continuó: “Faccioso, el que la semana pasada escuchamos decir: ‘estoy en la plenitud del pinche poder. Tengo el gobierno en la mano’. No puede haber una reproducción más facciosa de alguien que concibe principio y fin del poder, que lo tiene en la mano y además lo cataloga como pinche”.
Héctor Pablo Ramírez lo acusó de presionar a dos consejeros de Oaxaca para obligar a la renuncia del presidente del instituto electoral del estado, José Luis Echeverría, uno de los involucrados en las llamadas de Ruiz.
Corral replicó: “Entiendo que el lodazal sea su última herramienta, porque van a perder. Aquí en primera fila está Héctor Pablo (Ramírez), quien amenaza que tiene grabada la reunión con los consejeros”.
De su escaño, el priísta tomó un disco que depositó en la mesa directiva, ante el azoro del senador panista José González Morfín, quien conducía la sesión. “Que lo pongan para que escuche todo el Congreso”, punzó Corral. Al terminar el debate, el panista confió: “Héctor Pablo es un mentiroso. Ese disco no tenía ningún archivo”.
Javier Corral volvió a definirse como “pecador estándar”, y sostuvo que se comporta igual tanto en público como en privado, por tanto no hay prueba de la supuesta presión a los consejeros que, dijo, grabaron el diálogo con él y entregaron el audio a Echeverría. “Conversación inmoral, la de Ulises Ruiz, que dice de dos damas: ‘se pusieron de pechito’, y luego las califica de ‘pendejas’.”
En su turno, el priísta Silvio Lagos acusó al PAN de difamar cuando se siente derrotado. “El buen gavilán no chilla. ¡En Veracruz les vamos a dar una paliza de su tamaño!”, espetó.
Al finalizar la sesión, Acosta Naranjo dejó en la oficina de Navarrete una carta con su supuesta solicitud de licencia, aplicable si falla en el polígrafo.
Héctor Pablo Ramírez confirmó, sin embargo, la reunión en el Nikko. “Sí, fue en un privadito del Teppan Grill. Ortega, él y Navarrete nos pidieron ‘tablear’ con los estados donde Alejandro Encinas ganaba la elección (interna del PRD)”, declaró luego en entrevista.
–¿Y ustedes los apoyaron?
–Les dimos dinero y recursos humanos. El PRI llevó a sus militantes a votar. Nada más vean cómo arrasó Chucho en Oaxaca.
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