Diálogo de Oslo revela división


HURDAL, Noruega (Agencias).— El gobierno colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) anunciaron ayer el inicio de un nuevo proceso de paz con la instalación formal de una mesa de negociaciones, en Oslo. Sin embargo, los discursos de ambas partes evidenciaron las divergencias que han tenido a Colombia sumergida en casi 50 años de conflicto al que ahora aseguran querer ponerle fin.
Desde los discursos —el de los rebeldes de que son la respuesta a la violencia del Estado y el del gobierno destacando que en América Latina la izquierda ha hallado espacio vía electoral—, hasta la forma de encarar a la prensa, ambos bandos mostraron la enorme brecha que los separa. Pese a todo, ambos dijeron estar dispuestos a encontrar caminos para acabar con el conflicto.
El de ayer fue el inicio del cuarto intento de paz desde la primera negociación en los años 80.
Tras casi tres horas, entre discursos y dos ruedas de prensa separadas de los negociadores del gobierno, primero, y los miembros de las FARC, después, los delegados dijeron que regresarán de inmediato a Cuba y Bogotá. En La Habana permanecen los delegados de la insurgencia y allí se volverán a reunir con su contraparte el 15 de noviembre. La agenda de isla comenzará por el tema del desarrollo agrario integral. Pero los acuerdos parecieron llegar sólo hasta ahí.
Los delegados se presentaron ante la prensa en un salón del hotel Hurdalsjoen de la localidad de Hurdal, 75 kilómetros al norte de la capital noruega de Oslo. Para sorpresa de los presentes, todos se sentaron en silencio en una mesa —del lado derecho los negociadores del gobierno y del izquierdo los de la guerrilla— , mientras un delegado cubano leía un comunicado conjunto sobre el inicio del diálogo.
Tras la lectura del comunicado, el jefe de los negociadores oficial, el ex vicepresidente Humberto de la Calle, dio un discurso seguido de uno de 35 minutos de alias Iván Márquez, jefe negociador de las FARC. Pero mientras De la Calle resaltó que “muchas fuerzas de izquierda quieren deshacerse de la violencia” y que las FARC deben reconocer a sus víctimas, Márquez habló de “la violencia del Estado”, criticó a la inversión extranjera en Colombia y calificó a la política agraria del gobierno de “retardataria y engañosa”.
“No estamos discutiendo el modelo de desarrollo económico, no estamos discutiendo la inversión extranjera”, subrayó De la Calle. “Para que eso se discuta en la agenda colombiana las FARC tienen que dejar las armas, hacer política y ganar las elecciones”.
Marquez, a su vez, aseguró que “la paz no significa el silencio de los fusiles, sino que abarca transformar la estructura del Estado y las estructuras económicas”.
Aun así, señaló que “queremos la paz y lucharemos hasta las últimas consecuencias (por conseguirla)”.
Las discrepancias llegaron a un punto en que ante la notoria molestia de De la Calle, Jesús Santrich, de la delegación de las FARC, le indicó: “Tranquilo... apenas estamos empezando”.
El Universal, 19 de octubre.

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