Santos: ¿borrón y cuenta nueva?

Las reacciones de Caracas y Quito tras su triunfo electoral permiten anticipar que el próximo presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, podrá asumir el gobierno con algo parecido a un borrón y cuenta nueva tras los líos diplomáticos ocurridos en la administración saliente de Álvaro Uribe.

Los vaticinios no eran los mejores: Santos, como ministro de Defensa de Uribe, se metió en problemas con los gobiernos de Ecuador y Venezuela, aquellos dos países que alguna vez fueron una sola nación, junto a Colombia, en el siglo XIX en la llamada Gran Colombia.

En Ecuador, el futuro presidente colombiano tiene incluso un proceso judicial, como uno de los principales responsables del ataque a un campamento guerrillero en territorio ecuatoriano, lo que marcó la ruptura de relaciones.

Venezuela también lo ha tenido en la mira y el presidente Hugo Chávez lo ha llamado “señor de la guerra”.

Pero después de que Santos obtuviera el domingo pasado una victoria arrolladora, las cosas comenzaron a cambiar.

La cancillería de Venezuela emitió un comunicado amigable y el presidente de Ecuador, Rafael Correa, fue más lejos al llamar telefónicamente al elegido y al deslizar después que podría incluso asistir en la posesión.

“Venezuela emitió un comunicado que agradezco y valoro sobremanera. Un comunicado muy amable, que creo que es un primer gesto muy positivo hacia otro objetivo que todos debemos tener que es restablecer las relaciones por el bien de nuestros pueblos”, afirmó Santos.

Él (Correa) me llamó. Fue muy amable, dialogamos y quedamos de buscar la forma para establecer una especie de ruta crítica para mejorar aún más las relaciones”, añadió respecto a Ecuador.

Nicaragua, otro país con el que hubo contradicciones en el gobierno de Uribe —y ya desde antes por el reclamo de Managua sobre límites marítimos—, también tuvo reacción positiva: “Esperamos que Colombia tenga mejores relaciones con todos los países”, dijo el vicepresidente Jaime Morales, para quien el de Santos fue “un triunfo de la democracia, porque fue una contienda abierta, limpia”.

Brasil y Argentina también reaccionaron bien ante el resultado, aunque en sus casos no sorprendió porque la relación con Uribe ha sido respetuosa pese a las distancias ideológicas.

También Estados Unidos —del que la Colombia de Uribe fue un aliado importante— y los países europeos tuvieron buenas palabras para el futuro gobernante.

De Perú, Alan García y el Chile de Sebastián Piñera ya anticipó el propio Santos que serán importantes aliados. Tampoco debería haber tensiones con México, los centroamericanos o los demás sudamericanos, lo que hace prever un mejor marco geopolítico que el manejado por Uribe.

Aunque situado en el mismo espacio ideológico de derecha al del actual mandatario, con la misma disposición de “mano dura” frente a la guerrilla y de amistad con Washington, el futuro presidente de Colombia tiene otra forma de ser, lo que puede tener efecto en el terreno diplomático.

“Uribe ha sido guerrero, frentero, poco diplomático. Santos es más reposado, más diplomático y más tranquilo”, afirmó el analista Ramón Elejalde, para quien eso se puede traducir en un abandono del estilo agresivo de la administración uribista.

“Santos jugará a pasar a la historia y por eso volverá a los canales diplomáticos con los vecinos, después de los fracasos que ha tenido la cancillería en ese tema. Santos no será un hombre de peleas”, asegura por su parte el senador oficialista Armando Benedetti.

Los rumores periodísticos apuntan a que la cancillería quedará en manos del dirigente conservador Carlos Rodado Noriega o de la ex embajadora en Caracas María Ángela Holguín.

La elección del canciller es importante pues los analistas esperan también, por el distinto estilo con Santos, que los ministros tendrán un margen de acción mucho mayor al que les da Uribe.

Gonzalo Ruiz Tovar/DPA. Bogotá, Milenio, 23 de junio.

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