Para México, el tráfico de armas es eje de la Iniciativa Mérida, dice subsecretario

Dentro de la Iniciativa Mérida, la parte más importante para el gobierno de México es el tráfico de armas que ingresan desde Estados Unidos, y las medidas que al respecto apliquen las autoridades estadunidenses, afirmó el subsecretario para América del Norte de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), Carlos Rico.

“Para nosotros (el tráfico de armas) es más preocupación que los millones de recursos que se quieren transferir”, pues la presencia de armamento, incluso militar, propicia gran parte de la violencia en el norte del país, apuntó.

Dijo que para México es necesario buscar corresponsabilidad con su contraparte y redefinir la cooperación. “Cooperación (con el gobierno estadunidense) ni remotamente quiere decir transferencia de recursos”, ya que “la asistencia es muy menor”, agregó.

Durante su intervención en el coloquio Nuevas orientaciones en las políticas para controlar drogas y criminalidad, en El Colegio de México, sostuvo que la administración de Felipe Calderón sólo ha autorizado que 62 agentes de la DEA operen en el país, y consideró que el tema se ha malinterpretado por la “incapacidad (federal) de comunicación social”.

Señaló que el planteamiento del esquema de cooperación para el combate a la delincuencia organizada debería tener al menos tres acciones: transferencia de recursos; que cada nación asuma su responsabilidad, y acciones que tomará cada país en su jurisdicción.

Consideró que el tráfico de armas es fundamental en la lucha contra el crimen organizado, que tan sólo en el último año mató a 300 policías y a “unos cuantos hombres del Ejército”.

Esta cifra, agregó, es resultado “de un tráfico de armas histórico en el país”.

Para abatir el problema, informó que México ha propuesto a Estados Unidos acciones de cooperación para evitar que continúe la introducción de armamento, y comprende el despliegue operativos norte-sur, ya que los flujos se han triplicado.

Expuso que se ha planteado la modificación a la legislación en exportación de armas.

Dijo que se ha puesto sobre la mesa una mejor supervisión del mercado secundario de armas, ya que hasta ahora sólo hay “cierto control razonable en el mercado primario”. También, mayor capacidad para desarrollar medidas de inteligencia, debido a que México no lo puede hacer solo.

Citó que en la frontera opera “una señora” –cuyo nombre omitió– que cada tres o cuatro semanas adquiere en los mercados legales de Estados Unidos fusiles de asalto AK-47 y por algún mecanismo los vende y las piezas terminan en el territorio nacional.

Nota de Gabriel León Zaragoza, La Jornada, 29 de abril.