"Tengo miedo. Me siento extraño, así como una premuerte", dijo el sacerdote, amenazado por presuntos zetas por las denuncias que ha hecho del secuestro de varias decenas de indocumentados centroamericanos a manos del crimen organizado.
Ayer, Solalinde recibió el apoyo de autoridades eclesiásticas.
El cura narró una conversación que sostuvo con el Obispo de la diócesis de Tehuantepec, Óscar Armando Campos Contreras.
"Yo le pedí tres cosas. Le pedí, en primer lugar, siendo realista... No quiero llegar a eso, pero, bueno, si me matan, (que) no me dejen el albergue sin gente, que me manden un sacerdote para que esté ahí. Dos: ni muerto quiero salir de ahí: ahí me quiero quedar. Y tres: que me echara la bendición. Y me dio la bendición muy sentida. Él entiende mi situación", explicó en entrevista con REFORMA.
"El Obispo me dijo que podía pedirme que me retirara del albergue para salvar mi vida, pero que no lo hace porque me conoce: sabe que no lo voy aceptar; pero me pidió que me cuide".
En tanto, en un comunicado conjunto, el Gobierno de México, a través de las secretarías de Gobernación y Relaciones Exteriores y en coordinación con las dependencias federales y estatales competentes, anunció que dará seguimiento al caso de los migrantes desaparecidos.
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