Espera reencuentro con hijo 'perdido'

La comida se quedó muchas veces servida en la mesa sin que Silveria Campos Rivera la probara debido a la falta de noticias sobre el paradero de su hijo mayor.

En 2004, Serverio Mateo Campos salió de su casa, localizada en San Manuel Lempira, aldea de San Antonio, Honduras, en busca de un mejor futuro en Estados Unido. Sus siete hermanos se quedaron en el pueblo para ayudar en las tareas del campo a José Venancio, su papá, y a Silveria, en los quehaceres del hogar.

Sólo dos veces se comunicó después de su partida y fue para decir que ya había llegado a México.

Hoy, ocho años después, Silveria participará en la Caravana de Madres Centroamericanas en busca de sus hijos desaparecidos en México para reencontrarse con Serverio.

"Él tenía el gusto de ir a Estados Unidos a trabajar, decía él: 'Mamá, yo me voy a ir a los Estados y desde allá le voy a ayudar a usted'. Como ellos miran que aquí en Honduras es un lugar tan pobre, les cuesta más trabajo ayudar", cuenta en entrevista telefónica.

"Yo pensaba: ¿A mi hijo le pasaría otra cosa? ¿Estará en vida? Todo eso pensaba yo. Me daba preocupación y yo sólo con llorar me conformaba. A veces estaba comiendo y me acordaba de mi hijo y dejaba hasta de comer. Yo me preocupé mucho porque acá siempre se oyen cosas, que matan gente".

Fue a través del Movimiento Migrante Mesoamericano que se pudo documentar que Serverio se bajó del tren en Tabasco porque tenía hambre, fue a pedir comida, y, cuando regresó a las vías, el tren ya se había ido.

Sin saber leer ni escribir, el joven decidió ofrecerse para trabajar. Aunque intentó comunicarse con sus padres, le fue imposible. Una familia tabasqueña le dio trabajo en un rancho que lo alejó de la ruta migratoria y después de unos años, formó su propia familia.

"Nunca pudo comunicarse con su familia. Ellos son muy pobres y la única forma de comunicación era una estación de radio comunitaria que cambió sus teléfonos. En su pueblo no hay luz, no hay teléfono", narró Rubén Figueroa, uno de los activistas del movimiento que participó en la localización de Serverio.

Hace dos meses, Silveria Campos recibió una llamada telefónica. Era Serverio. No pudo hablar. Sólo escuchó la voz de su hijo.

"Me dijo: 'Mamá, yo me siento tan preocupado por no saber de ustedes en estos ocho años y yo nada más quisiera verlos'. Yo me llené de tristeza".

Serverio vive en Tenosique, Tabasco. Allí se reencontrará con su madre acompañado de su esposa y sus dos hijos varones, de 5 y 6 años.

A unos días de salir hacia México, la madre hondureña lanza una petición al pueblo de mexicano:
"Les pido que me hagan un favor, que no nos los maltraten. Que los dejen de cazar. Ellos se van porque aquí en Honduras no hay trabajo y por eso ellos agarran camino para esos lugares. Mis otros hijos no se van. Ellos se quieren ir pero escuchan que en México los matan o que grupos organizados los meten presos y ya con ese miedo ellos desean ir, pero no tienen el valor con todo esto".

La caravana, conformada por 60 personas procedentes de El Salvador, Honduras, Nicaragua y Guatemala, llegará hoy a México y recorrerá el País hasta el 3 de noviembre. Y Al igual que Silveria, otras tres madres de migrantes hondureños y nicaragüenses se reencontrarán con sus hijos en su paso por el País.

 
 
 
Ruta del dolor
 
Durante 19 días, la caravana de madres de migrantes recorrerá 14 estados.

Los días de la ruta
 
Del 7 al 18 Tamaulipas
 
19 Nuevo León
 
Del 19 al 21 Coahuila
 
16 Veracruz
 
15 y 16 Tabasco
 
Del 1 al 3 Chiapas
 
22 SLP
 
23 Guanajuato
 
23 Querétaro
 
24 Tlaxcala
 
25 Puebla
 
26 Edomex
 
Del 26 al 28 Distrito Federal
 
29 Veracruz
 
30 Oaxaca
 
31 Chiapas
 
Reforma, 15 de octubre.

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