'Si los patean, ustedes aguanten'

Alrededor de las 10:00 horas estudiantes y demás opositores a la reforma laboral bloqueaban los accesos al Senado y aún no se lograba quórum para iniciar la sesión.

Personal de seguridad de la Cámara alta, en coordinación con autoridades del Gobierno del DF, citó a los senadores en la Torre del Caballito para subirlos a cuatro vagonetas y emprender el ingreso al recinto legislativo.

Un grupo de granaderos que llegó en cuatro camiones aguardaba la orden en la calle Antonio Caso. Mientras, el jefe pasaba camión por camión y les enfriaba los ánimos.

"Si los patean o los escupen ustedes aguanten, aguanten, no quiero madrazos, ¿entienden?".

A unas cuadras de ahí, la sede del Senado estaba cercada. En primera fila por policías de tránsito del Distrito Federal que llegaron desde la madrugada para proteger los accesos; en segunda línea los estudiantes que impedían el acceso al edificio.

El cerco también se había extendido al restaurante El Díez, al hotel Sevilla Palace y a las oficinas de derechos humanos de la Secretaría de Gobernación, pues los estudiantes descubrieron que por esos lugares se colaron unos 15 legisladores.

Mientras estudiantes, policías y empleados disputaban los accesos, los sindicalistas del SME, STUNAM, UNT y CROM se relajaban en el parque Luis Pasteur en un mitin sin formar parte del bloqueo. Ellos eran los "pacíficos".

Entonces, arrancaron las camionetas. Cuarenta legisladores en cuatro vagonetas escoltadas por motociclistas de tránsito llegaron directo a la calle Antonio Caso esquina Madrid. La más desprotegida de todas, con apenas una veintena de jóvenes y Gerardo Fernández Noroña.

El ex diputado del PT no enfrentó ahora a agentes federales, sino a los granaderos del DF que llegaron a dispersar a los chavos a las banquetas para abrir paso, mientras otros bloquearon la esquina para retrasar la llegada de refuerzos. Y los senadores entraron. Eran las 11:40 horas.

A los pocos minutos los refuerzos llegaron para los dos bandos, y se armó la rebatinga.

Los jóvenes se sentaron en la calle gritando consignas; los granaderos ingresaron al Senado y al tratar de impedirlo se jalonearon unos a otros.

Un joven se acercó a las vallas, abrió su mochila y sacó una bolsa de plástico con excremento, la rompió, extendió la mano y la embarró en la cara de un oficial.

Los jaloneos subieron de intensidad. Los granaderos ignoraron las órdenes de su jefe y comenzaron a tirar patadas y a lanzar gas pimienta contra los manifestantes.

Una señora cayó al suelo y ahí, directo, le rociaron el rostro.

Otro afectado por el "fuego amigo" fue Fernández Noroña. Con agua y jabón, vinagre y leche se sanaron unos a otros.

"Marcelo Ebrard, tú le haces el trabajo sucio al PRIAN", gritaron los estudiantes en reclamo al perredista Jefe de Gobierno.

Una piedra voló del lado de los manifestantes y aterrizó en la cabeza de un agente.

El joven del excremento también cayó y durante unos minutos sus compañeros y los granaderos se lo disputaron a jalones. Ganaron los oficiales y lo metieron hacia su lado. Luego del reclamo de sus compañeros lo dejaron salir por otra cuadra y los paramédicos le atendieron los golpes.

Una estudiante se paró ante los policías y antes de que se retirara el contingente les dijo:
"Se acordarán de este día cuando sus hijos tengan que estudiar años para ganar 7 pesos la hora. En esta miseria que nos dejan de País todos ustedes y nosotros somos iguales".

Daniela Rea, Reforma, 3 de octubre.

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