Define Venezuela futuro en urnas

CARACAS.- En medio de una gran incertidumbre, más de 18 millones de venezolanos asisten hoy a la elección presidencial más reñida de los últimos tiempos. Es la primera vez en 14 años que el triunfo de Hugo Chávez está en duda, y no se descarta que el candidato opositor, Henrique Capriles, pueda derrotarlo.

"El panorama es de una polarización intensa. Cualquier cosa puede suceder más o menos con las mismas probabilidades", advirtió Ángel Álvarez, director del Instituto de Investigaciones Políticas de la Universidad Central de Venezuela.

El carismático ex militar de 58 años busca ser reelegido por otro sexenio para completar 20 años en el poder y radicalizar su autodenominada revolución. Durante sus 14 años de Gobierno, su rival, de 40 años, forjó su trayectoria como diputado, Alcalde y Gobernador.

"Por primera vez, la Oposición está desafiando realmente al Gobierno", afirmó el político y editor Teodoro Petkoff.

Se prevé una tensa jornada no sólo por la disparidad de sondeos, que predicen el triunfo de uno u otro candidato, sino por los temores de posibles disturbios si la ventaja es muy estrecha.

Datanálisis otorga 11 por ciento de ventaja para Chávez, mientras que Consultores 21 favorece por 4 puntos a Capriles. Otros dos sondeos hablan de un empate técnico.

"Podríamos ver una situación parecida a 2007, cuando Chávez perdió la reforma constitucional, o 2010, cuando sacó cuatro puntos menos de votos que la Oposición, porque tenemos un país dividido en dos pedazos más o menos del mismo tamaño", señaló Álvarez.

 
GUERRA DE NERVIOS
 
Voceros oficiales, incluido el Ministro de Defensa, Henry Rangel, han alertado sobre supuestos planes opositores para desconocer el triunfo de Chávez, que dan por descontado, mientras que la Oposición teme que radicales chavistas generen disturbios si gana Capriles.

"El CNE (Consejo Nacional Electoral) no permitirá excesos que alteren el clima electoral. Es el momento de aislar y rechazar a los pequeños grupos que pretenden imponer sus intereses por encima de la República", advirtió la presidenta del CNE, Tibisay Lucena, quien garantizó que el sistema electoral automatizado "está blindado" contra fraudes.

Capriles enfrentó el poderío del Presidente y la maquinaria estatal con una vertiginosa campaña cara a cara por todo Venezuela, en la que enfatizó los problemas del país, las deudas del Gobierno y un discurso pacifista y despertó euforia entre sus seguidores, cada vez más numerosos.

Con actos limitados en relación a otras contiendas, Chávez apostó a ofrecer viviendas y reforzar las misiones sociales. Se negó a debatir con "el candidato de la burguesía" y advirtió que, si no gana, habría una guerra civil. A última hora, prometió mayor eficiencia en su gestión y ofreció la reconciliación del país.

Según el politólogo chavista Nícmer Evans, el compromiso de Chávez de ser "un mejor Presidente" debería comenzar por "la impostergable constitución de un nuevo equipo de Gobierno que permita reoxigenar la revolución".

Una de las mayores quejas de los 30 millones de venezolanos es la incapacidad del Gobierno para resolver la inseguridad -que ha convertido al país en uno de los más peligrosos- ponerle un freno a la inflación y mejorar los servicios públicos. Álvarez advierte que lo que se vive hoy en Venezuela "es una confrontación entre democracia y autoritarismo".

La moneda está en el aire. Si Chávez gana, se propone "hacer irreversible el socialismo" y construir un Estado comunal. Si pierde, Capriles tendrá que apoyarse en la alianza opositora para emprender el modelo de Gobierno "a la brasileña" que plantea.

Cristina Marcano, Reforma, 7 de octubre.

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