Cazan los proxenetas a jóvenes en la TAPO

En La Merced, uno de los varios corredores dedicados al sexoservicio que hay en el Distrito Federal, hay cerca de 3 mil mujeres, además de 400 menores de edad, obligadas a prostituirse.

Todas ellas, según un estudio de campo de la organización civil Brigada Callejera, fueron levantadas o enganchadas en terminales de autobuses de la Capital, principalmente en la Terminal de Autobuses de Pasajeros de Oriente (TAPO).

Según testimonios recabados por REFORMA entre sexoservidoras, así como de la propia Brigada Callejera, en los pasillos de la TAPO son enganchadas jóvenes en extrema pobreza por grupos de explotadores, quienes eligen víctimas de entre los 10 y los 19 años de edad.

El común denominador de las mujeres es que provienen de comunidades paupérrimas, que ven en la Ciudad de México una oportunidad de superar la pobreza.

"Han escogido a la TAPO porque aquí llegan camiones de pueblos muy pobres", aseguró Elvira Madrid, directora de Brigada Callejera, asociación civil que lleva 22 años de lucha contra el trabajo sexual forzado. "La mayoría no sabe leer ni escribir".

Una vez en poder de los explotadores, las mayores de edad o menores que aparentan más de 18 años, son paradas previo "acondicionamiento psicológico" que incluye violación, abuso sexual y golpes, en calles de La Merced, Sullivan, Tlalpan y Buenavista, narraron sexoservidoras.

A las menores les dan documentos falsos, como la credencial de elector, aseguró "La Lore".

Las mujeres deben someterse a jornadas extenuantes para reunir las cuotas que les imponen. A razón de 100 y un máximo de 350 pesos por sexoservicio, deben reunir, en promedio, 5 mil pesos.

Si en la primera jornada -de las 8:00 a las 20:00- no han reunido la cuota, son enviada a otro punto, como Sullivan, de las 21:00 a las 5:00 horas del día siguiente.

A las niñas, de entre 10 y 15 años, las mantienen cautivas y las prostituyen dentro de los hoteles que, afirman, sirven como cuartel general. Éstas son destinadas a clientes asiduos que gozan de la confianza de los lenones.

"Hay hoteles como el Liverpool o El Hispano donde todas sabemos que hay niñas secuestradas; las tienen del cuarto piso para arriba. Si se quieren escapar no tienen de otra más que aventarse y morir.

"Cerca de las 8 o 9 de la noche, se pueden escuchar clarito los gritos y el llanto de las niñas que golpean porque no cubrieron su cuota", narró "La Morena", quien ahora trabaja de forma independiente pero asegura haber sido obligada por sus captores a prostituirse durante años.

De acuerdo con Madrid y testimonios recabados por REFORMA, en la TAPO operan "Los Güeros" y "Los Tenancingo".

Los integrantes de estas bandas, coinciden los testimonios, son jóvenes bien vestidos, con joyas ostentosas y conducen automóviles de último modelo.

REFORMA realizó seis recorridos en distintos días durante las tres primeras semanas de junio en la terminal; ahí, se observaron grupos de dos o más hombres deambular por los pasillos, mirando con atención a mujeres solas.

No viajan ni adquieren boletos en las taquillas; caminan por horas en círculos y siguen a pasajeras desde la zona de llegadas hasta la entrada de la estación San Lázaro del Metro, a los túneles 1 y 2 e incluso hasta la Avenida Eduardo Molina, donde según Brigada Callejera ocurren la mayor cantidad de "enganches".

La fiscal Central de Investigación para Delitos Sexuales de la Procuraduría capitalina, Juana Camila Bautista, afirmó en entrevista que no tiene conocimiento de la existencia de grupos dedicados al lenocinio en la central.

"No tengo una sola denuncia sobre la TAPO. No tengo nada", aseguró Bautista.

Según Madrid, la trata y la corrupción de menores no se denuncia por miedo.

"¿Ya para qué denuncio?. Cuando necesité de las autoridades nadie me ayudó, tuve que salirme sola, con ayuda de Brigada (Callejera), ¿ahora para qué?, ¿para que los mismos policías le den mi nombre a los 'padrotes'?.

"Yo sé que entre ellos se pasan información, luego se saludan aquí en la calle, ¿con ellos voy a denunciar?", dijo "La Morena".




Usan el verbo para seducir

Los integrantes de las bandas de tratantes de mujeres realizan los plagios sin forcejear, ni violentar a sus víctimas, porque a las mujeres se las llevan con su consentimiento.

"Son secuestros silenciosos, no hay gritos ni violencia, nos engañan y una se acerca caminando a la boca del lobo", afirmó una testigo. "La verdad, pareciera que nos van a recoger nuestros novios o amigos, porque apenas bajamos y en cinco minutos ya nos están 'echando verbo' para meternos a los coches".

Las versiones coinciden en que utilizan "una coquetería experta" para cortejar o hacer creíble una oferta de trabajo en cualquier otra circunstancia inverosímil, con el fin de que sean las propias mujeres quienes accedan a meterse en un automóvil con ellos.

"Ahora sé que a muchos los educan desde chiquitos para ser 'padrotes'. Tienen mucho verbo, te dicen todo muy bonito y son muy insistentes", dijo "Lore".

Ella asegura que durante el ejercicio de su oficio en La Merced conoció a decenas de jovencitas que le contaron haber sido secuestradas precisamente en la TAPO.




Camino a la explotación

De acuerdo con testimonios de víctimas, los explotadores de mujeres que operan en la TAPO tienen un guión para operar:

· El "trabajo" de los enganchadores o lenones se desarrolla de lunes a sábado a partir de las 10:00 horas. Puede prolongarse hasta las 18:00.

· Su tarea consiste en observar a las mujeres jovencitas, que llegan solas, desorientadas y con rasgos indígenas, entre quienes eligen a sus potenciales víctimas.

· Una vez seleccionada la mujer, la abordan personalmente o a través de otras mujeres, también secuestradas. Ellos intentan seducirlas, ellas les ofrecen un empleo.

· Con su anuencia, las llevan hasta un automóvil, que suele ser de modelo reciente, con el pretexto de transportalas a su trabajo u hogar.

· En el trayecto enfilan hacia un hotel o una casa de seguridad, donde a las mujeres les quitan sus pertenencias y las encierran. Les prohíben hablar con las otras mujeres.

· Las obligan a bañarse y las "preparan" para prostituirse mediante violaciones tumultuarias.

· Una vez que han establecido un dominio psicológico sobre la víctima, les pintan el pelo, las maquillan y les dan ropa "adecuada" para prostituirlas.

· Las menores de edad, que pueden ir de los 10 a los 17 años, que no tienen un cuerpo desarrollado, son guardadas para clientes especiales. El resto son "paradas" en la calle.

· Para cubrir las cuotas que el lenón les impone, se hacen turnos. El primero es de 08:00 a 20:00 horas; si al término de esta jornada no han conseguido 5 mil pesos, deben trabajar de 21:00 a las 05:00 horas del día siguiente en otra zona.

· Después de los turnos, las regresan a los hoteles para que coman, se bañen y se preparen para volver a la calle.

· Para evitar que las víctimas escapen, las mantienen vigiladas bajo la amenaza de dañar a sus familias o enterarlas de lo que hacen en la Ciudad.

Oscar Daniel Balderas, Reforma, 28 de junio.


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