BUENOS AIRES.— A Carlos Andrés Pérez, fallecido ayer en Miami a los 88 años, se le podrá recordar de múltiples maneras. Ya sea como el hombre que presidió la etapa de “la Venezuela saudita”, entre 1974 y 1979, y también como ese controvertido mandatario que tuvo que lidiar con la peor crisis económica del país, entre 1989-1993 —con una revuelta popular y un intento de golpe (bajo el mando del entonces teniente coronel Hugo Chávez)—, del que salió acusado de corrupción.
Pero el CAP, como se lo conocía por sus siglas, que seguramente perdurará en el tiempo será el de “un animal político” y demócrata a ultranza, quien fuera el sostén de numerosos líderes democráticos de otros países de la región en tiempos de apremios dictatoriales y de violación a los derechos humanos.
Había nacido en Rubio (Táchira), en 1922, en un hogar de hacendados. Su padre, colombiano de nacimiento era un productor cafetalero. Fue a la muerte de éste, y bajo la dictadura de Juan Vicente Gómez (1922-1929 y 1931-1935), cuando su madre viuda decide instalarse en Caracas. CAP inició sus estudios secundarios en la escuela Andrés Bello y luego pasó a la Universidad Central, donde rápidamente descubriría su pasión por la política, al convertirse en presidente del Centro de Estudiantes. En 1944 abandonó sus estudios de abogado para trabajar al lado del que fuera, tal vez su único maestro político, el presidente Rómulo Betancourt (1945-1948 y 1959-1964), de quien rápidamente fue su secretario privado y su principal espada en el Congreso, durante el segundo mandato del líder del Partido Democrático Nacional, luego convertido en Acción Democrática (AD).
A la sombra de Betancourt, uno de los artífices del “Pacto de punto fijo”, que permitió la alternancia en el poder a AD y COPEI, Pérez se erigió en uno de los líderes máximos del bipartidismo junto a Rafael Caldera (1969-1974 y 1994- 1999). Impulsor constante de gobiernos democráticos en toda la región y promotor incansable de la Internacional Socialista (que agrupa a los partidos de tendencia socialdemócrata en el mundo), construyó lazos políticos y amistosos con líderes políticos de todas las latitides, entre ellos, el costarricense José Figueres, el ex jefe de gobierno español, Felipe González, el argentino Raúl Alfonsín, y la nicaragüense Violeta Chamorro, a la que su apoyo para derrotar al sandinismo, en 1990, le terminó costando un juicio por peculado, al final de su segundo mandato. Después de sufrir, arresto domiciliario entre 96 y 99, Pérez y su segunda esposa, su secretaria privada Cecilia Matos, se radicaron en Estados Unidos.
En los últimos años había atravesado diversas dolencias físicas. Ya disminuido físicamente, CAP intentó oponerse al régimen de Hugo Chávez, mediante pronunciamiento y organizando reuniones con viejos colaboradores.
Pero el CAP, como se lo conocía por sus siglas, que seguramente perdurará en el tiempo será el de “un animal político” y demócrata a ultranza, quien fuera el sostén de numerosos líderes democráticos de otros países de la región en tiempos de apremios dictatoriales y de violación a los derechos humanos.
Había nacido en Rubio (Táchira), en 1922, en un hogar de hacendados. Su padre, colombiano de nacimiento era un productor cafetalero. Fue a la muerte de éste, y bajo la dictadura de Juan Vicente Gómez (1922-1929 y 1931-1935), cuando su madre viuda decide instalarse en Caracas. CAP inició sus estudios secundarios en la escuela Andrés Bello y luego pasó a la Universidad Central, donde rápidamente descubriría su pasión por la política, al convertirse en presidente del Centro de Estudiantes. En 1944 abandonó sus estudios de abogado para trabajar al lado del que fuera, tal vez su único maestro político, el presidente Rómulo Betancourt (1945-1948 y 1959-1964), de quien rápidamente fue su secretario privado y su principal espada en el Congreso, durante el segundo mandato del líder del Partido Democrático Nacional, luego convertido en Acción Democrática (AD).
A la sombra de Betancourt, uno de los artífices del “Pacto de punto fijo”, que permitió la alternancia en el poder a AD y COPEI, Pérez se erigió en uno de los líderes máximos del bipartidismo junto a Rafael Caldera (1969-1974 y 1994- 1999). Impulsor constante de gobiernos democráticos en toda la región y promotor incansable de la Internacional Socialista (que agrupa a los partidos de tendencia socialdemócrata en el mundo), construyó lazos políticos y amistosos con líderes políticos de todas las latitides, entre ellos, el costarricense José Figueres, el ex jefe de gobierno español, Felipe González, el argentino Raúl Alfonsín, y la nicaragüense Violeta Chamorro, a la que su apoyo para derrotar al sandinismo, en 1990, le terminó costando un juicio por peculado, al final de su segundo mandato. Después de sufrir, arresto domiciliario entre 96 y 99, Pérez y su segunda esposa, su secretaria privada Cecilia Matos, se radicaron en Estados Unidos.
En los últimos años había atravesado diversas dolencias físicas. Ya disminuido físicamente, CAP intentó oponerse al régimen de Hugo Chávez, mediante pronunciamiento y organizando reuniones con viejos colaboradores.
José Vales corresponsal, El Universal, 26 de diciembre.
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