En los pasillos de la Terminal de Autobuses de Pasajeros de Oriente (TAPO), jóvenes en extrema pobreza son enganchadas por grupos de explotadores sexuales que las seducen para obligarlas a prostituirse.
La edad de las víctimas oscila entre los 10 y los 19 años, y viajan a la Ciudad de México desde comunidades paupérrimas de Tlaxcala, Oaxaca, Puebla e incluso del Estado de México en busca de mejores oportunidades de vida.
Al arribar a la terminal, mujeres y niñas con rasgos indígenas, desorientadas o solas, son abordadas por integrantes de bandas identificadas como "Los Güeros" y "Los Tenancingos", quienes las abordan para ofrecerles trabajo o matrimonio.
"Han escogido a la TAPO porque aquí llegan camiones de pueblos muy pobres. Vienen muchas chicas que son muy inocentes y no saben defenderse.
"Las suben a un carro y se las llevan. Las tienen hasta 15 días encerradas. No les permiten hablar con nadie, no les dan de comer y las tienen preparándolas para el sexo", aseguró Elvira Madrid, directora de Brigada Callejera, asociación civil que lleva 22 años de lucha contra el trabajo sexual forzado.
De acuerdo con la activista y testimonios de sexoservidoras, estas bandas operan en la TAPO de lunes a sábado, entre las 10:00 y las 16:00 horas. Sus integrantes deambulan por los accesos a la terminal, usan ropa de marca, gorras y joyas y conducen automóviles ostentosos, los cuales utilizan para deslumbrar a las mujeres.
Según testimonios recabados por Brigada Callejera y otros obtenidos por REFORMA, ya secuestradas, las mayores de edad o menores que aparentan más de 18 años con maquillaje y un atuendo sugerente son obligadas a prostituirse en La Merced, Sullivan, Tlalpan y Buenavista.
La edad de las víctimas oscila entre los 10 y los 19 años, y viajan a la Ciudad de México desde comunidades paupérrimas de Tlaxcala, Oaxaca, Puebla e incluso del Estado de México en busca de mejores oportunidades de vida.
Al arribar a la terminal, mujeres y niñas con rasgos indígenas, desorientadas o solas, son abordadas por integrantes de bandas identificadas como "Los Güeros" y "Los Tenancingos", quienes las abordan para ofrecerles trabajo o matrimonio.
"Han escogido a la TAPO porque aquí llegan camiones de pueblos muy pobres. Vienen muchas chicas que son muy inocentes y no saben defenderse.
"Las suben a un carro y se las llevan. Las tienen hasta 15 días encerradas. No les permiten hablar con nadie, no les dan de comer y las tienen preparándolas para el sexo", aseguró Elvira Madrid, directora de Brigada Callejera, asociación civil que lleva 22 años de lucha contra el trabajo sexual forzado.
De acuerdo con la activista y testimonios de sexoservidoras, estas bandas operan en la TAPO de lunes a sábado, entre las 10:00 y las 16:00 horas. Sus integrantes deambulan por los accesos a la terminal, usan ropa de marca, gorras y joyas y conducen automóviles ostentosos, los cuales utilizan para deslumbrar a las mujeres.
Según testimonios recabados por Brigada Callejera y otros obtenidos por REFORMA, ya secuestradas, las mayores de edad o menores que aparentan más de 18 años con maquillaje y un atuendo sugerente son obligadas a prostituirse en La Merced, Sullivan, Tlalpan y Buenavista.
Oscar Balderas, Reforma, 28 de junio.
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