En la celebración del Día Nacional del Maíz, campesinos y organizaciones ecológicas demandaron al gobierno federal cambiar las políticas agrícolas por un modelo alternativo que permita al país alcanzar la soberanía alimentaria, luego de las advertencias de diferentes voces internacionales sobre un escenario de hambruna en diferentes regiones del mundo, en menos de una década.
Representantes de las 300 organizaciones participantes en la campaña nacional en defensa de la soberanía alimentaria y la reactivación del campo Sin maíz no hay país –que empezó en 2007– denunciaron que el gobierno de Felipe Calderón “simula” interesarse por el bienestar de la gente ante el cambio climático.
En realidad, aseguraron, “impulsa proyectos contra los campesinos e indígenas, como el denominado Reducción de emisiones por deforestación y/o degradación (REDD), al igual que la empresa Monsanto finge proteger el grano con su Proyecto Maestro Maíz, cuando lo que realmente hace es apropiarse de nuestras semillas, y Maseca se publicita ensalzando al ‘pueblo del maíz’, al que sus prácticas monopólicas lastiman y destruyen”.
En su pronunciamiento, subrayaron que la soberanía alimentaria, el derecho a la comida, las culturas nativas, la agrodiversidad ligada a la riqueza del conocimiento tradicional y el futuro del país, “son entregados a un puñado de corporaciones nacionales y trasnacionales, que controlan el libre mercado”.
En representación del frente de agrupaciones, Pedro Torres, del Frente Democrático de Chihuahua, exigió que la Federación apoye a las comunidades campesinas e indígenas para que consoliden un modelo alternativo de soberanía alimentaria, con políticas públicas de desarrollo rural sustentable.
Demandó también a la administración central que prohíba el uso de tierras agrícolas y alimentos para producir agrocombustibles, para lo que emitió un enérgico rechazo a la liberación de maíz transgénico.
Asimismo, demandaron al Congreso aprobar el derecho constitucional a la alimentación, acompañado de una ley de planeación para la soberanía y seguridad agroalimentaria y nutricional, con el propósito de garantizar alimentos suficientes y de calidad para los mexicanos.
Durante el encuentro –que tuvo lugar en Zócalo capitalino–, los organizadores tañeron una campana y emitieron el “Grito por la Soberanía Alimentaria”, el cual por momentos se vio interrumpido por la inusual programación de música que emitían en esos momentos potentes bocinas, desde Palacio Nacional.
Durante el día, en ese espacio se realizó una exposición gráfica sobre el maíz y sus derivados; los convocantes realizaron talleres para niños y se contó con la presencia de agricultores y expertos que hablaron del tema. Además, diversas organizaciones montaron un tianguis de productos orgánicos.
Representantes de las 300 organizaciones participantes en la campaña nacional en defensa de la soberanía alimentaria y la reactivación del campo Sin maíz no hay país –que empezó en 2007– denunciaron que el gobierno de Felipe Calderón “simula” interesarse por el bienestar de la gente ante el cambio climático.
En realidad, aseguraron, “impulsa proyectos contra los campesinos e indígenas, como el denominado Reducción de emisiones por deforestación y/o degradación (REDD), al igual que la empresa Monsanto finge proteger el grano con su Proyecto Maestro Maíz, cuando lo que realmente hace es apropiarse de nuestras semillas, y Maseca se publicita ensalzando al ‘pueblo del maíz’, al que sus prácticas monopólicas lastiman y destruyen”.
En su pronunciamiento, subrayaron que la soberanía alimentaria, el derecho a la comida, las culturas nativas, la agrodiversidad ligada a la riqueza del conocimiento tradicional y el futuro del país, “son entregados a un puñado de corporaciones nacionales y trasnacionales, que controlan el libre mercado”.
En representación del frente de agrupaciones, Pedro Torres, del Frente Democrático de Chihuahua, exigió que la Federación apoye a las comunidades campesinas e indígenas para que consoliden un modelo alternativo de soberanía alimentaria, con políticas públicas de desarrollo rural sustentable.
Demandó también a la administración central que prohíba el uso de tierras agrícolas y alimentos para producir agrocombustibles, para lo que emitió un enérgico rechazo a la liberación de maíz transgénico.
Asimismo, demandaron al Congreso aprobar el derecho constitucional a la alimentación, acompañado de una ley de planeación para la soberanía y seguridad agroalimentaria y nutricional, con el propósito de garantizar alimentos suficientes y de calidad para los mexicanos.
Durante el encuentro –que tuvo lugar en Zócalo capitalino–, los organizadores tañeron una campana y emitieron el “Grito por la Soberanía Alimentaria”, el cual por momentos se vio interrumpido por la inusual programación de música que emitían en esos momentos potentes bocinas, desde Palacio Nacional.
Durante el día, en ese espacio se realizó una exposición gráfica sobre el maíz y sus derivados; los convocantes realizaron talleres para niños y se contó con la presencia de agricultores y expertos que hablaron del tema. Además, diversas organizaciones montaron un tianguis de productos orgánicos.
Gabriel León Zaragoza, La Jornada, 30 de septiembre.
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