Sufren abuso sexual 16 mil niños migrantes mexicanos

Niños polleros, niños explotados sexual y laboralmente, niños perseguidos o separados de manera intencional de sus familias para evitar una nueva migración…
Esta es la radiografía que, sobre los menores inmigrantes de México, hace el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).
Se trata de un análisis de Karla Gallo, consultora de la UNICEF, rescatado por la CNDH en el documento Tráfico Ilícito de Migrantes.
Gallo reporta 16 mil casos de niños mexicanos víctimas de explotación sexual. Uno de los riesgos más visibles para quienes intentan migrar a Estados Unidos en busca de una mejor calidad de vida o con la esperanza de reunirse con la familia.
“Los niños y adolescentes migrantes no acompañados por familiares adultos son los más susceptibles a la violación de sus derechos. Además de ser explotados en su sexualidad, son discriminados, maltratados, segregados, perseguidos o tratados como criminales, involucrados en la comisión de delitos y sometidos a formas extremas de explotación laboral”, dice.
El peligro aumenta cuando no logran cruzar la frontera o cuando son repatriados. Según Gallo, “hay niños separados de sus padres por autoridades estadunidenses que son repatriados a localidades distintas y alejadas de sus lugares de origen con el objetivo de dificultar la reunificación familiar y así desalentar un nuevo intento”.
Aunque la mayoría apuesta al cruce por motivos laborales o familiares, “algunos lo hacen como una forma de escapar a la violencia sistemática que viven en sus hogares. El derecho a la no violencia en la familia no está suficientemente tutelado en las legislaciones penales, civiles y administrativas de estados fronterizos”.
¿Y cuál es el modo de operación de los traficantes?...
De acuerdo al análisis, los delincuentes usan documentación falsa o perteneciente a otros niños. Se han detectado casos en que los menores son abandonados a medio camino o se les administran somníferos para facilitar “su manejo”.
“Se han reportado abandonos durante el internamiento y se sabe que muchos niños son trasladados con propósitos como la venta, explotación sexual comercial y tráfico de órganos”, apunta la consultora.
Aún así, predomina la impunidad: “Cuando llegan a ser descubiertos por autoridades migratorias norteamericanas, se retiene al niño para su repatriación, mientras al traficante sólo se le retira la visa; cuando éste resulta ser ciudadano estadunidense, en la mayoría de los casos se le deja en libertad sin cargo alguno”.
Los niños migrantes —enfatiza la UNICEF—, interrumpen sus estudios regulares, y no disfrutan de la alimentación, la salud, la educación y la recreación a que tienen derecho.
El Fondo ha detectado que en ciudades de la zona fronteriza, en especial en el estado de Coahuila, los niños que fracasan en su intento por llegar a Estados Unidos o los repatriados, son utilizados por los traficantes como “mulas de droga” o como guías de ilegales. Esto último, alentado por un vacío legislativo y un modelo de responsabilidad penal para menores en el cual la cárcel es considerada como último recurso. Antes, están las sanciones comunitarias y el trabajo social.

Nota de Daniel Blancas Madrigal, Crónica, 30 de abril.