Tapachula, Chis., 20 de abril. Los Zetas, brazo armado del cártel del Golfo, ha invadido la ruta de los migrantes, donde secuestra a indocumentados, a cuyos familiares exige el pago de rescates que van de 300 a 2 mil dólares para permitirles continuar su traslado hacia Estados Unidos, denunció el sacerdote Alejandro Solalinde Guerra, coordinador de la Pastoral de Movilidad Humana en el sureste del país.
En un documento distribuido por Sin Fronteras, organismo de derechos humanos, el clérigo Solalinde Guerra explica que se han documentado al menos 90 casos de centroamericanos secuestrados por zetas, traficantes de indocumentados y pandilleros de la llamada Mara Salvatrucha, y que los delincuentes son protegidos por agentes de las policías municipal y judicial en Oaxaca, Chiapas y Veracruz.
De acuerdo con el documento, hasta la Procuraduría General de la República supo del primer hecho de este tipo en 2007, cuando una docena de guatemaltecos fueron raptados en Ixtepec, Oaxaca, en el momento en que esperaban trepar al tren que los llevaría a Estados Unidos. El asalto fue ejecutado por hombres armados y encapuchados que viajaban en varias unidades, una de las cuales portaba distintivos de la Secretaría de Seguridad Pública, y la acción fue perpetrada en presencia de habitantes de esa población.
Los centroamericanos fueron trasladados a casas de seguridad, una de las cuales se ubica en Medias Aguas, Veracruz. Desde allí los delincuentes se comunicaron con los familiares de sus víctimas, no se precisa si las que viven en su país de origen o en Estados Unidos, a quienes les pidieron hacer depósitos bancarios. La operación duró dos semanas, según testimonios reunidos por Solalinde Guerra.
El sacerdote denuncia haber sido victima de amenazas de muerte e inclusive en Oaxaca fue detenido y golpeado por agentes municipales cuando, en compañía de migrantes que atestiguaron un secuestro, buscaba a las víctimas.
En el escrito señala que sus investigaciones lo llevaron a descubrir la presencia de Los Zetas en complicidad con un comandante de una corporación local, motivo por el cual interpuso una denuncia que quedó integrada en el acta PGR/SIEDO/UEITMIO/09/2007, sin que se conozcan los resultados de la investigación.
De acuerdo con Solalinde, los delincuentes operan en las cercanías de la línea del ferrocarril en Cheguigo, un barrio de Ixtepec, donde los migrantes se arrojan del tren en marcha para evadir a los agentes del Instituto Nacional de Migración sin saber que serán asaltados, golpeados o secuestrados por narcotraficantes, maras e inclusive policías.
En Oaxaca, la pastoral ha documentado unos 10 secuestros masivos de migrantes desde diciembre de 2006. En la reunión de agentes de Pastoral Migratoria de la zona sur, realizada en Veracruz en semanas recientes, se relató el caso del secuestro de unos 20 migrantes por presuntos zetas, a quienes liberaron tras cobrar un rescate a sus familiares.
Hay casos de cinismo, en los cuales los zetas ofrecen a los migrantes, después de raptarlos y robarlos, cruzarlos a Estados Unidos mediante otro pago. La pastoral ha recibido información de centroamericanos que han logrado internarse de este modo a Estados Unidos.
En un documento distribuido por Sin Fronteras, organismo de derechos humanos, el clérigo Solalinde Guerra explica que se han documentado al menos 90 casos de centroamericanos secuestrados por zetas, traficantes de indocumentados y pandilleros de la llamada Mara Salvatrucha, y que los delincuentes son protegidos por agentes de las policías municipal y judicial en Oaxaca, Chiapas y Veracruz.
De acuerdo con el documento, hasta la Procuraduría General de la República supo del primer hecho de este tipo en 2007, cuando una docena de guatemaltecos fueron raptados en Ixtepec, Oaxaca, en el momento en que esperaban trepar al tren que los llevaría a Estados Unidos. El asalto fue ejecutado por hombres armados y encapuchados que viajaban en varias unidades, una de las cuales portaba distintivos de la Secretaría de Seguridad Pública, y la acción fue perpetrada en presencia de habitantes de esa población.
Los centroamericanos fueron trasladados a casas de seguridad, una de las cuales se ubica en Medias Aguas, Veracruz. Desde allí los delincuentes se comunicaron con los familiares de sus víctimas, no se precisa si las que viven en su país de origen o en Estados Unidos, a quienes les pidieron hacer depósitos bancarios. La operación duró dos semanas, según testimonios reunidos por Solalinde Guerra.
El sacerdote denuncia haber sido victima de amenazas de muerte e inclusive en Oaxaca fue detenido y golpeado por agentes municipales cuando, en compañía de migrantes que atestiguaron un secuestro, buscaba a las víctimas.
En el escrito señala que sus investigaciones lo llevaron a descubrir la presencia de Los Zetas en complicidad con un comandante de una corporación local, motivo por el cual interpuso una denuncia que quedó integrada en el acta PGR/SIEDO/UEITMIO/09/2007, sin que se conozcan los resultados de la investigación.
De acuerdo con Solalinde, los delincuentes operan en las cercanías de la línea del ferrocarril en Cheguigo, un barrio de Ixtepec, donde los migrantes se arrojan del tren en marcha para evadir a los agentes del Instituto Nacional de Migración sin saber que serán asaltados, golpeados o secuestrados por narcotraficantes, maras e inclusive policías.
En Oaxaca, la pastoral ha documentado unos 10 secuestros masivos de migrantes desde diciembre de 2006. En la reunión de agentes de Pastoral Migratoria de la zona sur, realizada en Veracruz en semanas recientes, se relató el caso del secuestro de unos 20 migrantes por presuntos zetas, a quienes liberaron tras cobrar un rescate a sus familiares.
Hay casos de cinismo, en los cuales los zetas ofrecen a los migrantes, después de raptarlos y robarlos, cruzarlos a Estados Unidos mediante otro pago. La pastoral ha recibido información de centroamericanos que han logrado internarse de este modo a Estados Unidos.
Nota de Rodolfo Villalba Sánchez, corresponsal, La Jornada, 21 de abril.
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