LA HABANA.- El Gobierno de Raúl Castro cierra el año 2010 con la eliminación del impuesto de 10 por ciento aplicado a los dólares que los cubanos reciben como remesas procedentes de Estados Unidos.
La medida entró en vigor hace una semana, pero se dio a conocer hasta el jueves, cuando la Oficina de Activos Extranjeros del Departamento del Tesoro de EU (Ofac) la hizo pública.
De acuerdo con empleados de la agencia Western Union en Cuba, los envíos de divisa a la Isla se dispararon tras darse a conocer la noticia.
Todos salimos beneficiados, señalaron a REFORMA habaneros que tienen familiares en Florida. A partir de ahora, el Gobierno isleño ingresará los dólares de inmediato, sin esperar a que los receptores cubanos los cambien.
Por su parte, la Ofac controlará con más precisión los dólares que salen del país hacia Cuba, mientras que Western Union se posiciona ventajosamente frente a las "mulas", quienes traen clandestinamente el efectivo a la Isla para entregarlo a sus destinatarios cobrando jugosas comisiones.
Además, al cambiar el dólar a pesos convertibles, conocidos como CUC, los receptores perdían casi 20 por ciento, ya que la tasa estipulada por el Gobierno es de 1.08 dólares por CUC, con lo que por cada 100 dólares enviados desde Estados Unidos, el familiar en Cuba recibía 80 CUC.
Este gravamen a las remesas comenzó a finales de 2004, como respuesta a las sanciones impuestas por Washington a los bancos internacionales que negociaban operaciones con Cuba.
De acuerdo con economistas en La Habana, con esta nueva medida el Gobierno perderá al año 100 millones de dólares en concepto de gravamen, pero, a cambio, ingresará mil millones de dólares, cifra estimada que llega anualmente a la Isla desde Estados Unidos como remesas.
Dicha cantidad es mucho menor que la de otros países de la región, pero supera los ingresos netos que deja al año la industria turística, además de que aliviará un poco la falta de liquidez que sufren las arcas estatales cubanas.
Asimismo, una inyección más potente de dinero de la emigración sin duda supondrá una ayuda para los cubanos que desean abrir pequeños negocios, en un momento en el que las reformas económicas puestas en marcha por el Gobierno de Raúl Castro eliminarán casi 2 millones de empleos estatales en los próximos cinco años, algo menos de la mitad de la fuerza laboral del país.
Hasta ahora el dinero de las remesas procedentes de Estados Unidos, país que acoge la mayor parte de la emigración isleña, favorecía los negocios ilegales que abundan en Cuba desde la crisis de los 90 provocada por el derrumbe de la URSS.
Pero el Gobierno intentará legalizar en 2011 la mayor parte de los popularmente conocidos como "bisneros", quienes con las nuevas leyes tendrán la oportunidad de convertirse en pequeños empresarios.
Analistas cubanos prevén una eventual fuente de financiación de estos negocios en las remesas de los migrantes, quienes, consideran, están más interesados en evitar el hundimiento económico de su país de origen que en defender las causas políticas del exilio anticastrista.
Beneficios
Con la eliminación del impuesto, el Gobierno percibirá menos dinero, pero la población ganará.
100 millones de dólares perderá el Gobierno cubano.
1,000 millones de dólares ingresarán al país por concepto de remesas.
80 CUC recibían los cubanos por cada 100 dólares que les enviaban.
La medida entró en vigor hace una semana, pero se dio a conocer hasta el jueves, cuando la Oficina de Activos Extranjeros del Departamento del Tesoro de EU (Ofac) la hizo pública.
De acuerdo con empleados de la agencia Western Union en Cuba, los envíos de divisa a la Isla se dispararon tras darse a conocer la noticia.
Todos salimos beneficiados, señalaron a REFORMA habaneros que tienen familiares en Florida. A partir de ahora, el Gobierno isleño ingresará los dólares de inmediato, sin esperar a que los receptores cubanos los cambien.
Por su parte, la Ofac controlará con más precisión los dólares que salen del país hacia Cuba, mientras que Western Union se posiciona ventajosamente frente a las "mulas", quienes traen clandestinamente el efectivo a la Isla para entregarlo a sus destinatarios cobrando jugosas comisiones.
Además, al cambiar el dólar a pesos convertibles, conocidos como CUC, los receptores perdían casi 20 por ciento, ya que la tasa estipulada por el Gobierno es de 1.08 dólares por CUC, con lo que por cada 100 dólares enviados desde Estados Unidos, el familiar en Cuba recibía 80 CUC.
Este gravamen a las remesas comenzó a finales de 2004, como respuesta a las sanciones impuestas por Washington a los bancos internacionales que negociaban operaciones con Cuba.
De acuerdo con economistas en La Habana, con esta nueva medida el Gobierno perderá al año 100 millones de dólares en concepto de gravamen, pero, a cambio, ingresará mil millones de dólares, cifra estimada que llega anualmente a la Isla desde Estados Unidos como remesas.
Dicha cantidad es mucho menor que la de otros países de la región, pero supera los ingresos netos que deja al año la industria turística, además de que aliviará un poco la falta de liquidez que sufren las arcas estatales cubanas.
Asimismo, una inyección más potente de dinero de la emigración sin duda supondrá una ayuda para los cubanos que desean abrir pequeños negocios, en un momento en el que las reformas económicas puestas en marcha por el Gobierno de Raúl Castro eliminarán casi 2 millones de empleos estatales en los próximos cinco años, algo menos de la mitad de la fuerza laboral del país.
Hasta ahora el dinero de las remesas procedentes de Estados Unidos, país que acoge la mayor parte de la emigración isleña, favorecía los negocios ilegales que abundan en Cuba desde la crisis de los 90 provocada por el derrumbe de la URSS.
Pero el Gobierno intentará legalizar en 2011 la mayor parte de los popularmente conocidos como "bisneros", quienes con las nuevas leyes tendrán la oportunidad de convertirse en pequeños empresarios.
Analistas cubanos prevén una eventual fuente de financiación de estos negocios en las remesas de los migrantes, quienes, consideran, están más interesados en evitar el hundimiento económico de su país de origen que en defender las causas políticas del exilio anticastrista.
Beneficios
Con la eliminación del impuesto, el Gobierno percibirá menos dinero, pero la población ganará.
100 millones de dólares perderá el Gobierno cubano.
1,000 millones de dólares ingresarán al país por concepto de remesas.
80 CUC recibían los cubanos por cada 100 dólares que les enviaban.
Yolanda Martínez corresponsal, Reforma, 27 de diciembre.
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