El promedio de los migrantes latinoamericanos que lograron mantener el monto de sus remesas se ubicó en 49 por ciento, es decir 11 puntos debajo respecto a los mexicanos pero los trabajadores de El Salvador ocuparon el primer lugar en la tabla porque 70 por ciento envió la misma cantidad que en 2008. En contraste, sólo 36 por ciento de los brasileños y 32 por ciento de los guatemaltecos pudieron enviar el mismo monto en sus remesas.
Sin embargo, otro indicador donde los mexicanos superaron también al resto de los migrantes latinoamericanos se refiere a la ayuda legal, de algún programa gubernamental e incluso de instituciones políticas y religiosas a las que han tenido que recurrir a partir de la recesión.
Así, 49 por ciento de los mexicanos declararon haber “buscado ayuda legal o financiera privada para enfrentar mis problemas”, lo que representa casi el doble del promedio regional, ubicado en 26 por ciento, mientras otro 47 por ciento solicitó ayuda a algún programa gubernamental.
La encuesta fue aplicada entre migrantes de nueve países latinoamericanos –México, República Dominicana, El Salvador, Guatemala, Bolivia, Ecuador, Brasil, Colombia y Cuba–, radicados en seis ciudades de Estados Unidos, como parte de una investigación del BID sobre el efecto de la crisis económica sobre las remesas hacia América Latina y el Caribe.
El organismo cuestionó a los migrantes sobre lo que consideran que ha sido “lo más difícil de esta crisis”, los gastos que han tenido que limitar, las medidas financieras que han tomado para enfrentarla y hasta la manera en que ha afectado el “clima de opinión hacia los migrantes”.
En el caso de los mexicanos, sólo 3 por ciento de los encuestados declaró haber perdido el empleo desde el año pasado, pero el temor a quedar desempleado y trabajar menos horas que antes fueron considerados por 26 y 28 por ciento, respectivamente, como “lo más difícil de la crisis”, cifras que superan ligeramente a la media regional.
En tanto que la tercera parte redujo o moderó sus gastos y 25 por ciento ha tenido que buscar un segundo trabajo.
En cuanto al clima de opinión hacia los trabajadores de otros países, 76 por ciento de los migrantes mexicanos considera que la situación se ha vuelto más “dura” porque “hay y habrá menos trabajo”, seguido de un 14 por ciento que señala que “nos echan la culpa de la crisis”, porcentajes también por arriba del promedio regional.
El promedio de años de residencia de los migrantes mexicanos en Estados Unidos se ubicó en 10 años, 62 por ciento declaró no tener papeles e igual porcentaje dijo vivir en pareja. El 38 por ciento aseguró tener hijos en Estados Unidos y otro 31 por ciento en México.
La mayoría pretende quedarse a vivir en Estados Unidos hasta el año 2013, pero sólo 48 por ciento seguirá enviando remesas hacia México durante los siguientes tres años; 19 por ciento lo hará entre cuatro y seis años; otro 18 por ciento menos de un año y 14 por ciento por más de seis años (el promedio regional para este último caso se ubica en 33 por ciento).
Llama la atención que entre los migrantes mexicanos encuestados por el BID 48 por ciento declaró tener cuenta de cheques y 31 por ciento admitió tener cuenta de ahorros, aunque tales cifras distan mucho de 66 y 51 por ciento, respectivamente, que se registra a nivel regional.
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